La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Investigación y Tecnología
Durante años, el cannabis ha sido objeto de un debate cada vez más amplio sobre su legalización, sus usos terapéuticos y su impacto en la salud pública. Sin embargo, a la par que su consumo aumenta, también lo hacen las evidencias sobre sus efectos perjudiciales. Un reciente análisis internacional, publicado en la revista Heart y liderado por expertos del Hospital Universitario de Toulouse (Francia), pone el foco en una conexión preocupante: el consumo habitual de cannabis se asocia con un riesgo significativamente mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares, incluso el doble de probabilidades de morir por causas cardíacas. Esta conclusión, extraída de estudios observacionales realizados en distintos países entre 2016 y 2023, lleva a los autores a pedir un enfoque similar al que se ha aplicado al tabaco: no criminalizar el consumo, pero sí reducirlo mediante políticas activas de salud pública y protección frente a la exposición pasiva.
En línea con estos hallazgos, el Ministerio de Sanidad de España advierte que el consumo habitual de cannabis puede provocar efectos agudos sobre el sistema cardiovascular, como taquicardias, hipertensión arterial y aumento del riesgo de infarto agudo de miocardio, especialmente en personas jóvenes y sin antecedentes clínicos. Estas consecuencias, muchas veces infravaloradas por los propios consumidores, suponen una amenaza creciente para la salud pública.
Aunque desde hace años se sospechaba de la relación entre cannabis y problemas cardiovasculares, la magnitud del riesgo real había sido poco clara, pero ahora, y gracias a una revisión sistemática de estudios observacionales con datos del mundo real, los investigadores han podido cuantificar el peligro. De esta forma, se ha podido demostrar que las personas consumidoras de cannabis tenían un 29% de más posibilidades de sufrir un síndrome coronario agudo, como un infarto de miocardio, y un 20% más de probabilidad de padecer un accidente cerebrovascular. Lo más alarmante del estudio es que se comprobó que el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular era del doble, en comparación con quienes no consumían la sustancia.
Estos datos son especialmente relevantes considerando el perfil de los consumidores que se corresponden, en su mayoría, con hombres jóvenes entre los 19 y los 59 años, un segmento de la población en el que tradicionalmente no se asocia un riesgo cardiovascular elevado. Además, los estudios analizados reflejan que la mayor parte de los consumidores actuales están expuestos a variedades de cannabis con una concentración de THC mucho más elevada que en décadas anteriores, lo que puede agravar aún más sus efectos nocivos. El Plan Nacional sobre Drogas, dependiente del Ministerio de Sanidad, señala en su informe de 2023 que el cannabis es la droga ilegal más consumida en España y que, tras el alcohol, es la sustancia por la que más personas inician tratamiento por drogodependencias.
El mismo organismo alerta de que el consumo frecuente de cannabis se asocia con alteraciones en el ritmo cardíaco, mayor susceptibilidad a eventos isquémicos y un deterioro progresivo del sistema cardiovascular, además de efectos perjudiciales sobre la salud mental, como ansiedad, depresión o síndrome amotivacional, especialmente en edades tempranas.
Una de las razones que explican el aumento del consumo de cannabis en la última década es el cambio en la percepción del riesgo. La legalización en algunos países y la normalización de su uso medicinal han contribuido a que muchas personas vean el cannabis como una sustancia inocua. No obstante, los expertos advierten que esta percepción es errónea y peligrosa. En su editorial en Heart, los investigadores subrayan la necesidad urgente de tratar el cannabis con el mismo enfoque preventivo que el tabaco: campañas de concienciación, regulación del marketing, y protección frente al humo o vapor de segunda mano.
Actualmente, el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones alerta de una preocupante banalización del cannabis entre los jóvenes. La encuesta ESTUDES 2023, elaborada por el Ministerio de Sanidad, refleja que más del 30% de los estudiantes de 14 a 18 años han consumido cannabis al menos una vez, y casi un 10% lo hace de forma habitual. Este patrón de consumo precoz y frecuente se asocia con mayores riesgos de dependencia, abandono escolar y problemas de salud mental y física a medio y largo plazo.
Pese a que los estudios revisados presentan ciertas limitaciones, como la falta de precisión en la medición de la exposición o la imposibilidad de establecer una relación causa-efecto definitiva, los investigadores insisten en que las evidencias actuales son suficientes para lanzar una señal de alarma. A medida que el cannabis se normaliza, los riesgos para la salud se amplifican en silencio. Por ello, los expertos abogan por una política activa y preventiva, centrada no en la criminalización, sino en la educación, la regulación y la protección del entorno social frente a los efectos de esta sustancia.
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