Feria es un nombre de mujer

La Feria es una exaltación de la amistad. Y de la belleza. Y, por supuesto, del amor. Es una especie de torre de Babel donde, al contrario de la bíblica, a pesar de las diferencias de sus habitantes, todos nos entendemos. ¿El secreto? Muy sencillo: abandonar durante unos días, unas horas, unos instantes mágicos, lo mucho que nos separa y potenciar eso que une a los seres humanos de cualquier condición, origen, edad o sexo y que es, en realidad, lo que de veras importa: las ganas de vivir, de ilusionarse, de disfrutar nuestro fugaz paso por este mundo. Unos sentimientos que se refuerzan ante los expresivos ojos de mujeres tan bellas como Joana Jiménez. Bella por fuera.. . y bella por dentro. La cantante, a pesar de la dura promoción que está realizando para lanzar, a nivel nacional, su nuevo disco, no puede faltar a un encuentro con un real al que acudió junto a su marido y a su hijo, dos columnas vertebrales para esta paisana poseedora de una voz capaz de todo y una imagen, fresca y cercana, que seguro hubiera hecho las delicias del legendario Julio Romero de Torres, pintor de las morenas andaluzas.

Dicho cordobés, de igual forma, hubiera caído rendido a los pies de Eva González, quien, tras pasar por la peluquería de Paco Cerrato -en la que se hizo el estupendo look que vemos en la foto-, fue recogida en coche por su pareja, Cayetano Rivera, uno de los toreros más atractivos de nuestro país al que, posteriormente, jalearon a su paso las sevillanas con los vítores de "¡Guapo, guapo!". Después de que, el miércoles, sus amigas Elisabeth Reyes y María José Suárez -ayer por la tarde en los toros-, lucieran palmito por el albero, la novia del mencionado Cayetano, coincidió con la también citada Joana Jiménez tanto en la elección de Pilar Vera como diseñadora de los favorecedores trajes de ambas como en el rojo para el color de los vestidos, las flores y hasta el color de los labios. Pasión en estado puro.

Más discreta, de negro -aunque con detalles también, como el mantoncillo, en rojo-, María del Monte convocó a mediodía a la prensa para, en su caseta de Costillares, celebrar un cincuenta aniversario del que, desde luego, puede presumir. Igualmente espléndida, Lalo Tejada posó frente a la portada con una maravillosa creación de Pablo Vera a través de la que se rendía un claro homenaje a los mantones de Manila los cuales, ya aprovecho para comentarlo, son una prenda que, de nuevo, parece estar recuperándose entre el colectivo femenino. La bailaora, en plenos ensayos de un espectáculo de Salvador Távora de corte muy taurino, tiene una agenda ferial de órdago pero ella, energía en estado puro, puede con eso y con más...

Claro que, si hablamos de compromisos, por un lado, y de vitalidad, por otro, de inmediato me viene a la cabeza mi querida Carmen Lomana que, al mediodía, llegaba a la ciudad hispalense en el mismo AVE que Inés Sastre -ésta invitada por José Antonio Ruiz Berdejo, hijo de Clelia Muchetti, esposa del cónsul de Italia-, con ganas las dos de sumergirse en una ciudad que es casi ya como la suya propia y donde, la primera, asistió a ese mano a mano en la Maestranza de Morante y José María Manzanares. Una esperada corrida en la que se congregaron muchos conocidos y de la que, cómo no, les informamos dentro de una actualidad marcada, en esta ocasión, por farolillos y casetas, sevillanas y manzanilla. Todo lo que conforma esta fiesta para los cinco sentidos dentro de la que hoy toca, entre otras tareas, localizar a Antonia Dell'Atte. Ténganlo en cuenta porque se agradecen todas las pistas posibles...