Cuando todo parecía inminente, la renuncia a la Alcaldía, su designación como senador y el relevo en el Ayuntamiento de Sevilla, la hoja de ruta de Juan Espadas es ahora todo un misterio. Lo único claro es que el proceso se ha frenado y el movimiento ha sido tan brusco que da lugar a todo tipo de especulaciones. Y hoy sólo se puede afirmar con cierta objetividad que el audio filtrado de Juan Marín acerca de los presupuestos de la Junta de Andalucía ha cambiado el panorama andaluz y acercado a la vuelta de la esquina el electoral en la comunidad.

En política todo es volátil. Y hasta el rabo, todo es toro, una expresión que se ha escuchado en boca de Espadas esta misma semana. Lo que, previsiblemente iba a suceder en noviembre se adelanta y trastoca las agendas obligándole a meterse de lleno en una precampaña electoral sin haberse despedido todavía del Ayuntamiento de Sevilla ni haber cerrado su relevo. Para una persona aferrada en marcar sus tiempos como es el alcalde socialista esto obliga cuanto menos a parar para repensar la estrategia.

Tal vez cuando el pasado miércoles Espadas se descolgó con el anuncio del no anuncio, esto es, retrasando cualquier decisión sobre el relevo en la Alcaldía a pesar de haber amagado dos veces antes con comunicarlo, eso no era más que su reacción a lo que ya venía barruntando, un posible adelanto electoral, y el famoso audio filtrado fue la puntilla. Y entonces se agarró a un argumento que, además, le venía al pelo: tenía que cumplir antes con sus deberes en el Ayuntamiento y cerrar la negociación de las cuentas municipales y luego hablaría de su marcha. Algo que es cierto y, además sensato y proclamarlo públicamente, relegando cualquier movimiento político, se convertía en una señal de seriedad y compromiso con el ciudadano. Y  también le servía para distinguirse del espectáculo “vergonzoso”, según sus palabras, que se estaba produciendo en la política andaluza, en la que él aspira a marcar otra impronta.

Aunque había otro argumento más por debajo de su silencio: tenía, o al menos quería, consumar su aterrizaje en el Senado antes de decir adiós en la Plaza Nueva. Éste era un proceso que iba a iniciarse este pasado jueves, cuando estaba previsto que los dos senadores de designación autómica renunciasen a su escaño para dar entrada a Espadas y al secretario de Organización en su Ejecutiva regional, Noel López. Un paso que tampoco se ha producido todavía. ¿Por qué? Los motivos tal vez sólo los conozca el propio Espadas y su reducidísimo núcleo de confianza, pero se entiende que probablemente tienen que ver con esa necesidad de frenar y repensar la hoja de ruta.

En cualquier caso, el Senado siempre es una opción que tiene disponible para seguir contando con cobertura institucional y, sobre todo, salarial una vez que abandone la Alcaldía, aunque sea por pocos meses. Si este plan siguiera adelante, Espadas podría ser designado en el Pleno del Parlamento del día 15 de diciembre, que es ordinario, pues ya no sería posible en el de la semana que viene, como se pensaba.

En el Ayuntamiento, en principio, los plazos se mantendrían y final de año seguiría siendo la fecha adecuada para el relevo. No obstante, el panorama para el sucesor ya es otro. ¿En qué sentido? Unas elecciones autonómicas adelantadas y sus resultados marcarán claramente la estrategia municipal y al nuevo alcalde, pues su gestión se verá contagiado por el clima de los comicios. Además, el fracaso o el éxito del PSOE en la cita con las urnas será decisivo para definir qué tipo de candidato necesita el partido para mantener la Alcaldía de Sevilla.

A pesar de las especulaciones y hasta las críticas surgidas por parte de algunos militantes, la intención de Espadas es dar el testigo al concejal Antonio Muñoz y en un par de semanas iniciar ese relevo con serenidad. El edil es el señalado para culminar el mandato. Hasta ahora, la elección del candidato a las elecciones municipales de 2023 es un tema que no se ha puesto sobre la mesa. Aún tienen que cerrarse otros temas en el PSOE y celebrarse procesos orgánicos que serán los decisivos y para eso sí que queda todavía un año.