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La Pastora de Santa Marina: un revulsivo para las Glorias de Sevilla

Coronación Canónica

La hermandad es la más mediática de las corporaciones letíficas por el constante apego a la actualidad

Su revitalización comenzó en los 90 con el traslado a la capilla de la calle Amparo

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La Divina Pastora saliendo de la iglesia de Santa Marina, la que fue su sede canónica durante siglos. / Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina.

Un revulsiso en el mundo de las Glorias. La primitiva Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina se ha hecho un hueco constante en los titulares del periodismo cofradiero, en el que –seamos sinceros– las corporaciones letíficas no suelen tener gran cabida, salvo excepciones. Este protagonismo mediático de los pastoreños de la calle Amparo es consecuencia directa del trabajo constante desarrollado los últimos 30 años, un esfuerzo por revitalizar esta devoción genuinamente sevillana que desemboca en su coronación canónica, un hito en su larga historia.

A veces por derecho propio y otras por generar debate. Pocas hermandades de gloria han acaparado tantos titulares en tiempos recientes como la Primitiva Pastora, a la que siempre acompaña el nombre del templo donde consolidó su devoción, Santa Marina. La revitalización de esta hermandad habría que situarla a principios de los 90, cuando se trasladó a su actual sede canónica, la capilla de la calle Amparo. Se ponía fin a décadas de cambios de templo desde que los sucesos de 1936 obligaron a abandonar la iglesia mudéjar de la calle San Luis.

Desde entonces, un grupo de jóvenes pastoreños y otros hermanos de más avanzada edad se han afanado en devolver el esplendor a una de las corporaciones con más carga histórica de la ciudad. No en vano, fue la que regaló un nuevo título mariano a la Iglesia universal, el de Pastora. Para ello, se han tomado dos premisas: atender a la realidad religiosa del momento sin renunciar a su pasado.

La Divina Pastora llegando el pasado domingo al convento de la Encarnación, en la Plaza de la Virgen de los Reyes. / Hermandad de la Divina Pastora y Santa Marina

En estas tres décadas se han organizado actos como la fundición de los cirios que alumbran cada tercer domingo de septiembre a la Divina Pastora en su procesión anual. Una convocatoria en la que cobran protagonismo cuatro mujeres, como símbolo de la lucha contra la violencia de género y la defensa de la igualdad.

La primera procesión de la pandemia

También fue esta hermandad la primera de la ciudad en salir en procesión durante la pandemia del Covid. Fue el 19 de septiembre de 2021, cumpliendo con todas las medidas sanitarias vigentes y rodeada de gran cantidad de público que no quiso perderse este momento histórico. Una procesión organizada en tiempo récord y que abrió la puerta a que se recuperase la normalidad en los cultos externos de las hermandades.

En estos 30 años –y con el importante aniversario celebrado en 2003 por los tres siglos de devoción pastoreña– se han recuperado cultos que antaño tuvieron gran solera en la hermandad y que, poco a poco, se hacen un importante hueco en el calendario mariano de Sevilla, como la novena de fray Isidoro y el rezo de la corona seráfica por las calles del Casco Antiguo. Junto a ellos, el montaje del risco que cada septiembre florece en la capilla de la calle Amparo, altar efímero propio de esta advocación y que emula al que se alzaba en Santa Marina.

La puesta a punto del patrimonio

Vinculada a esta recuperación se encuentra la puesta a punto de su patrimonio, en el que cabe destacar la restauración del manto azul celeste, que contiene bordados del siglo XVIII y XIX. El taller de las Hermanas Rama, en Brenes, ha acometido esta importante intervención con la que se le ha devuelto el esplendor a una pieza de tanta valía artística. De este obrador también ha salido el nuevo manto rojo, cuyos bordados siguen un diseño de Antonio Castro, quien se ha inspirado en la primera etapa regionalista de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. A estos dos mantos se suma un tercero, bordado en tisú verde, obra de Bordados Salteras, que ha aprovechado piezas de un manto antiguo.

El manto azul restaurado y el nuevo manto rojo, obra de las Hermanas Rama. / Redacción Sevilla

A las nuevas prendas textiles se añaden importantes enseres de joyería y orfebrería. Conviene destacar en este apartado la corona, de Orfebrería Andaluza, diseñada por Joaquín de los Ríos, la cual recrea la que aparece en la primitiva pintura de la Divina Pastora (de principios del siglo XVIII), encargada por fray Isidoro, representación pictórica a la que rinde culto esta hermandad. Contiene numerosas piedras preciosas, como esmeraldas, brillantes, rubíes, aguamarinas, amatistas y un larimar (que conforma el orbe terráqueo) traído expresamente desde la República Dominicana.

Tampoco debe olvidarse el sombrero de filigrana cordobesa, estrenado en la procesión del pasado domingo, donado por un hermano y realizado por el orfebre Manuel Casiano Fernández.

Una firme apuesta por el arte sacro para una etapa de esplendor que se verá refrendada el próximo sábado, cuando la Divina Pastora sea coronada canónicamente en la Plaza del Triunfo, bajo el monumento a la Inmaculada Concepción, como la soñó Juan Martínez Alcalde, pastoreño y responsable, en buena medida, del esplendor recuperado por las glorias de Sevilla, de las que esta hermandad supone un claro revulsivo.

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