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Flamenco

'Yo, Carmen': cómo se baila la verdad

  • María Pagés lleva hoy al Maestranza su defensa de las mujeres reales

Una imagen de 'Yo, Carmen', la producción con la que María Pagés regresa a su ciudad natal.

Una imagen de 'Yo, Carmen', la producción con la que María Pagés regresa a su ciudad natal. / David Ruano

María Pagés (Sevilla, 1963) regresa hoy a su ciudad natal para compartir con el público del Maestranza Yo, Carmen, un espectáculo que deja atrás la figura que inmortalizaron Mérimée y Bizet y propone una mirada, lejos de los estereotipos, a la situación de la mujer en la actualidad. La obra se estrenó en 2014 –se programó en la Bienal de Sevilla de 2016–, y desde entonces la intérprete, merecedora del Premio Nacional de Danza, ha contado en varias ocasiones cómo descartaba la idea cada vez que le sugerían que ella, sevillana y bailaora, tenía que llevar a escena a la mítica cigarrera. Aunque el personaje no le era ajeno –había trabajado en un montaje de Carmen con Antonio Gades– el material no le resultaba inspirador: aquella historia respondía a la fantasía de un hombre, y Pagés quería hablar de la mujer real, no seguir reforzando los estereotipos.

Desde este enfoque, como un "contrapunto" a esa leyenda, concibió Yo, Carmen, con la intención de retratar a mujeres de carne y hueso. Ya no es Don José quien cuenta el relato, sino su protagonista, que no es esa joven de espíritu inflamable que pagará el precio de su libertad, sino una mujer ya en la cincuentena que sabe quién es y se acepta."Ser mujer es vivir, vivir de verdad", proclama en un momento de la obra la bailaora, tras un tanguillo en el que reivindica su "barriguita" y sus patas de gallo "de tanto reír... y de tanto llorar". Porque los clichés siguen cercando el mundo femenino hoy: las revistas y las televisiones imponen que ellas deben estar delgadas, perfectas y triunfar en el trabajo pero sin dejar de atender –en otro pasaje Pagés y su compañía bailan con escobas y plumeros– las tareas del hogar.

"Queríamos definir a la mujer a partir de ella, de cómo es, cómo piensa, cuáles son sus deseos, sus fortalezas, sus fragilidades... Lo que realmente es, no lo que se ha inventado de ella", detallaba la coreógrafa a este periódico, hace un par de años, en el Flamenco Festival de Londres, donde presentó esta producción.

Para esta obra, cuya dramaturgia firma el escritor El Arbi El Harti, Pagés se documentó conversando con mujeres de los distintos países que visitaba en sus giras. "Y todas ellas desean la igualdad, tener un papel ecuánime en la sociedad", comenta la bailaora. La sevillana, que siempre ha dado relevancia a la palabra y a la poesía en sus propuestas, se inspira aquí en textos de María Zambrano, Marguerite Yourcenar, Margaret Atwood, Widdad Benmoussa o Akiko Yosano. "Durante siglos se le negó a la mujer el derecho a aprender a leer y a escribir", apunta Pagés, "y quisimos que en este espectáculo estuvieran presentes autoras que sí han podido expresar sus anhelos y deseos".

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