La marcha de procesión en Roma: este fue el repertorio que sonó tras el Cachorro

Jubileo de las Cofradías

Gámez Laserna fue el autor más interpretado y no faltaron nombres capitales como Farfán, la saga de los Font, Morales o Cebrián

Roma confirma el modelo de Semana Santa del siglo XXI

El Cachorro en estampas inéditas en Roma

El Cristo de la Expiración mientras sonaba Amarguras / Juan Carlos Muñoz

Treinta y dos. Bastaron treinta y dos marchas para hacer justicia al género de la música procesional en el corazón de la cristiandad, en Roma. La unión de las bandas de La Oliva de Salteras y La Puebla del Río (que vivieron una jornada maratoniana y exprés desplazándose directamente desde la capital andaluza hasta la italiana) interpretó un repertorio cargado de significado y que procuró ser equilibrado entre el clasicismo y la contemporaneidad, con cabida a las imprescindibles y a casi todos los días de la semana mayor hispalense y, por ende, a autores andaluces.

Aunque la lluvia deslució el tramo final de la procesión -estaba prevista la interpretación de más composiciones-, el apartado musical de nuestra fiesta estuvo ampliamente representado por nombres indiscutibles, y que relacionamos a continuación, con el hermoso guiño a la Señorita de Triana nada más salir el Cachorro:

Un catálogo variado y diverso de diferentes autores considerados claves para comprender la evolución y el devenir del género, desde la saga de los Font hasta Manuel Borrego (provincia representada), pasando por geniales autores como Pedro Gámez Laserna, el más interpretado, o Pedro Morales. No podía faltar tampoco la música de Farfán para la Esperanza de Triana o la alegría de Pasa la Virgen Macarena, hasta alcanzar los contemporáneos como Bernal Montero, Hurtado, Albarrán o López Gándara. Se extrañó a Pantión -el tramo de lluvia obligó a suprimir varias composiciones, entre ellas Jesús de las Penas, La Sagrada Lanzada, Saeta Cordobesa o Expiración- pero sonaron para el deleite de los presentes José de la Vega, Emilio Cebrián u otros clásicos como Ricardo Dorado y Uralde. Incluso hubo guiño jerezano con la presencia de Beigbeder y el himno oficioso de esta Semana Santa: Cristo de la Expiración. Unas notas que aún resuenan en el corazón de la ciudad eterna, especialmente en el Coliseo, cuando los compases de Amarguras detuvieron el tiempo.

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