El hospital de Sevilla que convierte la cirugía pediátrica en una misión de superhéroes
Los niños operados en el Hospital El Tomillar viven su proceso quirúrgico rodeados de un entorno cálido, amigable y de profesionales que se convierten en sus héroes personales
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En un entorno donde la ansiedad y el miedo pueden ser los peores enemigos, el Hospital El Tomillar ha decidido transformar la experiencia quirúrgica de los pequeños pacientes en una verdadera aventura heroica. En lugar de las frías y estériles paredes de un quirófano, los niños son recibidos por un espacio cálido y amigable, donde los protagonistas no son solo los médicos, sino también los superhéroes que los acompañan en su proceso.
La Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) del hospital sevillano ha llevado a cabo una profunda humanización del proceso quirúrgico pediátrico, y lo ha hecho de una manera innovadora: transformando el quirófano en un mundo de fantasía. Los profesionales de la unidad no solo ofrecen atención médica de calidad, sino que se convierten en los guías de una misión que busca aliviar los temores de los pequeños y empoderarlos ante la cirugía.
La transformación comienza desde el mismo momento en que el niño entra en el box pediátrico. Este espacio, antes impersonal, ha sido redecorado con colores cálidos, dibujos amigables y personajes que invitan a la calma. Tomillín y Tomillina, los simpáticos personajes sanitarios creados específicamente para este proyecto, dan la bienvenida a los pequeños pacientes con un gesto de complicidad. Con sus sonrisas y colores suaves, estos personajes se convierten en los primeros aliados en la aventura.
Beatriz Morilla es la artista y responsable de la decoración del espacio, que ha conseguido crear un ambiente único que ofrece tranquilidad a los menores. Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, la artista, natural de Dos Hermanas, está especializada en la animación y diseño 3D con la creación de personajes, entornos y activos que se utilizan en diferentes áreas de la industria audiovisual. Siguiendo esta línea, ha convertido las blancas paredes de hospital en espacios decorados con tonos pastel, árboles divertidos y flores de colores suaves proporcionan un refugio visual que disminuye el estrés y la ansiedad. A medida que los niños se adentran en este espacio, se sienten como si hubieran entrado en un mundo que les pertenece, donde todo está diseñado para hacerlos sentir cómodos y seguros.
Médicos, enfermeros y celadores en acción
Pero no es sólo el espacio lo que hace única esta experiencia. Los profesionales del hospital se han preparado para convertirse en verdaderos héroes a los ojos de los niños. Celadores, anestesistas, enfermeros y otros miembros del equipo no solo asisten al pequeño con profesionalismo, sino que se visten con capas y disfraces de superhéroes, transformándose en los guías de una misión que termina con el niño como "el verdadero héroe" al superar su cirugía.
Cada momento del proceso es vivido como un reto o una prueba que el niño debe superar. Desde el ingreso hasta el regreso a la habitación después de la operación, los pequeños reciben sellos y diplomas que acreditan su valentía. Además, en casos de cirugía de amígdalas, los niños reciben un helado como premio por su coraje, una forma de aliviar el dolor y, al mismo tiempo, celebrar su "victoria".
La importancia de la familia en la misión
En esta operación heroica, las familias también juegan un papel crucial. El hospital ha promovido una flexibilidad en el acompañamiento de los padres, permitiendo que acompañen a sus hijos hasta el quirófano y, en algunos casos, incluso en la recuperación postoperatoria. El proyecto también incluye programas educativos para padres, proporcionándoles información valiosa sobre el cuidado de la salud de sus hijos.
Patricia Barrera, supervisora de la CMA, destaca la importancia de la participación familiar. "Un niño que se siente apoyado por sus padres durante todo el proceso quirúrgico afronta la intervención con mucha más seguridad y menos ansiedad", afirma. La cercanía de los padres, tanto en el momento de la operación como en la recuperación, fortalece la confianza del niño y contribuye a una recuperación más rápida y menos traumática.
Los beneficios de esta iniciativa son evidentes. Los niños que experimentan este proceso humanizado, no sólo se sienten más tranquilos, sino que también cooperan mejor con los profesionales de la salud, lo que facilita el proceso quirúrgico y reduce el uso de sedantes y medicamentos ansiolíticos. Mercedes Echevarría, jefa del servicio, subraya cómo estas intervenciones de humanización tienen un impacto directo en la salud de los niños. "Los pequeños se recuperan más rápido y con menos efectos secundarios, como dolor o ansiedad postoperatoria, gracias a que la experiencia ha sido menos traumática y mucho más positiva", explica.
Por otro lado, el aspecto psicológico también es fundamental. Los niños se sienten empoderados, como si hubieran superado un reto o una misión importante. Este enfoque no solo mejora su experiencia quirúrgica, sino que también contribuye a que los niños enfrenten futuras intervenciones médicas con mayor valentía y menos miedo.
Mercedes Echevarría también menciona que la recuperación más rápida es una de las consecuencias directas de este enfoque integral. "l sentirse más cómodos y seguros, los niños experimentan menos estrés, lo que favorece una curación más rápida y reduce la necesidad de medicamentos para el manejo de la ansiedad o el dolor postquirúrgico", manifiesta.
Año tras año, cerca de mil menores se benefician de este modelo de atención quirúrgica en el Hospital El Tomillar, donde la especialidad de Otorrinolaringología, especialmente en cirugía de amígdalas, es la que tiene más volumen, seguida de Oftalmología y Urología.
Fuentes del centro indican que el plan de humanización del Hospital El Tomillar es "sólo el comienzo de un cambio más amplio" hacia un sistema de atención médica donde la humanización y el cuidado integral son la prioridad. Este proyecto ha demostrado que, incluso en los momentos más difíciles, los niños pueden sentirse seguros, tranquilos y empoderados. Como subraya Inmaculada Vázquez, directora gerente del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, "la hospitalización pediátrica debe ser un proceso donde el niño no solo reciba tratamiento, sino también cariño y comprensión, porque la sanidad debe ser siempre un acto de cuidado humano”.
Además, este modelo de humanización no se limita sólo a los aspectos emocionales o psicológicos, sino que también redunda en la mejora de la calidad asistencial. Al garantizar un ambiente menos estresante y más cooperativo, se optimizan los tiempos de recuperación y la eficacia de los procedimientos médicos.
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