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Del quirófano a la cátedra: el camino de la excelencia del doctor Luis Capitán

Ha sido durante siete años decano de Medicina y se despide de la gestión universitaria coronando su carrera con la cátedra de Cirugía de la Universidad de Sevilla tras superar la oposición

El decano de Medicina nuevo catedrático de la Universidad de Sevilla: "Es todo un reconocimiento al final de mi carrera"

Luis Capitán, segundo por la derecha, visiblemente emocionado en el acto que le otorgaba la cátedra de Cirugía de la Universidad de Sevilla / M. G.

Luis Capitán ha sido durante siete años el rostro visible y alma gestora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla. Su reciente jubilación como decano marca el cierre de una etapa larga, intensa y decisiva para la institución. Sin embargo, este cierre viene acompañado de un broche de oro: su nombramiento como catedrático de Cirugía, tras superar la oposición celebrada el pasado viernes. Es, como él mismo dice, “la máxima distinción académica en el ámbito universitario”.

“Una mezcla de felicidad y extrañeza”, así define lo que siente al concluir esta etapa. La felicidad por el reconocimiento académico, y la extrañeza al tener que dejar sus responsabilidades como decano y su actividad asistencial en el Hospital Virgen Macarena, aunque no se desvincula del todo: continuará como catedrático emérito en el Departamento de Cirugía. La vocación docente sigue intacta.

Un testigo del cambio en la medicina

Capitán ha sido testigo privilegiado del crecimiento del sistema sanitario público español, que considera uno de los mejores del mundo, a pesar de los problemas de financiación que lo amenazan. “La cirugía ha alcanzado límites inimaginables hace apenas 20 o 30 años, tanto en capacidad curativa como en seguridad para los pacientes. Eso ha sido posible gracias a los avances tecnológicos y a nuestro sistema de formación de especialistas, que es una de nuestras joyas docentes”, subraya.

Si hay algo que define su trayectoria es la docencia. “He sido muy feliz contribuyendo a la formación de médicos”, afirma con orgullo. Desde el aula universitaria hasta la formación de residentes en el hospital, su vocación ha estado siempre ligada a enseñar, acompañar y formar. “Me siento satisfecho de mi trabajo y profundamente agradecido a mis compañeros, al personal de administración y servicios, y muy especialmente a mis alumnos. Ellos han sido el motor de mi entusiasmo”, confiesa.

Capitán no solo ha enseñado en el grado de Medicina, también en Biomedicina, en másteres de Investigación Médica, Trasplantes y Enfermedad Inflamatoria. Ha tocado todas las teclas de la formación sanitaria.

Decano en tiempos de pandemia

Si hay un momento que marcó su gestión como decano, fue la pandemia. “Fue el mayor reto. Tuvimos que convertirnos en una Facultad digital en cuestión de días. Clases online, exámenes virtuales, formación exprés en nuevas tecnologías... Todo en un clima de sufrimiento, muerte y aislamiento”, recuerda. La ceremonia de graduación online de ese primer año es uno de los momentos que guarda con más emoción.

"He vivido la medicina como una escuela de vida y de muerte"

La transformación digital no se detuvo ahí. Bajo su liderazgo, la Facultad impulsó proyectos pioneros como la creación de un hospital simulado, hoy referente a nivel nacional, integrando inteligencia artificial, realidad virtual, impresión 3D y simulación clínica en la formación médica.

Como responsable de la Unidad de Cirugía Colorrectal, Capitán ha vivido de cerca la presión asistencial que padecen los hospitales. “El cáncer de colon y recto es una auténtica pandemia que requiere recursos constantes. A veces el sistema se agota, pero el trabajo conjunto ha permitido mejorar tanto los tiempos de espera como los resultados clínicos”, señala.

Entre los logros que más valora de su etapa como decano está la obtención del Sello Internacional de Calidad de la Federación Mundial de Educación Médica, un reconocimiento que acredita el alto nivel de enseñanza de la Facultad sevillana y que la sitúa entre las mejores del mundo.

Ética, vocación y humanidad

Para Capitán, ser un buen médico no ha cambiado tanto, aunque sí el contexto. “Hay que tener una ética inquebrantable, una vocación extraordinaria y una formación en valores humanos exquisita”, reflexiona. A las nuevas generaciones les reconoce un gran talento intelectual, pero también lanza un aviso: “Echo en falta más humanidad y compasión. La tecnología no puede sustituir el contacto personal entre médico y paciente”.

De su carrera saca una enseñanza vital: “La medicina es una escuela de vida y de muerte. Aprendes a enfrentarte a ambas cosas. La cirugía te obliga a madurar, a reconocer tus límites y a superarlos con estudio y dedicación”. Para él, es la profesión que puede ofrecer mayor felicidad, “siempre que no se contamine con intereses económicos y se inunde de vocación”.

Pese a cerrar una etapa, Luis Capitán no se desvincula. “Seguiré en la Universidad como Catedrático Emérito, con carga docente pero sin responsabilidades de gestión. Es momento de enseñar sin el peso de dirigir”.

Al preguntarle qué deja tras de sí, es modesto: “Eso lo dirá el tiempo. Pero yo me quedo con un profundo agradecimiento a mi Facultad, a mis alumnos, a mi Hospital. Me han enseñado tanto como yo a ellos”.

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