¿Las procesionarias son peligrosas para gatos? Esto es lo que debes saber

Mascotas

¿Las procesionarias son peligrosas para gatos? Esto es lo que debes saber / Europa Press
Raquel Narbona Valiente

Sevilla, 07 de marzo 2025 - 07:00

La oruga procesionaria es una plaga de orugas que se encuentran principalmente en las zonas donde hay árboles de pino y climas templados. Su nombre se debe a la forma en que se desplazan en fila, como imitando una procesión. Es bien conocido el peligro que representan para los perros, pero también es importante saber que los gatos también pueden verse afectados al entrar en contacto con estas orugas, aunque en menor medida porque suelen ser animales más cautelosos que los perros.

La procesionaria es una oruga llena de pelos urticantes que tienen una toxina llamada thaumetopoeina. Estos pelos pueden soltarte y flotar en el aire, afectando no solo a los animales que las toquen, sino también a los que simplemente inhalen el aire contaminado. Esta oruga pasa el invierno en nidos construidos en las copas de los pinos y cuando bajan al suelo en primavera para enterrarse y completar su ciclo vital, aumenta el riesgo de contacto con mascotas y humanos.

¿Cómo puede afectar la procesionaria a los gatos?

Aunque los gatos son más cautos que los perros, su naturaleza curiosa puede llevarlos a acercarse, o incluso tocar con la pata, a estas orugas. El contacto con los pelos urticantes puede provocar reacciones alérgicas serias y problemas de salud.

Los síntomas más comunes tras el contacto con una procesionaria incluyen la salivación excesiva cuando se irrita la boca y lengua; inflamación de la lengua y labios; vómitos; dificultad respiratoria; lesiones en la piel, si se toca la oruga con otras partes del cuerpo; y por último fiebre por la reacción inflamatoria generalizada. En casos graves, la toxina puede causar necrosis (muerte del tejido) en la lengua o labios, lo que representa una emergencia veterinaria.

¿Qué hacer si tu gato entra toca una procesionaria?

A pesar de que la procesionaria afecta tanto a perros como a gatos, hay algunas diferencias. Lo primero es que los perros suelen ser estar más expuestos porque suelen ir a olisquear y morder las orugas, lo que les expone a una intoxicación más grave. Los gatos, por su lao, son más cautelosos y suelen tocar con la pata antes de intentar morder o lamer, lo que reduce el riesgo de intoxicación grave. La mayoría de los gatos domésticos viven en interiores, lo que disminuye su exposición directa a esta plaga.

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