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Qué es la grasa abdominal
Una de las mayores preocupaciones es el exceso de grasa abdominal, pero muy pocas personas conocen su origen. Este es más que un problema estético y se acumula en torno a los órganos vitales como el hígado, el páncreas o el intestino y está íntimamente relacionado con enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión, el hígado graso y los problemas cardiovasculares. Jesús Vázquez, nutricionista, explica por qué ocurre y cuál es la solución para evitarlo o reducirla: "Esta no tiene receta, tan solo será efectivo el ejercicio, la dieta baja en hidratos y los ayunos". Una de las principales consecuencias de este problema es la resistencia a la insulina que, como bien comenta el experto: "Es una cerradura que está atascada, por lo que no puede entrar la glucosa y esta aumenta en sangre. Como resultado, el páncreas fabrica más insulina para que entre la glucosa a la fuerza".
Siempre se habla de la resistencia a la insulina, pero muy pocas personas sabe qué le pasa al cuerpo cuando no entra la glucosa. La insulina es una hormona que fabrica el páncreas y tiene como objetivo principal la entrada de la glucosa en las células para usarse como energía o almacenarse. Al consumir muchos hidratos de carbono, esta libera grandes cantidades de insulina para controlar la glucosa en sangre. Con el tiempo y un consumo excesivo, las células se vuelven menos sensibles a la insulina y el organismo necesita producir mucho más. A este fenómeno se le llama resistencia a la insulina y como resultado tiene la acumulación de la glucosa en sangre, aumentando la inflamación y el almacenamiento de las grasas en el cuerpo, sobre todo, en el abdomen.
La grasa abdominal o visceral rodea los órganos y puede resultar perjudicial para la salud. Esta libera sustancias inflamatorias llamadas adipoquinas que alteran el metabolismo y favorecen la inflamación crónica y empeoran la resistencia a la insulina. Está íntimamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares y puede provocar hígado graso. También, se vincula con algunos cánceres como el de páncreas o el colón.
Una solución que propone el nutricionista es la dieta baja en hidratos de carbono junto con el ejercicio y los ayunos. Esto resulta efectivo porque se reduce la producción de insulina, favorece la quema de grasa por la disminución de insulina, ya que el cuerpo recoge la reserva de grasas como fuente de energía, se mejora la sensibilidad a la insulina y se estabilizan los niveles de glucosa, disminuyendo la ansiedad por comer. La dieta cetogénica han mostrado ser muy efectivas en personas con obesidad o prediabetes.
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