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Un aire inglés | Crítica

Regreso a Albión

  • Con la recopilación de sus artículos consagrados a la materia de Gran Bretaña, Ignacio Peyró ha complementado el memorable diccionario sentimental que dedicó a la cultura inglesa

Ignacio Peyró (Madrid, 1980).

Ignacio Peyró (Madrid, 1980). / Rita Álvarez Tudela

Justamente considerado como uno de los mejores prosistas de su generación, Ignacio Peyró ha recorrido en muy poco tiempo el camino que lleva de las páginas efímeras de los diarios al ensayismo de calidad, acogido a numerosos referentes foráneos –él mismo ha calificado su anglofilia como pretexto– pero sólidamente anclado en la tradición española. En este sentido, su ágil escritura se muestra deudora de autores con los que comparte un estilo elegante, bienhumorado y amable en el mejor de los sentidos, es decir el que combina la ironía, la benevolencia y una mirada agradecida, propicia a la celebración y a la vez consciente de lo que toda celebración tiene de elegía. Lo vemos en todos sus libros y de nuevo en estos "ensayos hispano-británicos" donde Peyró ha reunido artículos anteriores y posteriores (2008-2021) a la aplaudida aparición de Pompa y circunstancia (2014), el extenso y memorable Diccionario sentimental, ahora reeditado, con el que inició su andadura. Como entonces, el ensayista ciñe su contenido a una cierta idea de lo británico, de expresa filiación conservadora, que si bien nace del imaginario insular extiende su significación más allá del ámbito original, puesto que se presenta y homenajea como una forma de civilización admirable, en parte desaparecida.

Algo de la vieja mentalidad subsiste, el apego al pasado y una idea de continuidad casi religiosa

Hay en la recopilación textos espléndidos y otros, aunque valiosos, más circunstanciales o menos perdurables, pero en general vale para el conjunto lo que el propio Peyró afirma de los artículos de Augusto Assía, esto es, que nacieron como periodismo –o también en forma de prólogos o conferencias– y nos llegan ahora como literatura. El profundo conocimiento, la inteligencia analítica y la limpia prosa del ensayista brillan en las secciones dedicadas a artistas, escritores y estetas, entre ellos William Morris, Kipling, Galsworthy, Turner o Lord Leighton. Dos autores españoles, representantes de la tradición antedicha, el mencionado Assía y Josep Pla, son abordados en piezas magistrales que dicen mucho del modo en que Peyró concibe la anglofilia y de una perspectiva que no pierde de vista su nacionalidad, presente en una sección donde entre otros asuntos se aborda la "hispanomanía". Leemos del croquet, de las salsas, de la invención de la Navidad o de dos excelentes autores de Nueva Inglaterra, Edith Wharton y Louis Auchincloss, pero como en Pompa y circunstancia el denominador común apunta a la nostalgia de un mundo añejo y contradictorio que se recrea en su vertiente más luminosa. El modelo caballeresco del gentleman, la cultura de raigambre clásica, el gusto por la extravagancia dentro de un orden, la vida tradicional de las casas de campo, muchos de los rasgos que conforman la mitificada identidad británica hace tiempo que están en decadencia –la constatación ha dado lugar a una "declinología" en torno al finis Britanniae– y el país tiene ya poco que ver, en bastantes sentidos para bien, con el utópico de la Merry England anterior a la industrialización o el bien real de la edad del Imperio, pero algo de la vieja mentalidad subsiste, en particular el fuerte apego al pasado y una idea de continuidad casi religiosa.

El aquí descrito es un conservadurismo exigente en lo moral, en lo estético y en lo intelectual

En el plano político, Peyró traza una "cartografía" del torismo donde desarrolla las bases de una cosmovisión menos relacionada con la doctrina, nos dice, que definida por un temperamento. Especialmente lúcido es el ensayo dedicado a la insospechada actualidad de Edmund Burke, referencia mayor de un linaje en el que se inscriben las aportaciones de otros pensadores, todos ellos citados y comentados, como Michael Oakeshott, Walter Bagehot o Roger Scruton, a quien dedica un emocionante obituario. El amor a las libertades, el respeto y aun el culto de los valores heredados, la renuencia a los discursos ideológicos, la flexibilidad adaptada a las circunstancias o el "digno uso" de la institución monárquica, que merece una sección entera, serían los aspectos consustanciales al "partido de la nación", que dio grandes hombres de Estado como Disraeli o Churchill y no vive desde luego sus mejores horas. Peyró no ejerce como estricto propagandista, pero sabe bien lo que defiende. El aquí descrito es un conservadurismo exigente en lo moral, en lo estético y en lo intelectual, que se ejerce desde el sentido del deber y con amplitud de miras, muestra su escepticismo respecto de las promesas irrealizables y hace gala de un ethos orgulloso e incompatible con la servidumbre.

Fragmento de la foto que ilustra la cubierta, tomada en el Northern Counties Club de Newcastle. Fragmento de la foto que ilustra la cubierta, tomada en el Northern Counties Club de Newcastle.

Fragmento de la foto que ilustra la cubierta, tomada en el Northern Counties Club de Newcastle.

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