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Osuna bonita y lúgubre

Se estima que hay unos 200 restos de represaliados del pueblo y alrededores

Exterior día. Cielo tibio de adviento. La Colegiata de Osuna en lo alto del cerro. Dominadora del lienzo de la campiña. El alcabalero Cervantes fatigó estos páramos. Al lado, de traza renacentista, la antigua Universidad. Cercanas se otean las históricas canteras, las chumberas casi perdidas. Vestigios de la antigua Urso. El monasterio de la Encarnación, pecado de repostería, asoma también como tronera para las cosas de Dios. El pueblo se arracima sobre el cerro, donde sopla el solano. Cal blanca, torres de iglesias y más conventos color arcilla. Indicios de tesoros palaciegos. Es lo que se sospecha en coche desde la A-92. Y los silos. Y, más cerca ya, los depósitos de la fábrica de aceite de Espuny. Y el moderno hospital comarcal, que recibe y despide por un desguarecido flanco del pueblo.

Bienvenidos a la villa ducal. Dícese de lo que va de los Téllez de Girón, primeros Duques de Osuna, a la egregia calle San Pedro, nombrada ahora por la Unesco como la calle más bonita de España. Toda una vía linajuda y señorial. Palacio de los Marqueses de la Gomera. Fachada de la Cilla del Cabildo. Balcones de forja y escudos heráldicos. Pero, sobre todo, el vacío del viejo cine San Pedro, ya desaparecido. Osuna señorial, pero también clasista sin entrar en detalles. Lo dije por aquí en otra ocasión. A Osuna, pueblo de mis mayores, sólo vengo a enterrar familiares, al notario y, sobre todo, a extrañarme como ocasional extranjero de la niñez y primera adolescencia. También viene uno a llevarse aldeanas de la pastelería Santo Domingo. Y nunca falta -lo sentimos por la parte contraria- la pleitesía frente a la Peña Sevillista Francisco en calle Carrera. Desde aquí se desciende suavemente por la calle más bonita de España.

Osuna está de moda. Oriundos son Pedro González-Trevijano, actual presidente del Tribunal Constitucional, y Juan Carlos Campo, ex ministro de Justicia y recién nombrado miembro del alto tribunal en plena fatiga de esa ardoria de siglas que es el CGPJ (en Osuna al salmorejo se le llama ardoria).

Ha coincidido justo la feliz noticia de la Unesco con el hallazgo en el cementerio de Osuna de restos de los primeros 17 fusilados de la Guerra Civil. Se estima que hay unos 200 restos de represaliados del pueblo y alrededores. Un equipo científico de la US lleva a cabo los trabajos del proyecto Osuna Recuerda, ajeno a toda manipulación ideológica. Criaturas sepultadas en la indignidad, a pocos metros de donde uno, como turista funeral, ha ido enterrando a sus muertos. No más el soborno de no querer abrir viejas heridas. Nunca se nos habló de lo que pasó.

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