La crónica del Osasuna-Sevilla

Un 'penaltito' derrota a un equipito (2-1)

  • Un máximo castigo de los que se han recomendado no pitar lleva a la lona a un vulgar Sevilla en el primer partido de Liga ante un Osasuna muy combativo

  • Los navarros enseñaron pronto las carencias del equipo de Lopetegui y de Monchi, pero Rafa Mir tardó sólo dos minutos en empatar

  • Así hemos contado el partido

Bono no puede detener el penalti transformado por el joven Aimar Oroz.

Bono no puede detener el penalti transformado por el joven Aimar Oroz. / Jesús Diges | Efe

Bofetada de realidad para el Sevilla en Pamplona. El equipo de Julen Lopetegui, y de Monchi, tiene cero puntos en su casillero clasificatorio después de la primera jornada. Hasta ahí, lógicamente, no hay ningún motivo para que salte ninguna alarma, otra cosa es el concepto, el hecho de llegar a este debut del campeonato como si los tres puntos no tuvieran la misma trascendencia que los que se litiguen en la fecha 38.

Un solo fichaje por mucho que el mercado esté abierto hasta las 23:59 del 1 de septiembre, dentro de tres semanas día arriba, día abajo y, sobre todo, la cuestión inexplicable de no haber hallado aún los sustitutos de dos centrales que se sabían que iban a salir de la plantilla desde el verano anterior, uno, y desde el mercado de invierno, el otro. En fin, cosas que sólo deben conocer los profesionales sus porqués y ante eso siempre el dogma de fe como condición inherente para el resto de los mortales.

Y encima a eso se sumó un penalti sancionado por Carlos del Cerro Grande muy alejado de las instrucciones de su jefe, de ese Medina Cantalejo que parece más sevillista que Ramón Sánchez-Pizjuán, aunque sus amigos se empeñen en negarle ese supuesto beneficio. Que el brazo de Papu Gómez llega a tocar levemente el cuerpo de Moncayola, pues sí, tampoco se puede negar eso, pero ¿para pitar un penalti? Lo sancionó, lo transformó el joven Aimar Oroz y el Sevilla se fue de El Sadar con las orejas gachas, con la sensación de que ha perdido varios puntos, no varios incluso muchos más, en su fortaleza.

Un penaltito, si es que merece siquiera esa consideración, derrotó, por tanto, a un equipito que ya enseñó todas sus debilidades antes de que se cumpliera el primer minuto de juego. Porque el arranque de todo, pese al tremendo e inusual calor en Pamplona, iba a deparar un panorama sombrío, muy negro incluso, para los sevillistas. Con Gudelj y Rekik como remiendos a la tardanza en hallar a los sustitutos de Koundé y Diego Carlos, por mucho que ya haya uno que ha llegado con defectos de fábrica, en el eje de la zaga la primera jugada se encargaría de someter a un juicio supremo a semejante improvisación. 48 segundos se habían contabilizado y Osasuna ya había tenido una triple ocasión de gol, particularmente la de Chimy Ávila aprovechando las facilidades que se concedían por parte del sistema defensivo nervionense.

El susto había sido gordo, pero, afortunadamente para Lopetegui y los suyos, allí no había sucedido nada y todo seguía igual, salvo en lo referente a las sensaciones, por supuesto. El Sevilla partía con un refuerzo en la medular para Fernando, ya que Delaney se quedaba incluso más que el brasileño, Papu Gómez trataba de enganchar y Tecatito Corona y Ocampos se abrían a las bandas para tratar de aprovechar las dejadas o del mediapunta o de Rafa Mir, el elegido para la delantera. En la zaga, sencillamente lo que había, sobre todo por el centro.

Jagoba Arrasate, mientras, sorprendía con el joven Aimar Oroz y todo lo planteaba hacia una presión de pares a los dos centrales para que éstos jamás se sintieran cómodos a la hora de sacar la pelota desde atrás para desgastar a los locales. Gudelj y Rekik trataban de parecerse a Koundé y Diego Carlos, pero no están ni a años luz de los anteriores y el primero que podría corroborarlo era un Fernando que jamás iba a estar a gusto.

Las fotos del Osasuna-Sevilla de Liga Las fotos del Osasuna-Sevilla de Liga

Las fotos del Osasuna-Sevilla de Liga / EFE

La consecuencia de todo es que los sevillistas no se sentían fuertes y reculaban más de la cuenta, lo que le dio a Osasuna mucho espacio por el medio para que pudieran lanzar disparos desde el borde del área con demasiada facilidad. Antes de esos tiros, sin embargo, llegaría el primero de los goles. Rubén Peña se encontró con una autopista por el costado derecho, donde no estaba Ocampos para taparlo, avanzó y lanzó un centro preciso al segundo palo. Gudelj había dudado en si ir a tapar al que venía por el medio o quedarse con el Chimy Ávila. El serbio no hizo finalmente ni una cosa ni la otra y el remate no pudo ser más cómodo para batir a Bono. Como el centro, vaya.

El Sevilla había sufrido un golpe duro que lo podía hacer dudar, pero el equipo de Lopetegui sigue teniendo carácter para reponerse a ese tipo de situaciones. Y más se inyectó con la rapidez con la que empató. Buena jugada de toques, pase profundo de Acuña, maravilloso control y centro del Papu Gómez por la izquierda y un remate anticipándose al primer palo de Rafa Mir de gran ejecución.

Bueno, el susto había pasado y el partido se dirigió a derroteros muy equilibrados, con llegadas para unos y otros y también con claras ocasiones de gol. Por el Sevilla, que es lo que interesa en el análisis por estos lares, las más claras fueron para el Papu y para Delaney. El argentino no aprovechó un taconazo de Tecatito Corona que lo dejó con todo a favor para disparar, pero lo hizo sin mucha convicción y dejó escapar la primera oportunidad clara tras el 1-1; mejor ejecutó Delaney en otra dejada, esta vez del propio Papu Gómez, el danés sí disparó con intención, pero el balón se estrelló con violencia en el poste por dentro y no fue a los pies de ningún sevillista.

Al descanso, pues, se llegaba con todo en el aire, aunque con la sensación, paradójica, de que los forasteros eran mucho mejores en ataque que en defensa, justo lo contrario de lo que había sido habitual en los últimos años, sobre todo en el inmediatamente anterior.

Desde el intermedio ya se iba a parar todo, iba a suceder muy poco, sobre todo por la parte sevillista. Una acción desaprovechada por Rafa Mir por tardar en disparar después de un buen pase de Papu Gómez, un penalti que se anula por un justo fuera de juego previo y un cabezazo inocente de En-Nesyri antes de ese máximo castigo que vio Del Cerro Grande.

Después mil cambios, casi todos ellos horribles por parte de Lopetegui, incluida la ya previsible presencia de Alex Telles como extremo izquierdo para que el único recién llegado no se enterara prácticamente de la película, ni una sola llegada con peligro después del 2-1 y la sensación de que este Sevilla necesita mucho trabajo por parte de los suyos, de Monchi y de Lopetegui, aunque lo que extraña es que esa tarea no se haya visto ya, porque Koundé se fue hace casi dos semanas, Diego Carlos mucho antes y sólo llegó Marcao con un defecto de fábrica. Gudelj y Rekik son los centrales titulares. Osasuna, dos; Sevilla, uno. Un penaltito derrota al que, a día de hoy, es un equipito.

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