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Esperando las elecciones andaluzas... como a Godot

Pedro Sánchez, Juan Espadas y María Jesús Montero.

Pedro Sánchez, Juan Espadas y María Jesús Montero. / José Manuel Pedrosa, EFE

Con las elecciones andaluzas sucede como con aquella obra pasmosa de Samuel Beckett: dos personajes esperan a un hombre llamado Godot en un cruce, y toda la obra es la espera de esa llegada que se anuncia pero nunca se produce, aunque ellos siguen esperando, aparentemente dispuestos a moverse pero sin moverse. Al menos las elecciones andaluzas sí que acabarán por llegar, pero por ahora tienen algo de Godot como ausencia omnipresente, abrumadoramente omnipresente para ser desmentida una y otra vez. Cada día se habla del adelanto electoral, de las circunstancias del adelanto, de la exigencia del adelanto... y se desmiente éste. Los meses van pasando, y seguirán pasando, con el mismo absurdo que Beckett escenificó.

Juan Espadas y los suyos, eso sí, ahora se autorrefutan. Ellos impusieron precipitar su elección interna al frente del PSOE andaluz por el riesgo de un adelanto electoral, y ahora aseguran que hay que dejar de hablar de ese adelanto porque es una trampa del Partido Popular para eludir los problemas de la ciudadanía. Esta es buena. Una vez que entienden que eso es un error, no hacen autocrítica sino que culpan al otro. Y a su izquierda, a falta de que Teresa Rodríguez pueda ver alguna clave quizá en Mortadelo y Filemón, se apuntan a teorías semejantes.

Toni Valero sostenía que el PP oculta su inestabilidad “generando esa especulación sobre el adelanto. Después la desmiente. Y después vuelve a generarla. Y después la desmiente. Y al final nos tiene entretenidos”.

Lo cierto es que Juanma Moreno lleva meses desmintiendo el adelanto, pero quienes hablan del adelanto lo acusan de plantear el adelanto que no plantea para ocultar su inestabilidad que, por cierto, hasta ahora, salvo en alguna votación, no parece muy real. Todo un poco loco.

María Jesús Montero, en todo caso, le dijo ayer al presidente andaluz que “prepare las maletas” porque Espadas va a devolver al PSOE a San Telmo. Curioso modo de dejar de hablar del tema. De hecho, el acto de ayer parecía el primer mitin de campaña con la bendición de Pedro Sánchez, interesado en contrarrestar la acción conjunta de Andalucía y Valencia con una quermese de partido. De momento, eso sí, aquí al PSOE le acompañan más los buenos deseos que los buenos sondeos. En todo caso, IU sí que acierta en señalar la contradicción del socio parlamentario que reclama insistentemente ese adelanto electoral.

Ahora Santiago Abascal ha vuelto a romper relaciones con el PP andaluz. Y van... Seguramente lo de Vox con el PP sólo es comparable con lo de Richard Burton y Liz Taylor, por la cantidad de rupturas que jalonan su amor inseparable. Abascal, como Burton, siempre vuelve.

El socio real del Gobierno, con todo, celebra que Moreno no vaya a convocar. Juan Marín, alejándose este viernes por las aguas del Guadalquivir desde Sevilla hacia Sanlúcar (¿era eso una metáfora?) recordaba que “nadie entendería que fuerámos tan idiotas de adelantar elecciones”. Sin duda serían idiotas de convocar en su peor momento, pero el problema, más allá de que la decisión no sea suya, es saber si éste realmente es su peor momento, o si el futuro será aún peor para ellos. Hay demasiada incertidumbre en el castigo injustamente duro del electorado a los liberales.

A propósitos de la idiotez, su compañero Igea hacía autocrítica semanas atrás ante ciertos errores cometidos recurrentemente: “...oiga, ¿son ustedes idiotas? Sí, claro, qué le voy a decir, somos idiotas”. Pero eso en realidad es otra historia, que Mark Twain retrató con sarcasmo: “Suponga que usted fuese un idiota y suponga que usted fuese un miembro del Congreso. Vaya, pero si estoy siendo reiterativo...”.

En fin, descontando la etimología griega de la palabra, puesto que idiota viene a significar apolítico (así lo explica Fernando Savater: “Idiota: Del griego idiotés, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás”), es seguro que no sólo el político puede estar siempre dispuesto a cometer una idiotez.

De momento Moreno Bonilla sigue siendo quien más aleja la cuestión electoral. En el estreno conjunto del curso con Pablo Casado evitó la referencia directa aunque sí dijo que Andalucía “se va a jugar, en el próximo año y medio, gran parte de su futuro”. Blanco y en botella. Y Casado le respondió “tienes nuestro apoyo para seguir sirviendo a los andaluces y tomar las mejores decisiones”. Se escenificó el fin del desencuentro provocado por los procesos internos del partido y el discurso matizadamente crítico de Moreno a la estrategia de marcaje constante a Vox y a la propia Ayuso sacrificando el espacio del centroderecha.

La polarización, con un centro muy vaciado, será determinante en el curso Godot. Vox parece conservar músculo a la derecha del PP, pero no tanto en la izquierda. El Gobierno Sánchez, de momento, a la espera de los repartos de fondos europeos, atraviesa horas bajas en los sondeos. Y si en ese reparto de fondos insiste en favorecer a Cataluña y otros socios, como ya ha ocurrido, eso será una pésima noticia para Andalucía pero también para el PSOE andaluz, que añadirá lastre a sus alforjas.

Entretanto, la evolución del precio de la luz, además de una factura elevada para los consumidores, pasará una factura elevada a PSOE y Podemos. Tanto que Podemos ya se ha desmarcado para volver a la calle contra el Gobierno... del que forma parte. Han comprendido que no pueden llegar a las urnas bajo el ala del PSOE, y eso augura una creciente inestabilidad. Claro que su problema no es solo estar en el poder o ser corresponsables del precio de la luz, sino los tics populistas marca de la casa, y los excesos de líderes como Irene Montero que además de tensar el idioma, tensa la razón comparando el patriarcado afgano con el español, sí, el salvaje machismo talibán con uno de los países, aunque aún con mucha tarea pendiente, más seguros del mundo para las mujeres.

Hay un puñado de claves para el curso Godot. Y es probable que llegado junio, se sepa que el curso Godot queda para el siguiente curso con elecciones andaluzas en su fecha. Eso sería el perfecto Godot.

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