Contrapunto

Una saetera de París le canta a la Bofetá

  • Martes Santo. Sus padres, del Campo de Gibraltar, emigraron a Francia y trabajaron los dos en la Renault l La afición al cante se la inculcó su abuela

Cristina Rojas, con el pregonero Enrique Casellas en la Campana.

Cristina Rojas, con el pregonero Enrique Casellas en la Campana. / Juan Carlos Muñoz

Cristina Rojas (Poissy-Yvelines, París, Francia, 1970) es agente de la propiedad inmobiliaria, "vendo piso", pero cuando llega la Semana Santa la parte de las casas que más le conciernen son los balcones. Esta parisina de cuna es saetera de vocación. Una historia de trasiego y superación. Quedamos bajo uno de los balcones más cotizados de la ciudad de Sevilla, el que está en la esquina de La Campana con O’Donnell. Hasta hace un siglo aquí estaba el Café de París. "El París daba empaque y vida a la esquina de O’Donnell con la Campana", escribe la antropóloga Isabel González Turmo en su libro Sevilla. Banquetes, tapas, cartas y menús.

Hace un siglo el Café de París pasó a llamarse Café Roma. La saetera coincide en la Campana con Enrique Casellas, nombre fundamental de esta Semana Santa. Encuentro parisino porque al cantante y compositor le comunicó el presidente del Consejo de Cofradías que sería el pregonero de la Semana Santa de 2023 en un viaje de regreso desde París. Va a tener razón Vila-Matas, buen conocedor de la plaza de san Lorenzo: París no se acaba nunca.

Una saetera en París. Suena a canción de La Unión. Cristina Rojas es el reverso de Anne Hidalgo. La alcaldesa de la Ciudad de la Luz nació en San Fernando y ahora rige los destinos de la ciudad soliviantada por tanta huelga que el próximo año acogerá los Juegos Olímpicos. Cristina nace en las afueras de París porque sus padres, Miguel Rojas, de Campamento, pedanía de San Roque, y Paqui Fernández, de La Línea de la Concepción, emigraron en busca de un futuro mejor. Se colocaron los dos en la Renault. En 1969 nace su hermana Raquel. En el verano de 1970, dos años después del mayo francés, nace Cristina.

Consiguió el tercer premio en un concurso de saetas en el Mercantil de La Línea

"Como estaban por turnos en la Renault, mi abuela se vino con nosotros a Francia para echarle una mano a mis padres". Muy pequeña, Cristina se volvió con su abuela a la tierra de la familia. Estaba naciendo una saetera. Fue la que la crió. "Mi hija se llama Mariana por ella". Comparte la pasión de su madre. "Mi hija estudió Historia de la Música y está en Perth, Australia, estudiando Inglés. Le va a dar mucha pena no ver a la Macarena en la Madrugada".

La familia de Cristina no tardó en regresar. "Mi hermana tiene una foto bajando del avión". Sus padres se fueron a Marbella buscando trabajo y lo lograron en sendos hoteles. "Mi madre se vino después para La Línea y se colocó en la pastelería Okay, que es la que patrocinó mi primer disco".

Lo lleva en la sangre. Sus padres trabajaron cerca de París pero no tenían el perfil de afrancesados. "No perdieron en Francia sus costumbres. Los dos han sido hermanos mayores del Rocío de La Línea”" A la vera del Peñón de Gibraltar hay mucho arraigo flamenco. Acaba de fallecer Pansequito, hijo de La Línea, y es donde vivió sus últimos años el hombre que revolucionó el flamenco. “Alguna vez fui a ver a Chispa a su casa de la calle Teatro, Camarón estaba de gira".

Sus primeras saetas se las cantó a la cofradía de la familia, la Virgen del Mayor Dolor y Cristo del Abandono, que procesiona en La Línea cada Miércoles Santo. Obtuvo un tercer premio en un concurso de saetas convocado por el Círculo Mercantil de la Línea. Muy joven, viajó a Londres para cantar en un festival conjunto que organizaban La Línea y Gibraltar. Ha cantado en Londres pero nunca lo hizo en París. "Tengo una deuda con Francia". Visitó su ciudad natal cuando su hija cumplió 18 años. Notre Dame salió ardiendo un Lunes Santo. "Una vez fui con mi hija a oír misa, estaba una soprano cantando".

La hija de los trabajadores de la Renault llega a Sevilla en 1988. "Hice COU en el San Isidoro y me matriculé en el Conservatorio de la calle Jesús del Gran Poder. En La Línea había estudiado con una profesora de Piano". Llegó a grabar dos discos y participó en una gira con Cadena Dial. Muy joven, en la Expo 92 acompañó a Chiquetete en la plaza Sony. "Son saetas en manos de un guerrero / los hijos de la juventud", se lee en un salmo que también tiene su lectura como agente de la propiedad inmobiliaria cuando dice: "Si el Señor no construye la casa, / en vano se cansan los albañiles". Flamenco y religiosidad son los dos vectores fundamentales para la saeta. “Mi madre siempre ha sido una persona muy religiosa. Sin que lo supiera nadie, les preparaba bocadillos y zumos a los indigentes que estaban en la puerta de la iglesia”.

Hace un somero recorrido por los balcones de Sevilla que ha recorrido como saetera. Ricardo, de la antigua Casa Ovidio, la contrató para que le cantara dos saetas a la Bofetá desde una casa que ahora es de un amigo suyo. La ha cantado al Gran Poder desde el balcón de Miguel Gallardo, quien como editor del libro Mi Cristo roto permitió que quienes estábamos en el Ateneo descubriéramos las facultades artísticas de Cristina Rojas.

Le cantó saetas al Beso de Judas desde un hotel junto a la iglesia de Santiago. Compartió en su momento esos honores con Angelita Iruela, con Perejil y Erika Leyva. La vendedora de pisos es doctora en balcones. Ha coincidido con mucha gente del mundo de la música. "Menos el heavy metal me gusta toda”. En la coronación de la reina de la Feria de La Línea subió de forma espontánea al escenario por una indisposición de Tate Montoya. “Al año siguiente me contrataron como artista". Nunca olvidará esas dos saetas de un Martes Santo a la Bofetá en la plaza de San Lorenzo. Este año se cumple un siglo de la entrega por Castillo Lastrucci a la hermandad del misterio de Jesús ante Anás, con la bofetada de Malco al Señor.

Quiere volver a Francia, a la patria de Edith Piaf y George Brassens. Donde empezó todo, aunque confiesa con la boca pequeña que no habla francés. Pero es la primera en la Campana, junto al Café de París. La saetera de Poissy-Yvelines reside en Alcalá de Guadaíra. Invirtió el camino de Anne Hidalgo… y de Eugenia de Montijo. Cristina de España y no la de Merimée.

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