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Diez años después...

  • El Sevilla quiere convertirse en el primer equipo que disputa tres finales seguidas de la Liga Europa. Emery y los suyos transmiten ilusión antes de afrontar al peligroso Shakhtar.

El Sevilla no deja de asumir nuevos retos. Diez años después de haber tocado la gloria con la conquista de su primera Liga Europa, aquella que siempre será recordada por el gol de Puerta y por la exhibición contra el Middlesbrough en la final, la entidad radicada en Nervión no cesa en su afán de seguir subiendo escalones en la escalera del éxito. Ahora se trata de meterse por tercer año consecutivo en la final de la segunda competición continental, algo que, de momento, no ha hecho ni un solo equipo. El último obstáculo para ello será el Shakhtar, equipo con sede en Donetsk y que disputa sus partidos como local en la otra punta de Ucrania, concretamente en Lviv, Leópolis si lo prefieren los amantes de los nombres más antiguos. No será nada fácil, pero es tanta la ilusión que transmiten tanto Unai Emery como los miembros de su plantilla que nada parece imposible para el Sevilla, Sevilla Fútbol Club en esa nomenclatura completa que tanta gloria le ha dado en la última década a España, Andalucía y la propia ciudad donde está radicado el club del barrio de Nervión.

Pero aún falta ese último peldaño para llegar hasta la final de Basilea y el Sevilla, fiel a su filosofía de no vender el oso antes de cazarlo, le otorga mucho valor al rival como mejor método para saltar al césped del Lviv Arena con la concentración por las nubes. Nada de oír a quienes le restan valor deportivo al Shakhtar sin ni siquiera haber visionado un partido del equipo que representa a la región más separatista de Ucrania. El cuadro naranja y negro, y así lo valoran desde Emery al último integrante de su cuerpo técnico, incluido Monchi como director deportivo, tiene una excelente plantilla y lo ha demostrado en las eliminatorias que ha ido superando. Es cierto que incluso han superado al Sevilla en la factura de las multimillonarias ventas que han realizado en los últimos años, pero en el cuadro de futbolistas a disposición del veterano Mircea Lucescu sigue habiendo jugadores con mucha calidad.

Al respecto, una de las cosas que más llaman la atención tanto a Emery como a Monchi es el nivel parejo de sus brasileños, siempre medio-alto, fruto, sin duda, de las fuertes inversiones económicas realizadas por el magnate Rinat Akhmetov. Por ejemplo, se habla bien del lateral izquierdo Ismaily por su capacidad de golpeo del balón, de la profundidad del veterano lateral derecho Srna, del poderío de los pivotes Malyshev y Stepanenko, y de la línea de mediapuntas que integran habitualmente Taison, Kovalenko y Marlos o Dentinho. Son múltiples los peligros de este Shakhtar y en el Sevilla son bastante conscientes de ello.

Conocer la dificultad de la escalada tal vez sea la mejor manera de afrontar la montaña y de poder hacer cumbre. Por ello, en este Sevilla que aguarda desde el martes en Lviv, incluso antes de que arribara el Shakhtar procedente de Kiev, algo que hizo ayer, se estima que será complicado, pero nadie, absolutamente nadie, piensa que será imposible.

El primero de ellos era un Emery que salía de una reunión con su numeroso cuerpo técnico bien tempranito y lo hacía con una sonrisa en la cara, con ganas de bromear incluso con los periodistas con los que se cruzaba en el camino, incluido este enviado especial, y con unas prisas enormes por seguir empapándose de detalles acerca del Shakhtar "para poder superarlo". Era el comentario del técnico en un tono distendido en la planta segunda del hotel Dnister, justo al lado del salón de los desayunos del recinto en el que aguardan los sevillistas casi con ansiedad este duelo con el cuadro ucraniano. Emery no deja nada al azar y trata de tener todos los cabos bien atados antes de que den comienzo los encuentros.

No es extraño, pues, que el balance del vasco en las eliminatorias a doble partido sea tan avasallador y ahora sabe que para superar a este Shakhtar será necesaria una buena puesta en escena en Lviv. El modelo, por mucho que los resultados fuera de casa de los sevillistas hayan sido paupérrimos, no puede estar más cercano. Hay que retrotraerse a hace tres semanas, donde el nuevo San Mamés acogió la mejor exhibición de poderío de este Sevilla 2015-16 como forastero. Ése es el camino marcado para que todo quede bastante encauzado en la ida de las semifinales con vistas a lo que sucederá siete días después en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

El entrenador vasco sabe que no hay un mañana, que es sólo hoy y nada más que hoy, por lo que no se ha guardado absolutamente nada a la hora de realizar la convocatoria. Todos los futbolistas principales con problemas musculares se montaban al avión el martes en San Pablo y todos tienen posibilidades de ser alineados en el equipo titular para esta ida de las semifinales. Emery es consciente de que ha llegado la hora de la verdad y no se va a guardar absolutamente nada a la hora de elegir a sus mejores elementos. Sólo Vitolo está un poco más entre algodones, pero es más que nada por el tiempo previsto de recuperación que indican los cánones para el tipo de lesión que ha padecido, aunque sus sensaciones no pueden ser mejores y el futbolista ya se ha puesto a la entera disposición de su entrenador.

Una vez que están todos recuperados para afrontar esta cita con el Shakhtar, llega la hora en la que Emery debe barajar las cartas para poner sobre el cuidado césped del moderno Lviv Arena a sus mejores naipes. Para empezar, existe la duda en la portería, pues Sergio Rico ha recuperado sus buenas sensaciones, aunque Emery reforzó a David Soria en la rueda de prensa. Después parece que Coke, que fue suplente ante el Betis, será el lateral derecho con los franceses Rami, Kolodziejczak y Tremoulinas en el resto de la zaga. El triángulo N'Zonzi, Krychowiak, Banega es una garantía tanto de equilibrio como de mando y salida del balón en el centro del campo. Con Gameiro como delantero indiscutible, las incógnitas estarían en las dos bandas. Si Vitolo está en condiciones, jugará, mientras que el subidón anímico de Konoplyanka por estar en su país y por ser tratado con la condición de mito parece que juega en favor del esperado extremo ucraniano. Emery no lo dice, pero está deseando que destape el tarro de las esencias y que convierta en efectivo todo lo efectista que apunta.

Ésas son las mejores armas de este Sevilla y con ellas afrontará el desafío de estar en su tercera final consecutiva de la Liga Europa. Lo hará, además, en unas condiciones climatológicas agradables por mucho que se espere en torno a cuatro grados a la hora de que el polaco Marciniak ordene el comienzo del juego a las 22:05 hora ucraniana, 21:05 para los sevillistas que seguirán a su equipo desde su ciudad. Por cierto, algunos en la expedición echaron de menos una despedida al equipo en San Pablo como la que tuvo lugar hace un año antes de volar hacia San Petersburgo. Pero ni siquiera esto merma el ánimo de un Sevilla que ejerce a la perfección como campeón y que busca otra final diez años después de aquella que consiguió con un gol de Puerta. ¿Recuerdan? Pues desde entonces todo fue plata... y gloria.

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