Lo suele repetir Unai Emery en cada una de sus comparecencias previas al partido del fin de semana: la Liga es el pan de cada día, la que da y quita y permite pasear el palmito de tricampeón por Europa. El Sevilla sigue muy vivo en la Liga, por mucho que el Valencia se le haya marchado por arriba a siete puntos de distancia. Por delante hay aún 13 jornadas, es decir, 39 puntos en juego, y precisamente este fin de semana se le presenta al equipo de Emery una ocasión propicia para intentar meterle presión al Valencia y amedrentarlo, bajarlo de su actual pedestal de seguridad. Para ello, obviamente, debe ganar en Riazor. No le queda otra a este equipo que ha hecho de la exigencia el pan de cada día.

Lo del jueves en El Madrigal queda en un segundo o tercer plano. El Sevilla debe concentrar todas sus energías, lo mejor de sí mismo, eso que sacó en el Borussia Park, por ejemplo, para traerse los tres puntos de la casa de otro que también vive la rutina diaria de la necesidad, aunque de un carácter muy distinto. El Deportivo, otrora envidiado por sus éxitos en el fútbol español, vive horas de zozobra y también saldrá a todo trapo para alejarse de la zona baja. La empresa no es fácil.

Ganar hoy a este equipo que adiestra un viejo conocido como Víctor Fernández sin mirar al jueves es la pretensión con la que aterrizó ayer el Sevilla en La Coruña. Entre otras cosas porque el Valencia visita mañana el Vicente Calderón y podría dejar de sumar esta jornada. La combinación de ambos supuestos colocaría el cuarto puesto a sólo cuatro puntos con 36 por delante, todo un mundo por mucho que el rival por esa posición no juegue entre semana y esté rindiendo con un alto nivel de fiabilidad.

El partido, en sábado y a las cuatro de la tarde, deja bastante margen de distancia con la ida de los octavos de final de la Liga Europa, caso distinto al del próximo domingo ante el Elche a mediodía, otra vez a mediodía tras una cita europea. Y esos cinco días de distancia entre hoy y el jueves permitirán a Emery tirar de lo mejor de que dispone, dependiendo de las condiciones físicas de sus futbolistas. Por ejemplo, Pareja y Iago Aspas se montaron en el avión entre los 20 jugadores que se llevó el técnico, pero eso no garantiza que estén en la lista definitiva de 18, sobre todo en el caso del central, que no ha dejado de tener problemas físicos en los dos últimos meses y, aunque parece curado de la última incidencia muscular, podría sufrir una recaída, otra más, justo antes de la cita en Villarreal, donde no se sabe aún si podrá estar Carriço.

Emery tendrá más información sobre el verdadero estado de sus centrales titulares y compondrá hoy un equipo que, en la línea defensiva, sí estará condicionado por la cita europea. Pero de mediocampo adelante, el Sevilla tiene múltiples variantes y todo un arsenal para asustar sólo con asomar por la bocana de vestuarios a este necesitado Deportivo.

Incluso puede repetir el once titular que tan bien compitió ante el Atlético. O apostar por ese otro once que dispuso cuando, viendo el agujero que asomaba en la derecha, sacó a Mbia y Reyes por Coke y Arribas, con lo que Aleix Vidal y Krychowiak retrasaron sus respectivas posiciones. Todo es posible.

Dar con el once que sacará Emery de entre su listado de 20 jugadores es tan difícil que incluso la mayoría de éstos no lo sabrán hasta momentos antes del pleito. Sea cual fuere, no debe olvidar el Sevilla que el Deportivo querrá resarcir a su afición del disgusto en el derbi gallego (0-2). En casa, el equipo de Víctor está presentando una tremenda irregularidad. Y el Sevilla ha perdido la solvencia a domicilio que mostró en 2014. Mönchengladbach sirvió para cambiar esa negativa tendencia y recordar hoy que aquella intensidad y compromiso serían clave para responder a la alta exigencia, ese pan nuestro de cada día.