La Logopedia reivindica su lugar en la sanidad pública

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El SAS arrastra un déficit de logopedas con sólo cinco en dos hospitales de la provincia

Familiares de pacientes que sufren un ictus y profesionales denuncian que las listas de espera se eternizan y complican las recuperaciones

Una sesión de Logopedia con un adulto en un centro sanitario. / D. S.

El sevillano R. S. D., de 88 años, sufrió un derrame cerebral el pasado 8 de octubre. Hasta este viernes, cuatro meses después, no ha tenido su primera sesión con el logopeda del Servicio Andaluz de Salud (SAS). La consulta, de una escasa media hora, se repetirá una vez a la semana durante un tiempo determinado. Para tratar de compensar la escasez de sesiones, los profesionales que le atienden en el Hospital Virgen del Rocío han hecho llegar a la familia material didáctico con ejercicios para que el enfermo vaya trabajando en casa.

Pese a que la logopedia es una de las patas fundamentales en la recuperación de un ictus, ya que es la especialidad encargada de realizar la evaluación, el diagnóstico, la formulación de objetivos y el tratamiento integral de los trastornos, tanto de la deglución como de la comunicación (habla, voz y lenguaje), la falta de profesionales en la sanidad pública lastra sus beneficios en los pacientes afectados, con listas de esperas disparadas que que hacen que los pacientes se vean obligados a recurrir al sector privado.

El SAS cuenta con un logopeda por cada más de 329.000 sevillanos mayores de 15 años

El caso de R. S. D. es sólo un ejemplo. La logopedia está incluida en la carta de servicios de la sanidad pública, pero los profesionales denuncian que, en el caso del SAS, su presencia es mínima. Las estadísticas ponen de manifiesto que la Logopedia aún es una asignatura pendiente en la sanidad pública sevillana, y andaluza en general, ya que los profesionales se pueden contar con los dedos de las manos. En Sevilla, la proporción es de un logopeda por cada más de 329.000 sevillanos mayores de 15 años.

Según datos aportados por el Colegio de Logopedas de Andalucía (Coloan) sólo hay cinco profesionales dirigidos a la población adulta repartidos entre los hospitales Virgen Macarena (tres) y Virgen del Rocío (dos). A pesar de tratarse de una profesión sanitaria, regulada por la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), con datos hasta el primer trimestre del 2022, la Logopedia no figura en el sistema público en el Área de Gestión Sanitaria Sur, donde se incluye el Hospital de Valme; en el Área Sanitaria de Osuna; en el Distrito Sanitario Aljarafe; en el Distrito Sanitario Sevilla; y en el Distrito Sanitario Sierra Norte. Las cifras hacen que la lista de espera se dispare y pueda llegar, según denuncian familias y profesionales, " a los ocho o diez meses".

La situación es similar en toda Andalucía. La plantilla sanitaria andaluza sólo cuenta con 26 logopedas. Sevilla, con cinco profesionales, se puede decir que es privilegiada, junto a Granada y Cádiz, que comparten el mismo número de profesionales. Por contra, en Jaén no hay ninguno. En el resto se cuentan los cuatro de Málaga; tres en Huelva; dos en Córdoba; y otros dos en Almería. Es más, según las mismas fuentes, el problema se extiende más allá de nuestra frontera regional. "Aunque no tenemos cifras exactas, la situación que denuncian los Colegios profesionales de Logopedia en otras Comunidades Autónomas resulta igual de precaria que la de Andalucía, hay poquísimos logopedas en la sanidad pública", apuntan desde el Colegio de Logopedas de Andalucía.

La lista de espera se alarga

La consecuencia es que los profesionales que trabajan hoy en el SAS no puedan absorber toda la demanda y hay largas esperas. En el caso de los pacientes que sufren un ictus, además de los rehabilitaciones, el logopeda es igualmente necesario. El problema de no recibir esta terapia a tiempo es que la afectación al habla que supone, la llamada afasia, dificulta seriamente la recuperación del paciente y el poder volver a comunicarse. "Si tarda demasiado la logopedia, el enfermo acaba por frustrarse y no hablar, y esto afecta a su estado de ánimo y puede acelerar su depresión", apuntan algunos familiares de afectados consultados por este periódico.

Desde la Asociación Ictus Sevilla, su presidenta, Carmen Fátima Ruiz, lamenta que las terapias de logopedas en la sanidad pública "son pocas" y llegan "tarde". "Los pacientes vienen a nuestra asociación porque quieren recuperarse y, lógicamente, el tiempo juega a la contra. Llegan con la sensación de que están perdiendo tiempo de recuperar. Cuando antes se empiecen las terapias, más posibilidad de recuperación hay", insiste. "En el caso de la Logopedia, al ser tan corta la plantilla en los centros sanitarios públicos, siempre se va tarde. La mayor parte de la gente que recurre a nosotros lo hace porque tardan muchísimo tiempo en empezar la rehabilitación en los hospitales. Las sesiones tendrían que ser inmediatas tras el alta para mejorar los resultados", recalca.

La asociación presta a día de hoy sus servicios de fisioterapia, Logopedia, atención psicológica y estimulación cognitiva a cerca de medio centenar de pacientes, la mitad de sus asociados, ya que también hacen terapia con las familias de los afectados. "Empiezan buscando ayuda en nosotros y, pese a que continúan con las terapias en los hospitales cuando les citan, finalmente tienen que volver de nuevo a nosotros porque en los hospitales se dan unas sesiones muy limitadas. El ictus es una enfermedad que afecta a toda la familia porque en la mayor parte de los casos causa una discapacidad del 60%", lamenta.

"El logopeda es un profesional sanitario absolutamente imprescindible en la sanidad pública, pero su presencia es testimonial"

En este contexto, la logopeda y decana del Colegio de Logopedas de Andalucía, Adela Corrales Guerra, recuerda que "el logopeda es un profesional sanitario absolutamente imprescindible en la sanidad pública aunque, a menudo, sus funciones resulten un tanto desconocidas para la población general, precisamente por la falta de presencia de profesionales en el sistema público de salud". Recalca que "la necesidad de que haya logopedas en todos los centros hospitalarios quedó más que manifiesta durante el período de pandemia, debido a la cantidad de pacientes con secuelas post Covid-19 que requirieron un tratamiento logopédico especializado".

Corrales Guerra lamenta que, "pese de que la Logopedia da una respuesta especializada a importantes problemas de salud en todas las etapas vitales de la población", resulta "alarmante" la falta de presencia de este profesional sanitario en la cartera de especialistas de los servicios públicos de salud. "El hecho de que nuestra presencia en la sanidad pública sea prácticamente testimonial hace imposible atender las altas demandas de la población", denuncia.

Para Corrales, mientras no se llegue a una ratio congruente que permita cubrir las necesidades en esta materia, "las autoridades pertinentes tendrán que asumir la responsabilidad de que muchos pacientes sigan viendo comprometida su calidad de vida, pudiendo llegar a sufrir consecuencias irreparables para su salud e incluso, en algunos casos de más vulnerabilidad, corriendo un riesgo vital muy importante".

En esta línea, reclama "una respuesta eficaz" a este problema por parte de las administraciones públicas, pero también una "reacción" de la ciudadanía para exigir la atención logopédica "como un derecho del propio del paciente". "La lista de espera para el tratamiento de las secuelas post-ictus son enormes, centrándose casi todos los recursos más en la fase aguda que en las fases postaguda y crónica. Sin embargo, para conseguir una recuperación funcional que mejore la autonomía y la calidad de vida de un paciente que ha sufrido un ictus, resulta esencial la intervención logopédica precoz de los trastornos de la comunicación y de la deglución, tratando estas dificultades ya desde las fases agudas y subagudas", explica. "Teniendo en cuenta que los costes del ictus son mayores según aumenta la discapacidad y la dependencia del paciente, la rehabilitación logopédica debería valorarse como una inversión prioritaria y no como un lujo al alcance de unos pocos", añade.

Con todo, desde el Colegio de Logopedas de Andalucía, la decana destaca que, denunciar la escasez de estos profesionales en el sistema público de salud, es una de sus "continuas reivindicaciones". "Una de las continuas reivindicaciones de nuestro Colegio es la de luchar por una sanidad pública de calidad, entendiendo que necesariamente pasa por una mayor presencia de logopedas en los hospitales públicos y en los centros de Atención Primaria y atención especializada. Por ello, no cesamos de reivindicar antes las diferentes instituciones la urgencia de que haya logopedas dentro de los equipos interdisciplinarios, atendiendo adecuadamente a los ciudadanos desde el momento en que ven mermada su capacidad de expresarse o de entender a los demás, por múltiples factores, así como para dotar a las personas con trastornos de la deglución (disfagia orofaríngea) de un tratamiento personalizado que les permita poder deglutir de forma segura y eficaz. Por ello apremia la creación de plazas de Logopedia en los servicios de otorrinolaringología, medicina física y rehabilitación, neurología, cirugía máxilofacial, cuidados intensivos, nutrición, neonatología, pediatría, geriatría y salud mental de todos los hospitales públicos andaluces", reclama. Al mismo tiempo destaca que ello desembocaría en "un importante ahorro sanitario".

"Si sólo nos centráramos en la presencia de logopedas en el SAS para detectar y tratar precozmente los trastornos de la deglución (disfagia orofaríngea), reduciríamos de forma significativa el gasto sanitario, disminuyendo los ingresos hospitalarios por complicaciones a corto plazo (infecciones respiratorias, neumonías y deshidratación, entre otras) y a largo plazo (desnutrición). Por otro lado, también se reduciría el coste de los tratamientos psicoterapéuticos y consumo de psicofármacos para abordar los aspectos emocionales y sociales en el paciente y en la familia derivados de este invalidante trastorno", concluye.

Pese a que medio ha preguntado al SAS sobre la situación actual de este servicio en la sanidad pública, así cómo sobre la existencia de planes de mejora o no sobre la mesa, no ha obtenido respuestas.

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