Este es el método que usan los psicólogos para que la vuelta de vacaciones no se te haga cuesta arriba

Síndrome posvacacional

El ejercicio y una rutina con sentido, con proyectos que motiven el inicio laboral, puede ser clave

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Síndrome posvacacional / Pexels

Comienza septiembre y toca regresar a la oficina. Esta vuelta siempre se hace cuesta arriba y no resulta nada sencillo. Esto le pasa a la mayoría de personas y tiene un nombre científico que lo recoge: síndrome posvacacional. Se trata de un conjunto de síntomas emocionales y físicos que aparecen tras acabar las vacaciones porque el cuerpo no está preparado para volver a las responsabilidades cotidianas. No tiene mucha importancia, pero es buen momento para saberlo gestionar, ya que puede acarrear otras enfermedades mentales y físicas más graves como la depresión o ansiedad. Según las estadísticas, puede afectar entre un 20 y un 30% de la población trabajadora, sobre todo, apareciendo en empleados con trabajos más estresantes, menos motivadores y entornos laborales poco satisfactorios.

¿Qué es el síndrome posvacacional?

Se trata de un trastorno adaptativo leve y transitorio que se produce al volver a la rutina después de un período de descanso, como las vacaciones de verano, Navidad o una baja prolongada. Se manifiesta con síntomas tanto físicos como psicológicos, relacionados con el esfuerzo de readaptarse a los horarios, las responsabilidades y la presión laboral o académica. Normalmente, aparecen los primeros días tras la vuelta al trabajo, aunque también la pueden sufrir los estudiantes cuando comienzan el colegio, instituto o universidad. Tarda en irse en una o dos semanas, cuando la persona se ha ajustado a su ritmo de vida, teniendo en cuenta todas las responsabilidades. Si no se lleva con naturalidad o se sigue los consejos de los psicólogos, puede ser un detonante de ansiedad, depresión o insatisfacción laboral crónica.

Causas del síndrome posvacacional

No siempre se da por las mismas causas, ni a todas las personas le afecta de la misma forma. Por ejemplo, uno de ellos puede ser el cambio brusco en el ritmo de vida, pasar de horarios muy flexibles a otros más rígidos con muchas responsabilidades. La falta de motivación laboral puede ser otro motivo de peso y se presentan más vulnerables ante la vuelta a la rutina. Si se ha vivido un momento de estrés previo en el trabajo, se siente que el descanso ha sido insuficiente y no se está preparado para volver. Cuando estas son demasiado cortas o no se han aprovechado al máximo, no brindan el descanso necesario. Igualmente, pasa lo mismo si son muy largas y la adaptación se vuelve más complicada. Los factores personales dependen mucho y no afectarán de la misma persona a aquellos con nivel bajo de resiliencia, con menor capacidad para gestionar el estrés, los entornos familiares, etc.

Síntomas del síndrome posvacacional

Dependiendo del grado en el que se esté con respecto al síndrome posvacacional, los síntomas serán unos u otros. Por ejemplo, el cansancio, la dificultad para levantarse por la mañana, las alteraciones del sueño, dolores musculares, molestias digestivas, falta de apetito o sensación de fatiga, se muestra más irritabilidad, tristeza, apatía, una sensación de vacío, desmotivación, ansiedad y nerviosismo, también se puede bajar en concentración, dificultad para tomar decisiones, olvidos frecuentes y falta en la agilidad mental. En ocasiones más graves, se puede producir absentismo, retrasos, falta de interés o un bajo rendimiento laboral.

Recomendaciones para aliviar los síntomas

Este síndrome afecta a todas las personas que conviven con el individuo que la padece de manera activa. Por ejemplo, en el ámbito laboral, puede llevar a una pérdida de productividad del grupo. A nivel personal, genera malestar con familiares, amigos y compañeros, con una pérdida de interés en actividades cotidianas y problemas en las relaciones sociales. Los problemas mentales debilitan el sistema inmunológico, afectando a la calidad del sueño y aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, digestivas o musculares a largo plazo.

Entre las recomendaciones prácticas, la psicóloga Paloma Carrasco aconseja:

“Mantener una mentalidad agradecida, valorando lo vivido durante las vacaciones, nos ayuda a encarar el presente con más energía, que, acompañado de la realización de ejercicio físico y un inicio de rutinas con sentido puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar emocional”, concluye Paloma Carrasco.

Referencias bibliográficas:

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