Patrimonio

La conservación del Alcázar: un plan para prevenir antes que restaurar

  • El monunento tiene ya su herramienta para calcular los riesgos y priorizar las intervenciones necesarias

Intervención realizada mediante la nueva herramienta.

Intervención realizada mediante la nueva herramienta. / M. G.

El Alcázar de Sevilla ya cuenta con su Plan de Conservación Preventiva. Después de dos años de trabajo, esta herramienta tecnológica permite diagnosticar de forma permanente y priorizar las actuaciones de conservación que necesita el monumento, uno de los primeros de España en  protocolizar y periodizar las labores  a través de este modelo, sistematizado por el Instituto de Patrimonio Cultural, según fuentes municipales.

El plan que ahora ha culminado ha sido desarrollado por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, por encargo del Patronato del Real Alcázar, mediante un proceso de licitación pública con un presupuesto total de 45.400 euros.  Su objetivo es vigilar y actuar sobre un bien antes de que sea necesario restaurarlo para evitar así la distorsión del original que conlleva cualquier proceso de este tipo. 

Se trata de una labor de vigilancia constante que cobra cada vez mayor peso en el Alcázar, donde ya  han llevado a cabo actuaciones de conservación preventiva. En concreto, en las fuentes, las puertas y ventanas del Palacio del Rey Don Pedro I, las techumbres del Cuarto Alto, las yeserías del Palacio Mudéjar, los trabajos previos a la restauración de los revestimientos cerámicos del Palacio Gótico y los alicatados de la planta baja del Palacio Mudéjar. También se ha usado esta herramienta para diagnosticar la patología y estabilidad estructural del Salón de Embajadores.    

Se ha intervenido en techumbres y yesarías. Se ha intervenido en techumbres y yesarías.

Se ha intervenido en techumbres y yesarías. / M. G.

Esta herramienta identifica valores materiales e inmateriales, caracteriza los riesgos y propone acciones. Para ello cuenta con un inventario del Alcázar, que se sustancia en una base de datos georreferenciada elaborada sobre una aplicación GIS de libre distribución que se relaciona con una base de datos Sqlite que permite una gestión más detallada de los contenidos, así como la elaboración de consultas complejas.

El Alcázar aportó una planimetría sobre la que la herramienta  comenzó con la construcción de la base de datos. Posteriormente, se planificó una amplia toma de datos y la formación de un registro que incluía simultáneamente valores numéricos, observaciones in situ de inspección y un completo y un barrido fotográfico sistemático (planos generales y de detalle). Se acompañó el proceso con un distanciómetro láser y un conductivímetro de contacto para una primera comprobación dimensional e identificación de posibles humedades en los materiales. Y se realizó una monitorización de algunos de los espacios identificados como críticos a la hora de la gestión de las condiciones ambientales, como son el criptopórtico del patio del Crucero y sus pinturas murales y las salas del Palacio de Pedro.

Por primera vez se ha integrado en un único repositorio toda la información generada hasta ahora en materia de conservación del monumento.  El inventario se complementa con la identificación de riesgos a través de fichas particulares. Y del cruce de estas fichas y el inventario surge una propuesta de acciones correctivas, una serie de recomendaciones de uso y una periodificación de inspecciones y acciones menores de conservación.

El equipo de elaboración de este plan ha incluido restauradores, arquitectos, arquitectos técnicos, arqueólogos, historiadores, ingenieros informáticos, ingenieros electrónicos, abogados, químicos y especialistas en gestión ambiental, y todo en coordinación con los técnicos a cargo de la conservación del monumento.

El plan tiene en cuenta la normativa que protege el Alcázar, desde el Plan Especial del Casco Histórico de Sevilla, a la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía, los convenios con Patrimonio Nacional y la Junta de Andalucía y la Declaración de Patrimonio Mundial de la Unesco, además de las propias normas de protección de la Policía, Bomberos, Protección Civil y el Cecop. 

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