La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
El Sevilla Fútbol Club volvió a proclamarse campeón del Trofeo Antonio Puerta una vez más. La XIV edición del partido homenaje al trágicamente fallecido canterano nervionense se saldó con victoria sevillista en los penaltis después de que el Al-Qadsiah empatase el encuentro en el último minuto del tiempo añadido. Con el equipo a medio hacer, a nadie se le escapó la diferencia de nivel entre el once titular, que acusaba también varias bajas, y el que terminó sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán compuesto por un amplio número de canteranos.
Matías Almeyda se estrena de esta forma con un sabor agridulce en su nueva casa, que ya lo fue a finales de los 90 como jugador, consciente además de que no podrá recibir refuerzos hasta que no se abra la rampa de salida. Con la operación de Juanlu Sánchez a punto de caramelo, esta vez parece que de forma definitiva, se acerca el momento en el que Antonio Cordón deberá hacer su trabajo para formar una plantilla competente que, como mínimo, no sufra tanto como el pasado año. Las comparaciones son odiosas y, mientras que el cuadro blanquirrojo sufre una crisis casi sin precedentes, se veía las caras con un rival que su menor problema es el dinero.
El duelo, que tuvo más picante de lo que se podría esperar debido a la intensidad del conjunto saudí, también tuvo bastante protagonismo en los banquillos. Con el morbo de volver a ver a Míchel en el Ramón Sánchez-Pizjuán, el madrileño acaparó los focos en tres ocasiones a lo largo del encuentro. Pasado el minuto 50, se formó una tangana cerca de la zona técnica del Al-Qadsiah, y el que fuera entrenador del Sevilla Fútbol Club se acercó para mediar entre sus jugadores y los del conjunto hispalense. Tan sólo unos instantes después, el exjugador del Real Madrid fue el encargado de avisar a Munuera Montero acerca de un problema con un aficionado en la grada, que fue atendido para que el choque pudiera continuar con normalidad. La nota negativa llegó cerca del final del partido, cuando en el 90 el colegiado jiennense expulsó al entrenador debido a sus reiteradas protestas.
Lo ocurrido sobre el césped quedó ahí, y en sala de prensa Míchel no dudó en alabar tanto al Sevilla como a su homólogo Matías Almeyda. El técnico del Al-Qadsiah se deshizo en halagos hacia el argentino, reconociendo que la situación es "difícil, pero Almeyda, al que conozco como rival, como futbolista y entrenador, me parece que ha sido un acierto". El madrileño, que dirigió durante 38 encuentros al combinado nervionense, ha querido mandar un mensaje tranquilizador a la afición sevillista de cara a este curso: "Aunque haya cierta expectación o esceptisimo de qué va a pasar con el Sevilla yo soy muy positivo porque sé que lo va a hacer muy bien. Es un entrenador justo para este momento, muy bueno".
Almeyda no quiso dejar pasar la oportunidad de agradecer públicamente a Míchel sus palabras y recordar una curiosa anécdota entre ambos: "Me he enfrentado a él como jugador y como entrenador. Tengo un gran respeto por el pedazo de jugador que fue y luego por la persona. Tengo un recuerdo hermoso de él. Por el año 93, el Real Madrid hizo una gira por Sudamérica, yo tenia 18 años y jugaba un partido amistoso. Terminó el partido y fui derecho a pedirle su camiseta y la tengo guardada". Aquel encuentro fue la primera edición de la Copa Diario Uno, que enfrentó al conjunto merengue con River Plate. El encuentro se saldó con victoria del cuadro blanco por 1-4.
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