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Parece el momento idóneo

  • El Sevilla de Emery busca la hazaña de ganar en el Bernabéu aprovechando la languidez liguera de un Madrid con la mente en el United. Spahic llega a tiempo; Xabi Alonso, no.

El Sevilla de Unai Emery afronta un nuevo reto, otra misión imposible. Quizás sea la más difícil que ha tenido hasta ahora, incluso superior en dificultad que la de sacar un buen resultado del Vicente Calderón en la ida de las semifinales de Copa, algo en lo que pocos creían, porque se trata nada más y nada menos que de intentar pescar en el río revuelto del Santiago Bernabéu. Es algo que muchos equipos han intentando en otras muchas ocasiones y al final se han dado de bruces con la realidad. El Madrid es mucha tela cuando juega en Chamartín, en cualquier circunstancia. Sin embargo, allá que van los sevillistas, con la ilusión intacta y la sensación de que parece el momento idóneo para dar el zarpazo junto a la Castellana.

Sólo hay que echar un vistazo a las estadísticas históricas para cerciorarse de la épica aventura a la que se apresta este equipo redivivo de la mano del entrenador de Fuenterrabía. En las 69 visitas que ha realizado el Sevilla a lo largo de su historia al Madrid en la Liga sólo ha logrado ganar allí en ocho ocasiones, nueve si se incluye la recordada vuelta de la Supercopa de España, el último partido glorioso de la era de Juande Ramos. Dos de esas ocho veces que el Sevilla hizo hincar la rodilla a los merengues en su feudo son ciertamente recientes y ambas acaecieron poco antes de Navidad. Lo lograron los equipos de Caparrós, en diciembre e 2004, y de Jiménez, en diciembre de 2008. Por pura cábala estadística y siguiendo la tradición del siglo XXI, a los blanquirrojos les toca cantar bingo de nuevo, pero enfrente estará el poderoso Madrid de Mourinho, con todo lo que implica.

El resquicio que busca en esta ocasión el Sevilla es la languidez liguera de este equipo de superestrellas. Estando a 16 puntos nada menos del Barcelona, el único prurito que le queda en la Liga al Real Madrid es dar alcance al menos a su rival doméstico, un Atlético que lo aventaja en 7 puntos. Pero incluso este acicate se antoja demasiado magro para un depredador de la enjundia del Madrid.

En Chamartín están mucho más preocupados por la cita del próximo miércoles, en la que el Manchester United visita el Bernabéu en la ida de los octavos de final de la Champions, que sí se presenta como un objetivo ineludible por aquellos lares. Pero todo eso es a priori. Cuando sean las diez de la noche y truene la voz de Plácido Domingo por los altavoces del Bernabéu todo esto será prosa barata. La realidad sólo atenderá al balón y sus circunstancias.

El capítulo de bajas está repartido. Emery no podrá repetir su equipo de gala, ese que continúa creciendo en fútbol, confianza e ilusión desde que se hiciera con el mando a mediados de enero. Rakitic no estará como tampoco podrán comparecer los lesionados Cicinho y Palop. Todo indica que la principal baja, la del suizo-croata, será suplida con un medio centro, Maduro, para crear una doble línea defensiva sobre la que pertrecharse ante el potente ataque madridista, que pierde vatios cuando se lo espera guarecido sin darle pie a su letal y vertical contragolpe. Con Coke por Cicinho y Spahic recuperado tras su cita con Bosnia, Maduro, Medel y Kondogbia serán los encargados de la zapa para que el Madrid llegue a trompicones a la zona de peligro. Arriba, Jesús Navas, Reyes y Negredo deben andar con el punto de eficacia en su mejor calibre. Es la única manera de hincarle el diente a un Real Madrid que presenta alguna que otra duda.

Mourinho, que posibilitará el primer duelo de Diego López con sus excompañeros, despejó en la tarde de ayer una de esas dudas. Xabi Alonso no se recuperó de sus molestias de pubis y Modric o Essien ocuparán su lugar. La gran incógnita es si Cristiano Ronaldo jugará, teniendo en cuenta el esfuerzo para su tobillo con Portugal y la visita del Manchester United. Todo dependerá de cómo reparta esfuerzos Mourinho ante la cita de Champions. Pero hoy es Liga y el Sevilla afronta un reto que ya intentó muchas veces y consiguió muy pocas. ¿Será hoy otra excepción?

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