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El ilusionado regreso de Mendilibar a San Mamés

José Luis Mendilibar, en un entrenamiento del Sevilla, con la plantilla al fondo.

José Luis Mendilibar, en un entrenamiento del Sevilla, con la plantilla al fondo. / Antonio Pizarro

En octubre de 2005, mientras el Sevilla iniciaba su año de celebraciones por el Centenario cuando la fecha de fundación aún estaba fijada en el 14 de octubre de 1905, José Luis Mendilibar sufrió una de sus mayores decepciones como entrenador. En aquel otoño lejano, cuando el club de Nervión no podía imaginar su torrente de éxitos y plata a raíz del gol de Puerta aquel jueves de Feria de 2006, el técnico de Zaldívar tuvo que resignarse a la realidad del fútbol.

Tras ser fichado como entrenador por el Athletic Club de Bilbao, con lo que eso significa para un vizcaíno, fue destituido tras la jornada novena de Liga por los malos resultados: apenas había cosechado 6 puntos de 27 posibles. Lo sustituyó Javier Clemente y ya no volvería a entrenar a un equipo grande en España hasta la llamada del Sevilla... Ahora regresa a San Mamés subido en una nueva ola de ilusión gracias a su progresión en la Liga, que lo ha colocado como el mejor equipo del mes de abril junto, precisamente, al Athletic y su clasificación para la semifinales de la Europa League.

El reinicio tras su paso por el Athletic

Mendilibar tuvo que retomar su camino de técnico de perfil humilde tras su efímera etapa en el Athletic. Había llegado a San Mamés tras una buena temporada con el Eibar, al que casi asciende a Primera División en la 2004-05. En realidad ya había sido técnico en los escalafones inferiores de la cantera del Athletic, tras su éxito en el Arratia, al que ascendió a Tercera División. Pero aquel frustrante paso por el Athletic Club cortó la progresión soñada de todo vizcaíno.

Mendilibar tuvo que reiniciar su carrera en equipos de un perfil inferior aunque en todos dejó su huella de artesano del oficio de entrenador, de hombre cabal y directo, tanto en su fútbol como en su verbo, dos aspectos siempre admirados en el entorno del fútbol por su autenticidad y su honda llaneza: Valladolid, Osasuna, Levante, de nuevo Eibar con seis prolíficos años hasta su descenso a Segunda, y Alavés... antes de que Monchi lo repescara para enderezar el rumbo de la nave sevillista, que amenazaba con irse a pique.

Aquella eliminatoria copera con el Lanzarote

En el Sevilla ya dejó una huella indeleble cuando a inicios de este siglo se midió en una eliminatoria de la Copa del Rey al Lanzarote de Mendilibar, entonces en Segunda División B y antes de su primera etapa en Ipurua. La forma en que compitió con aquel equipo de Joaquín Caparrós, que estaba creciendo de la mano de Monchi desde su ascenso en 2001, fue aplaudida en Nervión. Luego, la trayectoria de Mendilibar siempre fue mirada de lejos como un entrenador muchas veces elogiado por su forma de concebir este deporte y también por la sinceridad y la autenticidad con la que siempre hablaba ante los medios de comunicación.

Ahora regresa a San Mamés el técnico de Zaldívar con nuevos retos y habiendo ilusionado de nuevo al equipo, al sevillismo y al comité de dirección con la doble posibilidad de luchar por un puesto europeo, impensable hace un mes, cuando cogió al Sevilla a dos puntos del descenso, y por clasificarse para una nueva final de la Europa League, tras la memorable eliminación en cuartos al todopoderoso Manchester United, quizá el máximo favorito de la competición, con permiso de la Juventus, el rival en liza de los nervioneses entre el 11 y el 18 de mayo.

Los últimos triunfos allí, con Emery y Lopetegui

El Sevilla se encuentra ahora a la misma distancia del séptimo, precisamente el Athletic con 47 puntos, que del descenso, donde se ubica el Valencia, decimoctavo con 30. El Sevilla ha alcanzado los 38 puntos equidistantes entre ambas posiciones gracias a los resultados obtenidos con Mendilibar, con dos victorias sobre rivales directos a domicilio, las de Cádiz y Valencia, el empate ante el Celta y la victoria in extremis sobre el Villarreal. Y el gran triunfo sobre el United ha espoleado anímicamente a todo el Sevilla, cuyos últimos triunfos, en Liga o Europa League, en San Mamés, fueron con técnicos vascos, Unai Emery y Julen Lopetegui.

Europa, no obstante, sigue siendo casi una quimera. El Villarreal es el sexto con 48 puntos, 10 más que el Sevilla antes de recibir al Espanyol, y el reto más asequible es la Conference League, que para que la lograra el séptimo clasificado tendría que ganar la final de Copa el Real Madrid al Osasuna. Pero es una nueva ilusión, un nuevo reto.

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