El parqué
Continúan los máximos
Fue un sábado para el recuerdo y un auténtico tsunami en el planeta taurino. La empresa que fundase Eduardo Pagés hace casi un siglo dejaba de regir los destinos de la plaza de toros de Sevilla, la primera del mundo para sus aborígenes. El yerno del yerno de aquel emprendedor catalán era despojado de su sillón porque así lo decidían sus caseros. Había caducado el contrato y Ramón Valencia era sustituido, dándose el caso de que como ha pasado con Morante, el cartesiano empresario albaceteño lo hacía en su apogeo como rector de la plaza. Irse en la cresta de la ola como Morante es lo ideal para cualquier mortal, pero una cosa es irse por su gusto y otra defenestrado. Es una explicación generalizada la torpeza que es ponerle un pleito a tus caseros cuando el contrato está cerca de su conclusión. Pero a ver quién olvida las temporadas que diseñó Ramón, especialmente tras la pandemia. ¿Será para bien esta decisión maestrante?
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