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Las manos de la Esperanza de Triana

Loli Romero, camarera de la Esperanza de Triana desde hace más de siete años, nos abre las puertas del íntimo y silencioso oficio de cuidar a una de las devociones más grandes de Sevilla

El arreglo de la mantilla, con lupa y mucha paciencia

Loli Romero, camarera de la Esperanza de Triana / Rafa Del Barrio

Ser camarera de una de las mayores devociones de Sevilla es un privilegio al que muy pocas personas tienen acceso. Un oficio que trasciende lo terrenal para convertirse en un acto de fe, entre alfileres y encajes, entre suspiros y oraciones. La misión de Loli Romero es sagrada: velar por el ajuar de la Santísima Virgen de la Esperanza de Triana, mientras que el vestidor tiene el honor de presentar a la Reina de Triana con sus vestimentas.

Un barrio que no se entendería sin su Esperanza, una imagen que encarna la fe, el fervor y la identidad de su gente. Triana se desborda de amor cada vez que su Madre y Capitana recorre sus calles, y el corazón del arrabal late al unísono con el de su protectora.

Loli, camarera desde hace más de siete años de la Esperanza, lo resume con humildad: "Para mí es, sobre todo, un orgullo, un privilegio y mucha responsabilidad". Su labor comienza mucho antes de que la Virgen luzca sus galas. "Cuando ya me comunican qué se le va a poner, empiezo a preparar el rostrillo, los encajes, todo... Lo plancho y lo dejo organizado para cuando llegue el momento", explica.

Pero detrás de cada pliegue, cada aderezo, hay una historia de devoción. Loli tiene la dicha de compartir instantes de intimidad con la Esperanza, momentos en los que el silencio habla más que las palabras. "Hay personas que piden entrar a solas con Ella. Cuando las ves mirándola a los ojos, hablándole o en silencio, sabes que le están pidiendo algo muy especial. Solo con eso…". A Ella acuden muchos a través de sus manos. “Muchos devotos me dicen: ‘Loli, tú que estás tan cerca, pídele por mi hijo…’. Es como si pudieras llegar más a Ella”. Una confianza sagrada que nace del amor que Triana le profesa.

Loli con la Virgen de la Esperanza en uno de los besamanos / M.G

Este año será especial. La Esperanza de Triana recorrerá el Polígono Sur entre el 3 y el 12 de octubre para la "Misión de la Esperanza", un proyecto que va más allá de la procesión. "No solo llevamos a la Virgen, sino también esperanza y labor social. Y ellos nos dan lecciones de vida", subraya Loli.

La Dolorosa saldrá diez veces en total, pero ninguna como la Madrugada, ese instante en el que Triana aguanta la respiración. "Es el momento más complicado… y el más emocionante. La espera tanta gente, hay tantos sentimientos…".

Tras la frustrada salida de 2024 por la lluvia, las expectativas son máximas. La Cuaresma ha sido especialmente intensa para Loli, el resto de camareras, el vestidor y el equipo de priostía. “Mucho, mucho trabajo… pero tan bonito que ni lo piensas como trabajo”. Ya está todo preparado. La Virgen de la calle Pureza luce bajo palio, esperando una nueva Madrugá. Porta el manto diseñado por Juan Antonio Borrero y bordado en el taller de los Sobrinos de Esperanza Elena Caro en 1993, recientemente pasado a nuevo terciopelo buganvilla por Charo Bernardino.

Vestirla para la Madrugá es, para Loli, el momento más especial. Y el más difícil. “Claro, cuando va para el paso, para la Madrugá… Hay tantos sentimientos porque la espera tanta gente. Es muy especial”.

Después de la lluvia del año pasado, este 2025 llega con las expectativas muy altas. “Salimos. No queda otra. Todo va a estar a punto, claro”. La noche más larga del año ya se vislumbra, y Loli, como cada año, seguirá trabajando en la sombra. “No hago estación de penitencia, porque me encargo de los acólitos. Estoy dentro, preparando todo con las demás camareras… y no salgo”.

Pero su estación es otra. Silenciosa y constante. Hecha de aguja e hilo, de fe y entrega, de cercanía con la que para ella es mucho más que una imagen. ¿Qué es para Loli la Esperanza de Triana? La respuesta nace desde el corazón: “Es como una madre a la que puedes ir a contarle todo lo que quieras porque no te va a criticar. Puedes ir cuando quieras y hablar con Ella”.

El Señor de las Tres Caídas también tiene un lugar muy especial en su vida: “Mi hijo sale de nazareno en el Cristo, y mi marido fue de los primeros costaleros. Le tengo un sentimiento muy bonito y especial”. Ese amor por la Hermandad la llevó incluso a donar en 2023 ropajes para las imágenes secundarias del paso de misterio, que se estrenaron en el Santo Entierro Grande.

Las manos de Loli no se ven en las estampas, ni en las portadas, ni en los altares. Pero están. Son las manos que planchan los ropajes de la Esperanza, que la preparan con amor, que la acompañan en la intimidad de la Capilla de los Marineros. Las que sostienen su ajuar y las que son testigo directo de la devoción de todo un barrio. Las manos que, con ternura, sirven en silencio a la Madre de Triana. Las manos de la Esperanza de Triana.

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