El coraje y el error de planteamiento
Deportivo | sevilla · informe técnico
La puesta en escena con un motor limitado con Fazio y Renato se unió a la distancia entre líneas del 4-4-2 para facilitar la superioridad numérica a un rival con zaga de tres · La roja a Palop despertó la reacción.
Las sensaciones que deparó el final del encuentro en Riazor no deben nublar el análisis frío de lo que es un planteamiento táctico de un partido, incluyéndose en el mismo tanto el inicial, el que un entrenador idea en la pizarra, como el desarrollo del mismo, es decir, el que demandan las variables que se van produciendo con el transcurrir de los minutos.
El Sevilla empató un partido que pudo -y debió- ganar por unir rabia y coraje a la calidad de dos o tres piezas puntuales, lo que le ha permitido en otras ocasiones remontar situaciones muy difíciles con el resultado en contra. Pero también fue un partido que pudo perder por su planteamiento inicial, porque regaló un tiempo entero al Deportivo cuando no está en la Liga en disposición de ello. Anoche era muy discutible reservar a tantos titulares fijos, no sólo los tres que se quedaron en Sevilla, por pensar en la vuelta de unas semifinales de Copa en el Bernabéu que lleva en desventaja en el marcador y en muchas cosas más...
Tirando de manual, Manzano cometió dos errores garrafales en su idea de salida que merecerían un suspenso en cualquier examen práctico del curso de entrenadores en el que él mismo fue profesor. Dejar sentado a Zokora para darle el eje a una pareja con un motor tan limitado como la que formaban Fazio y Renato, sobre todo el primero, no puede ser jamás compatible con ese 4-4-2 que deja tantos metros entre las líneas y -y ahí entra el segundo y más grave error- contra un rival que dispone defensa de tres, el mejor sistema en teoría para crear superioridad numérica en el centro del campo.
Defensa
Fazio nunca se colocó bien y arrastró a Renato, provocando el desajuste en el centro y que se iba reflejando en los costados. Cáceres no sabía si atacar al interior (Míchel) o al carrilero (Manuel Pablo) y tres cuartos de lo mismo le pasaba a Dabo con Adrián y Laure.
Aunque pueda parecer mentira, el reajuste tuvo que llegar cuando se produjo la expulsión de Palop y el Sevilla se quedó con diez. Zokora, que además jugó unos metritos más adelantado que Renato (al contrario de lo habitual y donde sería mucho más productivo), empujó al once rojo a sacudirse el dominio gallego y a sentirse más cómodo.
Ataque
La conexión era imposible en la primera mitad porque el Sevilla, sin Kanoute ni Romaric, no tenía en el campo futbolistas que supieran mantener el balón. Renato estaba muy lejos, el equipo muy estirado en 4-4-2 y los delanteros muy aislados. Sólo Capel intentaba conducciones hacia ninguna parte y las posesiones eran mínimas.
En la segunda mitad, Manzano mandó a Fazio a desfondarse arriba -otro que ayudaría más cerca del área contraria que de la propia-, pero fue cuando Negredo se fue a partir desde la izquierda cuando el Sevilla creyó que podía meterse en el partido.
Virtudes
Otra vez la raza. Como en Anoeta, como en la Copa ante el Málaga... La calidad también ayuda a, en cuanto se estira arriba, asustar al rival de turno y a aspirar al triunfo por muy mal que pinte la cosa.
Talón de aquiles
El Sevilla tuvo casi siempre perdido el centro del campo. Manzano, aparte de fiar la titularidad a un jugador sin rodaje que además es diésel como Fazio, no lo arropó lo suficiente. Quizá prescindiendo de un delantero o de un extremo...
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