El Rafa Mir de la primera temporada...
El murciano, con contrato hasta 2027 y que no desea salir, debe ser un activo aprovechable que eleve el nivel de la devaluada delantera si no viene nadie
El Sunderland, segundo test para el proyecto Almeyda
El verano marcará su ley, está claro. Y no es fácil porque el cartagenero tiene una de las fichas más altas de la plantilla, aunque quizá también por eso pueda estar más cerca de quedarse que de que se acabe optando por otra salida como la de la temporada pasada. El caso es que Rafa Mir está a las órdenes de Matías Almeyda y ha llegado con ganas. De su rendimiento depende su futuro. Tiene dos años más de contrato (hasta 2027) y no se está muy lejos de la realidad si se afirma que a día de hoy es el nueve de más calidad de la plantilla. Otra cosa es su complicada personalidad. El murciano siempre ha evidenciado una facilidad especial para dispersarse, también cayó en desgracia de cara a una parte de la grada y no ha encontrado desde que llegó al Sevilla esa figura importante para un jugador de sus características, que lo mime y que le exija a la vez y que esté siempre encima para que no pare de rendir.
También es una ventaja que no esté ya Víctor Orta, con quien mantuvo un enfrentamiento de auténtica guerra abierta a cuenta de las negociaciones para su cesión al Valencia, una aventura que tampoco salió bien y que se empezó a torcer muy pronto con aquel asunto de la acusación por agresión sexual que pesó sobre él.
Rafa Mir anotó 16 goles en el Sevilla en la campaña 20-21 siendo el máximo goleador de la plantilla
Pero ahora todo puede ser distinto. Rafa Mir ansía parecerse al de su primera temporada en el Sevilla, cuando con Julen Lopetegui en el banquillo fue una verdadera competencia para En-Nesyri. De hecho, aprovechó el peor año del marroquí (dos Covid, la Copa de África, una lesión...) para convertirse en el máximo goleador del Sevilla con 13 tantos en la Liga y 16 en todas las competiciones. De un Sevilla además que acabó cuarto y se clasificó para la Liga de Campeones.
Ésa, la temporada 2020-21, es la referencia a la que quiere agarrarse el que un día fue subcampeón olímpico y máximo goleador de los Juegos de Tokio, un futbolista que llegó a Nervión procedente del Wolverhampton a cambio de 15 millones de euros cuando Monchi decidió –equivocadamente– darle salida a toda costa a Luuk de Jong.
La temporada siguiente, la 2021-22, tampoco fue mala precisamente para Mir. Se podría catalogar como buena para lo que en los dos últimos años han dado los delanteros del Sevilla. Anotó 13 tantos en total, 10 en la Liga, uno en Champions y dos en Copa del Rey jugando la mitad de minutos.
Con una personalidad dispersa, le ha faltado en el Sevilla una figura que lo mime y a la vez le exija
El verdadero calvario para Rafa Mir llegó tras las salidas de Lopetegui primero y de Monchi después. En la 2022-23 anotó 8 goles (6 en la Liga), otra cifra a la que no ha llegado ningún delantero del Sevilla la pasada campaña, para terminar su calvario en la 2023-24, con 3 goles, ya descontento con un club que quiso forzar su salida y que impidió su único deseo, volver al Valencia.
Ahora está de vuelta y, si el Sevilla tiene que pagarle su contrato hasta 2027, sería una soberana tontería no aprovecharlo. Sólo debe limar asperezas con esa parte de la afición que castigaba con protestas esa frialdad que a veces parece apatía dentro del campo.
De momento está trabajando bien y dispuesto a competir con Isaac Romero y Akor Adams a la espera también de lo que suceda con Iheanacho, que parece por detrás suya. Quiere convencer a Almeyda y hay que decir que acabó la temporada marcando con el Valencia ante el Betis. Un jugador que necesita regenerarse... Como todo el Sevilla.
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