Cuando el humo divide: entre la pérdida de libertad y la salud pública
Anteproyecto de ley antitabaco
El nuevo anteproyecto de ley antitabaco que plantea prohibir fumar en las terrazas de los bares abre el debate en Sevilla entre hosteleros, sanitarios y ciudadanos
Las muertes de mujeres en Sevilla por cáncer de pulmón casi igualan a las de cáncer de mama
En una ciudad donde el café se acompaña con conversación y, muchas veces, con un cigarro entre los dedos, la noticia ha caído como un jarro de agua fría en plena sobremesa de septiembre. El Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de Ley que endurece las restricciones al consumo de tabaco y productos relacionados, con medidas tan sonadas como la prohibición de fumar en terrazas, parques infantiles, estadios deportivos, estaciones de transporte y recintos donde se desarrollen espectáculos públicos.
Es fin de semana, principios de septiembre, con la mayor parte de la ciudadanía ya de vuelta a la rutina tras las vacaciones de verano y entre veladores, cervezas y charlas de siempre, el debate ya ha salido al paso del humo. La calle General Polavieja, epicentro de terrazas y trajín peatonal, sigue oliendo a tabaco a media tarde. También en la céntrica calle Rioja y su famoso pasaje se aprecia ese aroma. Pero tal vez, no por mucho tiempo.
“A mí sería una medida que me afectaría mucho. Siento que se está restando libertad”, dice con sinceridad Antonio Rodríguez, hostelero de la Cafetería Rioja Pasaje, uno de esos bares donde el café y el cigarro se miran de tú a tú desde hace años. “El cliente habitual se lo toma como una tradición. Hay quien viene a por el café para echar mientras su cigarrito”, sostiene.
Hay quien viene a por el café para echar mientras su cigarro y ese café podríamos perderlo"
Desde la Asociación de Hosteleros de Sevilla y Provincia no han tardado en levantar la voz. “Total incomprensión” es su postura oficial. Ven esta prohibición como una medida que tendrá “una eficacia muy limitada” y que, incluso, puede desplazar las reuniones de fumadores a espacios cerrados, como domicilios particulares, “donde la exposición al humo puede ser incluso mayor”.
Otro de los puntos más críticos para el sector es la imposición de funciones de vigilancia sobre los empresarios hosteleros. “El hostelero vela por la viabilidad de su negocio, pero no se le puede exigir que actúe como policía o autoridad legal ante una infracción”, denuncian.
"No hay un umbral seguro"
Mientras tanto, desde los hospitales sevillanos, el humo se analiza en otra clave. No en la del café y la tertulia, sino en la del quirófano, la consulta y el escáner. Fernando Cózar Bernal, cirujano torácico en el Hospital Vithas Sevilla, habla claro: “El tabaquismo es la primera causa del cáncer de pulmón”, afirma rotundo. “Casi el 90% de los nuevos casos se detectan en personas fumadoras. Si conseguimos reducir el número de fumadores con estas medidas, reduciremos el número de diagnósticos. Eso es indiscutible”, añade. Por eso, considera que cualquier medida que contribuya a reducir el número de fumadores “tendrá un impacto directo en la incidencia de esta enfermedad”.
Por las manos del doctor Fernando Cózar Bernal pasan cada semana pacientes con lesiones pulmonares que en muchos casos terminarán confirmando uno de los diagnósticos más temidos: el cáncer de pulmón. “En cuanto entra un paciente en consulta, lo primero que preguntamos, junto a nombre y antecedentes, es si es fumador”, cuenta. La respuesta rara vez es sencilla. “Muchos dicen que ya no fuman, que fuman poco, que apenas dos cigarrillos cuando salen… Pero la verdad es que basta con fumar poco para que ya exista riesgo”, asegura.
Uno de los problemas que detecta el doctor en la consulta es la falsa percepción de seguridad en quienes no se consideran fumadores diarios. “Hay muchos fumadores sociales que creen que fumar poco no es perjudicial. Pero la realidad es que la relación entre tabaco y cáncer no depende tanto de la cantidad como de la exposición en sí. No hay un umbral seguro”, explica.
Incluso los fumadores pasivos, aquellos que no consumen directamente tabaco, pero sí inhalan el humo de quienes lo hacen cerca, están expuestos a riesgos serios. “Personas que trabajaban en bares antes de las restricciones o familiares de fumadores han sido diagnosticados de cáncer de pulmón. Y no fumaban”, recuerda.
Por eso, valora positivamente que el anteproyecto de ley antitabaco incluya una ampliación de espacios sin humo. “Evitar que se fume en terrazas, parques o estadios deportivos, donde conviven menores y no fumadores, es fundamental. No sólo por la salud del fumador, sino por los que están a su alrededor”.
Cózar también aplaude que la norma contemple restricciones para cigarrillos electrónicos y cachimbas, que a menudo se perciben como alternativas “más seguras”. Para él, esto es un error. “Aunque no tengan combustión como el cigarro tradicional, también emiten sustancias nocivas, como hidrocarburos aromáticos o aldehídos, que se inhalan y afectan al pulmón”.
Aunque los cirujanos torácicos no están en la primera línea de las campañas de prevención, Cózar asegura que el mensaje es claro: “hay que dejar de fumar cuanto antes”. Y no sólo por la prevención del cáncer. “Si un paciente necesita cirugía, las complicaciones son menores si no es fumador. Por eso recomendamos dejar el tabaco antes incluso de operarse”.
El doctor Cózar recalca algo importante. Y es que, el riesgo no desaparece de inmediato. “Aunque dejes de fumar, sigues teniendo más riesgo que una persona que nunca ha fumado. Pero a los 15 años sin fumar, el riesgo se iguala. No es inmediato, pero sí posible”, sentencia.
Desde el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, el coordinador de Neumología, Domingo García Aguilar, no duda al calificar las nuevas restricciones del proyecto como “un 10”. El doctor no se anda con rodeos. Expone que el tabaquismo es el principal factor de riesgo en gran parte de las enfermedades respiratorias graves: bronquitis crónica, EPOC, cáncer de pulmón, asma e incluso apnea del sueño. Pero los daños no se limitan al aparato respiratorio. “El tabaco también impacta a nivel cardiovascular, con infartos e ictus, y en otros órganos como la vejiga”, concreta.
Consciente de que el proyecto de ley antitabaco aún está en fase preliminar, García no duda en apoyar su espíritu restrictivo. “La anterior ya fue un gran paso, y todavía nos acordamos de cuando salías de un bar oliendo a humo. Pero hoy, en una terraza, te llega el humo del cigarro del vecino mientras desayunas y todavía no hay nada que lo impida”, denuncia.
Aunque reconoce que los colectivos tradicionalmente más sensibles al humo del tabaco son niños, embarazadas y personas mayores, insiste en que “todos somos vulnerables al tabaquismo pasivo”. “Cada vez vemos más enfermedades respiratorias en pacientes que no fuman, pero conviven con fumadores. Desde cuadros bronquiales hasta descontrol del asma, incluso tumores en algunos casos con predisposición genética”, alerta. La situación es especialmente preocupante en espacios abiertos donde la legislación actual no alcanza. “Las terrazas son zonas de nadie. No hay paredes, pero el humo está presente y afecta”.
Apunta, además, que el impacto del tabaco no es sólo sanitario. “El coste para el sistema de salud es enorme en volumen de ingresos, tratamientos o bajas laborales”, detalla.
Asimismo, indica que, según estudios comparativos con otros países, donde ya se han implementado restricciones similares, el ahorro podría rondar los 200.000 euros anuales por cada medida efectiva. “Y no sólo ahorra el sistema. También lo hace el propio fumador”, recuerda.
Desde el hospital, confirma que cuentan con programas de ayuda para dejar de fumar –basados en tratamiento farmacológico y seguimiento médico– y que en todas las consultas “se ofrece siempre consejo antitabaco”. Los momentos de más afluencia, señala, son después del verano y al inicio del año. “Es cuando más gente se plantea seriamente dejarlo”.
Para García Aguilar, uno de los aspectos más preocupantes es el repunte del consumo de nicotina en jóvenes, especialmente a través de vapeadores. “Se inicia por algo que parece más light, pero muchos terminan fumando cigarrillos tradicionales. Es una trampa”, sostiene.
El vapeo se rebela
Pero no todos comparten el mismo entusiasmo con la medida. Desde ANESVAP, la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales, cargan contra lo que consideran un “error de base”: tratar por igual al cigarro tradicional y al vapeo. “Nos están vendiendo humo”, advierte Ángeles Muntadas-Prim, presidenta de la asociación. “El vapeo ha ayudado a miles de personas a dejar el tabaco. Equiparar las restricciones lo único que hará es empujar a muchos a volver al cigarro o a buscar productos en el mercado ilegal”.
Un hostelero no es un policía que deba garantizar una prohibición"
En países como Reino Unido, Suecia o Nueva Zelanda, el vapeo se ha integrado en las estrategias sanitarias como herramienta de reducción de daño. En España, sin embargo, la nueva normativa ha desatado una campaña de recogida de testimonios y alegaciones para frenar lo que consideran “una criminalización de la herramienta, y no del problema”.
Lejos de la consulta, en la calle, la incertidumbre reina. En la Bodega Góngora, su encargado Ignacio prefiere la prudencia. “De momento vamos a esperar a ver si la ley sale adelante. Si es así, la cumpliremos, pero nosotros no somos policías. Colocaremos cartelería, informaremos, pero el responsable final es el fumador”.
José Ángel Ramos, desde el Restaurante Don Carlos, adopta una postura más conciliadora. “Es verdad que puede afectarnos económicamente, pero también es verdad que es por la salud de todos. Algunas terrazas se llenaron precisamente cuando se prohibió fumar dentro, y ahora se van a ver afectadas. Pero si el beneficio es colectivo, habrá que adaptarse”, reconoce con resignación.
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