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La decisión sobre el entrenador del Sevilla tras sondeos a Marcelino o Glasner

José Castro y José María del Nido Carrasco, en el estadio de Montjuïc.

José Castro y José María del Nido Carrasco, en el estadio de Montjuïc. / Quique García / Efe

Todavía no hay fumata blanca, usando la jerga vaticana, sobre el candidato electo del Sevilla para el relevo de José Luis Mendilibar. La cúpula ejecutiva del club que forman José Castro, José María del Nido Carrasco y Víctor Orta abandonó ayer Nervión rumbo a Madrid para poder concertar allí diferentes entrevistas con varios candidatos y agentes de distintos entrenadores. Los dos consejeros delegados y el director deportivo se lo toman con relativa calma y hasta hoy, con la comisión de prospección ya en Sevilla, no habrá noticia al respecto sobre quién será el elegido, si nada se tuerce.

Para este martes está previsto que Víctor Orta presente un meticuloso informe al presidente y al vicepresidente con las cualidades de cada uno de los técnicos que conforman la terna de candidatos, después de los distintos sondeos, en el que explique qué espera él de cada uno y quién puede acoplarse mejor a las necesidades del Sevilla. Los dirigentes quieren que sea un hombre con ilusión por entrenar en el Ramón Sánchez-Pijzuán, con verdadera hambre, que no se pare en detalles que supongan trabas para el acuerdo entre las partes, que la voluntad por entrenar a un equipo como el Sevilla se anteponga a otros intereses o exigencias menores y particulares. Y también que genere un mínimo de garantías competitivas.

Marcelino, garantía de competitividad

Con Javi Gracia y Marcelo Gallardo descartados de partida por las prioridades y exigencias de ambos, altísimas en el caso del argentino, el comité de dirección baraja otros nombres que aportan diferentes ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, uno de los contactos se produjo con Marcelino, un técnico de experiencia en clubes de peso como el Villarreal, el Athletic, el Valencia, el Marsella... y con el inconveniente de que se encontraría con la animadversión de buena parte de la afición, que no comprendió sus mensajes después de su efímero paso por Nervión entre el verano y el invierno de la temporada 2011-12.

El asturiano es bravo a la hora de negociar con las directivas. Se las tuvo tiesas con Peter Lim, que lo destituyó nada más empezar la Liga 18-19 pese a que había sido campeón de la Copa ante el Barcelona, precisamente en Sevilla, y lo había clasificado dos años para la Champions. Y del Marsella dimitió por la presión de los ultras a la directiva, que provocó asimismo la dimisión del presidente. Además, quiere una garantía de confianza, un contrato de varios años. Quiere seguridad, lógicamente. En lo positivo, su experiencia y que su sistema de juego podría ser muy válido para la plantilla del Sevilla.

Quique Flores, apuesta por el producto nacional

Un entrenador que también está sin equipo y tiene una vastísima experiencia en vestuarios de alto nivel y situaciones complicadas es Quique Sánchez Flores, a quien no es raro que haya tanteado el Sevilla, que siempre lo tuvo en su órbita, sobre todo en la época en la que Orta era segundo de Monchi. Fue campeón de la Europa League con el Atlético de Madrid hace más de una década. Y hace dos temporadas salvó al Getafe del descenso. Ha entrenado en Inglaterra, en el Watford, y eso le daría cancha ante futbolistas extranjeros.

Oliver Glasner, el español, Sow y Lukébakio

Otro nombre que sería una apuesta totalmente contraria a la de los dos conocidos técnicos españoles es la del austríaco Oliver Glasner, el técnico que hizo campeón de la Europa League en el Ramón Sánchez-Pizjuán al Eintracht de Fráncfort y que también lo hizo bien anteriormente en su paso por el Wolfsburgo. Evidentemente, en su caso juega en contra que no conoce la Liga, que viene de otra cultura totalmente distinta en lo futbolístico... Pero no tendría tanto problema con el idioma. Sabe español y también conoce a varios jugadores de la actual plantilla: Sow era el líder de su centro del campo en el Eintracht que sorprendió hace dos temporadas y también tuvo como rival a Lukébakio, que jugó en el Wolfsburgo precisamente al año siguiente de que Glasner fichara por el club de Fráncfort.

Su sistema, con tres centrales y dos carrileros y un juego muy dinámico, también sería bastante válido para la actual plantilla que tiene el Sevilla. En junio de este año entendió que su ciclo en Fráncfort había acabado y sería más asequible que Marcelino, que dejo el 20 de septiembre el Marsella. Pero sería una apuesta demasiado temeraria. Todos estos aspectos serán valorados.

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