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Sevilla-Tottenham: Las medidas de la ilusión

Jesús Navas firma autógrafos tras el entrenamiento en el estadio de Suwon.

Jesús Navas firma autógrafos tras el entrenamiento en el estadio de Suwon. / SFC

El Sevilla se ha apuntado al Gangnam style, la canción que puso de moda a un coreano entradito en años y carnes que tuvo la deferencia de visitar a la plantilla blanquirroja el pasado jueves. La mercadotecnia extiende sus redes de forma inescrutable y ahí cada uno juega sus bazas. Y la del Sevilla es la de abrir mercados en Asia. Primero en la India, ahora en Corea del Sur. Todo por extender la marca Sevilla. ¿Y qué es el Gangnam style? Pues el estilo de lujerío de coches y bolsos, y pijos de escaparate como el cantante PSY -triplica al Sevilla en número de seguidores de Twitter y lo centuplica en suscriptores de Youtube-, del barrio más rico de Seúl, llamado a la sazón Gangnam (literalmente al sur del río). A lomos del Gangnam style, el Sevilla de Monchi y Lopetegui se mide hoy al Tottenham Hotspur, un partido auspiciado también por LaLiga. La importancia de la visibilidad de las marcas y tal..

En Suwon se han agotado las localidades para asistir in situ a un espectáculo a priori muy atractivo, el de un partido que podria ser de Champions, entre el cuarto de la Liga y el cuarto de la Premier League. La cita es a las 13:00 –siete horas más en Suwon– y podrá seguirse por la televisión oficial del club, pero no por sus canales digitales, que LaLiga también quiere sacar su cachito de la tarta a través de su OTT.

Los algoritmos de la patronal de clubes tendrán sus razones para querer retransmitir en exclusiva de forma digital el partido. Pero lo cierto es que en el sevillismo de a pie, el que ha pasado por las taquillas online para renovar su carné o ha preferido pasar calor para sacarlo en las taquillas del estadio, también el que desafió el jueves los 45 grados de la tórrida tarde sevillana para manifestarse contra la subida de precios del 15% –un 5% más que el galopante IPC–, la medida de la ilusión es muy distinta a la de Asia.

Tanto como que en una época clásica como el estío, en la que el hincha está ansioso por echarse a la boca algún fichaje, el Sevilla de Lopetegui vuelve a ponerse en escena con la principalísima y única novedad de que su formidable pareja de centrales se ha deshecho para siempre y ni siquiera comparecerá uno de sus sustitutos, Marcao. El brasileño no jugará, lo cual quita uno de los alicientes principales de este primer test.

Lamela intenta zafarse de Pablo Pérez en el entrenamiento de ayer. Lamela intenta zafarse de Pablo Pérez en el entrenamiento de ayer.

Lamela intenta zafarse de Pablo Pérez en el entrenamiento de ayer. / SFC

Otro de los alicientes será el reencuentro en los banquillos de los dos entrenadores que se midieron en la final de la Europa League de 2020: Julen Lopetegui de nuevo frente a Antonio Conte. El ex entrenador del Inter ya tuvo su primera prueba de pretemporada el miércoles, cuando venció a una selección de futbolistas coreanos por 6-3, un partido con excesivos goles. El húmedo calor del monzón asiático y la espesura propia del inicio de la pretemporada apuntan a un partido denso, con poco ritmo...

No se puede negar, a 10.400 kilómetros de Suwon, que el primer amistoso de la cuarta temporada de Lopetegui ha despertado relativa ilusión en el sevillismo. Hay cierto tufo a hastío en parte de la afición entre la falta de fichajes, el adiós de Diego Carlos, el inacabable culebrón de Koundé y la realidad de que tres años viendo las mismas caras y el mismo fútbol, si no horadan la paciencia del santo Job, sí cargan las pistolas de los impacientes. El contraste con el no hay billetes en el magnífico y mundialista estadio de Suwon es tremendo.

Es difícil medir la ilusión a esas distancias en las que se está moviendo la cúpula del Sevilla, algunos de cuyos miembros han visto "baratos" los carnés. José María Cruz intentó poner medida a esa ilusión: "El éxito o el fracaso de una campaña se mide por el número de abonados".

Ahí yerra el director general del Sevilla. El sevillista se saca el carné por algo más que ilusión. Porque el fútbol no es un producto de ocio, por mucho que ahora quieran vender entre LaLiga y el propio club la marca Sevilla en el escaparate de oropel del Lejano Oriente, donde el fútbol televisado sí es un producto de ocio listo para ser servido y consumido. La distancia entre una realidad y otra, la del fútbol como hecho social y la del fútbol como producto de ocio, sí se puede medir y va más allá de los 10.400 kilómetros que separan Sevilla de Suwon. Basta con acudir a un partido al Ramón Sánchez-Pizjuán. Si es con el carné, mejor que mejor, por aquello de la identificación total.

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