El camarín de la Virgen de las Aguas, una joya barroca del XVIII

Tesoros de Sevilla al descubierto

Esta construcción, que se distingue por sus tres estancias con decoración de gran interés, fue erigida en una época de gran devoción a la imagen

Iglesia del Salvador: una huella con 2.000 años de historia de Sevilla

La Virgen de las Aguas en su camarín. / Juan Carlos Vázquez

El camarín de la Virgen de las Aguas, ubicado en la Iglesia del Salvador de Sevilla, se erige como una auténtica joya del siglo XVIII y ha sido destacado como una pieza fundamental dentro del itinerario de visita cultural guiada del templo, conocido como Huella de lo Sagrado.

Esta construcción, que se distingue por sus tres estancias con decoración de gran interés, fue erigida en una época de gran devoción a la imagen. Su diseño es anterior a la construcción del retablo, fechándose su realización entre los años 1722 y 1724. El camarín fue concebido por Diego Antonio Díaz y surgió en el siglo XVIII como respuesta al interés de las familias importantes por potenciar determinadas devociones y reforzar su vinculación con las imágenes, según publica la Catedral en su página web.

El camarín de la Virgen de las Aguas del Salvador. / Juan Carlos Vázquez

El cardenal José Solís y Folch de Cardona fue el mecenas de la construcción del camarín, costeando también la pintura mural de la Presentación de la Virgen a San Fernando. El escudo del cardenal se encuentra representado en el frontal de la antesala, coronado con el capelo cardenalicio y flanqueado por dos figuras alegóricas: la Paz y la Libertad.

El oratorio del camarín. / M. G.

El acceso a este conjunto se realiza a través de los postigos laterales del retablo, subiendo por una bella escalera. La caja de esta escalera, realizada en mármol de dos colores, hace las veces de antesala. Las labores de carpintería de puertas, ventanas y contraventanas en este espacio son originales, al igual que la decoración pictórica mural coetánea a la construcción. En las pinturas de los dos paramentos principales de la antesala, destaca una representación de la aparición de la Virgen a San Fernando con una vista anacrónica de la ciudad de Sevilla de fondo.

Detalles artísticos del camarín

Detalle de la pintura. / M. G.

El camarín propiamente dicho es un espacio rectangular cubierto por una bóveda oval con linterna. Está decorado con pinturas murales que incluyen motivos vegetales y atributos marianos, como la torre, la fuente y el pozo. Además, en alusión directa a su advocación como Virgen de las Aguas, se representan elementos marinos como anclas y barcos. La decoración se completa con yeserías policromadas realizadas por Juan de Dios Moreno.

El fabuloso camarín de la Virgen de las Aguas del Salvador. / Juan Carlos Vázquez

La gran protagonista de este espacio es la titular del retablo. La Virgen de las Aguas se encuentra en un panel giratorio, permitiendo su admiración tanto desde el interior de la iglesia como desde el camarín y hacia la calle. La imagen del Niño fue realizada en el siglo XVI.

Detalle de los relieves escultóricos. / M. G.

Enfrentados a la peana de la Virgen, destacan tres altos relieves en formato semicircular que coronan los vanos. Estos relieves, ejecutados por Bartolomé García de Santiago, representan el Nacimiento de la Virgen, la Presentación en el Templo de la Virgen y Los desposorios de María con José.

Perfil de la Virgen de la Aguas. / M. G.

El camarín consta de tres estancias principales: la antesala, el camarín y un pequeño oratorio. Antiguamente, la sala central del camarín se utilizaba para la celebración de actos religiosos. La tradición de girar la peana para exponer la imagen hacia el interior del camarín, permitiendo que presida el espacio, se continúa celebrando cada año el día de la procesión del Corpus Christi que organiza la Catedral.

El rostro de la Virgen de las Aguas. / M. G.

El oratorio, la tercera estancia, es un espacio cuadrado cubierto por una bóveda de arista. Acoge un pequeño retablo creado por el carmonense José de Maestre. En su interior se custodian una pequeña talla de una Dolorosa y un Crucificado, del cual la leyenda refiere que le habló a San Juan de Ávila.

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