Pleno de cofradías en la calle en la jornada del Lunes Santo en Sevilla. Las nueve hermandades que tenían previsto realizar su salida pudieron concluir sin incidencias destacadas sus respectivas estaciones de penitencia al templo mayor de Sevilla.

A las cuatro y veintidós de la tarde, con tres minutos de adelanto, pedía la venia, en el palquillo del Consejo General de Hermandades de la Plaza de la Campana, la Hermandad de Jesús Cautivo y Rescatado, también conocida como la del Polígono de San Pablo. Sones de la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas tras el misterio (San Juan Evangelista desde la salida de la Catedral), cuyas imágenes corresponden a la gubia de Luis Álvarez Duarte. La Dolorosa del Rosario, obra del mismo escultor, llegaba a sones de la banda de música de María Santísima de la Victoria, siendo la del Castillo de Lebrija la que acompañó al paso de palio en el regreso. José Zambrano era el encargado de llevar a los 45 costaleros del paso de Cristo, mientras que hacía lo propio Rafael Díaz Talaverón en el paso de palio, con 35 hombres abajo.

La Hermandad de la Redención salía de la Iglesia de Santiago en una explosión de color y sonidos. La Virgen del Rocío, obra de Antonio Castillo Lastrucci remodelada por Francisco Buiza, llegaba con su palio verde y oro a las puertas de la Iglesia de Santa Catalina, donde se giraba el paso bajo una lluvia de pétalos. Tras el Jesús en el beso de Judas, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención llevaba entre sus músicos una representación de antiguos componentes, que hicieron sonar sus instrumentos desde Almirante Apodaca hasta la calle Orfila, con motivo del cuarenta aniversario fundacional de dicha formación musical. El paso de misterio, cuyas imágenes corresponden a la gubia de Antonio Castillo Lastrucci, estrenaba nuevos respiraderos obra de los Hermanos Caballero, según diseño de Antonio Dubé de Luque. La voz de Francisco Reguera, padre e hijo, mandaba ambos pasos, con 45 y 35 costaleros respectivamente.

Desde el Tiro de Línea, la Hermandad de Santa Genoveva traía tras su Cautivo uno de los estrenos musicales de la Semana Santa de Sevilla 2019, la Agrupación Musica de la Pasión de Linares. En la Plaza de la Campana sonaron las marchas: El sumo sacerdote, Cautivo (palquillo) y Al que yo bese. Ambos pasos venían a las órdenes de Carlos Villanueva y su equipo de auxiliares, 30 costaleros bajo las trabajaderas de cada uno de ellos. Nuestra Señora de las Mercedes, al igual que el Señor obra de José Paz Vélez, fue acompañada musicalmente por la Filarmónica de Nuestra Señora del Carmen de Salteras.

El buen ritmo de la jornada hizo que Santa Marta llegase a la Plaza de la Campana sin ningún minuto acumulado de retraso. La única cuadrilla de asalariados de la Semana Santa de Sevilla avanzaba a las órdenes de Manuel Villanueva, con zancada larga y cadenciosa. Soberbio misterio de Ortega Bru, completado por Nuestra Señora de las Penas y Santa Marta obras de Sebastián Santos. La cofradía de San Andrés dejaría cinco minutos de retraso.

En el ecuador de la tarde llegó la cruz de guía de San Gonzalo, solicitando la venia a las cinco y treinta y cinco de la tarde. La banda de cornetas y tambores de María Santísima de la Victoria, Las Cigarreras, es el complemento perfecto para esta cuadrilla de 45 costaleros que manda Manuel Jesús Garduño. Se interpretaron las marchas: Ante Caifás el Hijo de Dios, Réquiem, Lux Aeterna y En mis recuerdos. La Virgen de la Salud lucía en su palio calado, con el clásico manto blanco. Luis Miguel Garduño a las órdenes y la banda de música de Santa Ana de Dos Hermanas.

La Hermandad de la Vera Cruz salía de la Capilla del Dulce Nombre de Jesús con dos pasos, el del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, de autor desconocido, y Nuestra Señora de las Tristezas bajo palio, obra de Antonio Illanes. En el segundo de los pasos se estrenaban doce candeleros de metal plateado, obra de orfebrería Villarreal. Representaciones de diferentes hermandades de la Vera Cruz forman parte cada año del cortejo de esta cofradía. la Capilla Musical Calvarium y las voces De Profundis acompañaban al Crucificado, y la Capilla Gólgota al paso de palio.

A pocos metros de la Capilla del Dulce Nombre, y con escasos minutos de diferencia, hacía su salida la Hermandad de las Penas, desde la Parroquia de San Vicente. Antonio Santiago es el capataz encargado de mandar ambos pasos, el de Jesús de las Penas y el de María Santísima de los Dolores. Brillaba con luz propia la cruz de carey que porta el Nazareno, recientemente restaurada por Jesús Domínguez. Caía la noche cuando el paso de palio pasaba por la Plaza de la Campana a sones de la banda del Maestro Tejera, con las marchas Jesús de las Penas y Tus Dolores son mis Penas.

Llegaba el turno para la penúltima hermandad del día: Las Aguas. Los dos pasos mandados por Gonzalo Carrión, capataz general de la cofradía. Sones de la banda de cornetas y tambores del Rosario de Cádiz que se estrenaba tras el paso de misterio, cuyo Crucificado es obra de Antonio Illanes. Marchas Septem Dolorum, Stmo. Cristo de las Aguas, El Milagro y Rosario. La Virgen de Guadalupe, obra de Luis Álvarez Duarte, lucía toca de sobremanto restaurada en el taller de Moreno Bernal. Sones de la Banda Municipal de Mairena del Alcor tras el palio.

El broche a la jornada lo ponía la Hermandad del Museo. Desde la calle Alfonso XII, los capirotes negros anunciaban la llegada del Cristo de la Expiración, obra de Marcos Cabrera en 1575. A las órdenes de Vicente Nieto procesiona cada año el Crucificado del barroco en absoluto silencio. La luz emanaba del paso de palio de María Santísima de las Aguas, con Vicente Nieto al frente del martillo. Exquisitez sonora la de la Filarmónica de la Oliva de Salteras, interpretando las marchas Pasa la Virgen Macarena y Virgen de las Aguas.