Sevilla - Levante

Contracrónica: Ciclotimia nutricional y atracón de goles

Lopetegui, con su maitre Óliver Torres en un necesario refresco junto a Delaney.

Lopetegui, con su maitre Óliver Torres en un necesario refresco junto a Delaney. / Antonio Pizarro

A la misma hora que la cofradía del Gran Poder, en su histórica misión a los Tres Barrios, anunció que la Centuria Macarena tocaría para el Señor en la Campana, en su procesión de regreso, Óliver Torres abría el gran ágape de mediodía en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Lo hizo con una volea espectacular, precisa y preciosa, en una jugada ensayada. "En los entrenamientos siempre la pido y hoy le dije a Lude (Ludwig Augustinsson) 'pónmela, que la pillo', y así ha sido", confesó ante las cámaras el mediocampista extremeño.

Y vaya si así fue. Tocó la corneta de carga y el Sevilla se desmelenó como un regimiento de caballería al galope. Así abrió un festival que recordó al debut liguero de Jorge Sampaoli (6-4 ante el Espanyol), aunque el Sevilla de Julen Lopetegui no se destapó jamás como aquel Sevilla del argentino.

Fue en una especie de ciclotimia nutricional. El equipo que menos goles se come de la Liga, con sólo tres en contra, encajó tres de un bocado, en un festín con emoción y con VAR. Una maravilla de partido para pagar a los 30.601 aficionados que sufrieron el calor y el ayuno obligado en hora tan gastronómica. A la hora del almuerzo, el reencuentro del sevillismo en un Sánchez-Pizjuán que no acogía un partido desde el 25 de septiembre, precisamente con el Sevilla-Espanyol, hace un mes, fue todo un desayuno. ¿Que la Liga es aburrida? El partido con más goles de toda la temporada. ¿Que Lopetegui invita a la siesta con su unocerismo? Pues atracón de goles para dormila con la barriga bien llena.

El corneta no dejó de soplar su toque de carga. Óliver Torres fue el maitre de Lopetegui en este almuerzo a 30 grados bajo el sol que se nutrió de auténticos golazos. Porque hasta los más flojitos de los tantos sevillistas, el de Rafa Mir o el de Fernando, fueron bellos de ejecución, precisos y cortantes como un cuchillo de trinchar carne asada. ¿Acaso no lo fue la jugada entera del cabezazo de Diego Carlos en el 3-1?

La convidada de Lopetegui y Óliver Torres, con Suso de ayudante de sala para servir los platos calientes, tuvo la deferencia de invitar también al Levante, un Carpanta que llegó a Nervión en la peor sequía goleadora desde 2014, con cuatro partidos sin ver puerta, y marcó tres al equipo que sólo llevaba tres encajados hasta ahora. Coma usted también, buen hombre, que son tiempos de caridad. Y rompan las estadísticas previas a los partidos.

Lo mejor es que Lopetegui, el chef del almuerzo entre cornetas de caballería a la carga, elogió el "buen desempeño colectivo de todo el equipo, tanto ofensiva como defensivamente". Los yerros de Dmitrovic y Diego Carlos no llegaron a atragantamiento. El error es consustancial al fútbol y lo mismo llega con 5-3 que con 1-0. ¿O no?

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