Kaká, de modelo de conducta a 'chico malo'
Cuartos de Final · Brasil
El madridista es el jugador más amonestado de Brasil y se podría perder las semifinales si ve una amarilla ante Holanda.
Tres tarjetas amarillas, dos de ellas en el mismo partido, lo que supuso una expulsión: el brasileño Kaká, fiel de la Iglesia Pentecostal Renacer en Cristo y considerado siempre como un modelo de conducta, parece haberse convertido en un chico malo en el Mundial de Sudáfrica.
La acumulación de amonestaciones por la principal figura de la verdeamarela ya preocupa al técnico Carlos Dunga, quien teme perder a Kaká para las semifinales, en caso de que Brasil logre su pase en el choque del viernes contra Holanda y el mediapunta del Real Madrid vuelva a ver una tarjeta amarilla.
"Es un problema, en efecto. Yo no quiero que Kaká quede suspendido. Se castiga a los jugadores técnicos y las faltas cometidas no se castigan. Esto es lamentable", afirmó el entrenador.
El mediapunta es muy consciente de la espada que pende sobre su cabeza tras la tarjeta amarilla recibida el lunes por una falta practicada sobre el delantero chileno Arturo Vidal antes de cumplirse media hora de partido.
"Fue mi primera falta en el partido, no hubo maldad, fue una falta normal de juego", lamentó el madridista, quien, sin embargo, admitió que lo ocurrido lo obliga a cuidarse en el partido de cuartos ante Holanda, ya que una nueva amarilla significa perder el decisivo choque siguiente, en caso de que Brasil logre superar al cuadro naranja y meterse en las semifinales del Mundial.
"Ahora tendré que cuidarme en el próximo partido contra Holanda. Nadie quiere quedarse fuera en la semifinal", afirmó Kaká, quien recordó que a partir de semifinales "se limpian" todas las tarjetas recibidas en partidos anteriores.
Las sanciones disciplinarias son una novedad en la carrera de Kaká. Antes de la tarjeta roja recibida en el partido contra Costa de Marfil, sólo había sido expulsado de la cancha en dos ocasiones, al inicio de su carrera, cuando todavía jugaba en Brasil.
A lo largo de su trayectoria, el profundamente religioso Kaká marcó diferencias con sus compatriotas y con otros ídolos del fútbol mundial. Se casó joven y virgen con su novia desde la adolescencia, Caroline Celicco, con quien tiene un hijo, Luca, de dos años de edad.
Nunca le interesó el guión noche-discotecas-sexo casual seguido por tantos de sus colegas.
"Yo trato de relajarme lo máximo que puedo, y lo hago con mi familia", respondió cuando le preguntaron qué hacía en su tiempo libre.
Kaká atribuye a su religiosidad su capacidad de conciliar armónicamente las condiciones de ídolo del deporte y de padre de familia sin dejarse "marear" por los millones de dólares que ha acumulado a lo largo de su carrera: "Yo tengo mis valores bíblicos, y los pongo por encima de todas las cosas. En mi escala de valores, el dinero no es prioridad".
La imagen de niño bueno de Kaká está tan consolidada que la serie de sanciones disciplinarias que sufre en Sudáfrica generó sorpresa entre los brasileños, que, sin embargo, recibieron la novedad con humor, y divulgaron por Internet los Kaká bad boy facts Kaká bad boy facts (hechos del el Kaká niño malo), una lista de las "crueldades" practicadas por el jugador.
"Kaká una vez pisó a una hormiga, que se murió". "Kaká una vez miró las piernas de una mujer en la calle". "Kaká lavó la ropa blanca junto con la ropa colorida. Y a propósito", son algunos de los hechos descritos en la lista.
Pero para el seleccionador brasileño, que tiene en Kaká a su única superestrella en el Mundial, no hay razones para risas, sino para preocupación.
"Vamos a hablar de esto con Kaká, porque le concierne", dijo Dunga al admitir que insistirá a Kaká para que haga todo lo necesario para no recibir una cuarta tarjeta amarilla el viernes en el choque contra Holanda.
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