Gonzalo Caballero, herido grave, y gran faena de Morenito de Aranda
Séptima corrida de la feria de san isidro
El madrileño sufre una cornada grave en el muslo izquierdo con dos trayectorias, de 20 y 15 cm. El burgalés, quien brilla al natural, corta una oreja. El Capea, desconfiado.
Gonzalo Caballero se cruzaba al pitón contrario ante su primer toro, tercero de la tarde, un ejemplar peligroso cuando Aéreo, bien armado, montado, lo lanzó por los aires tras un derrote seco y terrorífico en el muslo izquierdo. Cayó el diestro. Sangraba de manera fuerte. Le hacieron un torniquete. Las asistencias lo llevaban en volandas camino de la enfermería, pero el madrileño se deshizo de sus banderilleros y puso pie en la arena, con la taleguilla empapada de sangre. Con una serenidad pasmosa quiso torear. Imposible. Pidió la espada. La sangre ya alcanzaba hasta la zapatilla. Con parte del público pidiendo al torero que se marchara a la enfermería, Gonzalo Caballero, épico, sin apenas fuerzas para mantenerse en pie, mató a su oponente de dos pinchazos, estocada y cuatro descabellos. Y con una serenidad pasmosa saludó tras una fuerte ovación y entró por su pie a la enfermería. El diestro, temerario, sin oportunidades, cumplía así en esta única oportunidad de oro que contaba en San Isidro. Todo había sucedido en la segunda corrida de su carrera –la primera fue la de su alternativa, el año pasado en este mismo ruedo–.
En la cara opuesta, el triunfo un Morenito de Aranda que se gustó en una obra de orfebrería cara ante un gran toro de nombre Chocolatero, que saltó en quinto lugar. El burgalés, con un cinqueño de feas hechuras, alto y cuesta arriba, pero que embistió con nobleza y calidad, dibujó preciosas verónicas, que remató con una bella media. La faena, en los medios, fue coreada constantemente con oles. En las afueras, con la derecha, hubo ligazón en una primera serie, saltaron chispas en otra en la que intercaló un cambio de mano y remató con un hondo pase de pecho y hubo una tercera en la que llevó embebido al astado con muletazos profundos. Al natural lo bordó sin espada en varias series en las que brillaron especialmente largos muletazos por bajo. El epílogo no desmereció, con ayudados por alto y un pase del desprecio de cartel. Mató de media estocada y fue premiado con una merecidísima oreja.
A su primero, Morenito lo recibió con una larga cambiada de rodillas a portagayola y toreó muy bien a la verónica. Tras doblarse en un comienzo esperanzador el toro se quedó corto y la faena en un esbozo.
Capea, desconfiado y pésimo con los aceros, abrevió ante el peligroso que abrió plaza entre los pitos del público. Con el manejable cuarto concretó un trasteo insulso y dio un mítin con espada y verduguillo, escuchando dos avisos. Y ante el peligroso sexto, que mató por Gonzalo Caballero, volvió a abreviar entre las protestas del personal.
La moneda de la tarde ofreció sus dos caras, el anverso con un Morenito que acuñó toreo caro y un reverso con la amarga cornada que sufrió el temerario Gonzalo Caballero.
Séptima corrida de la Feria de San Isidro
Ganadería: Corrida de El Ventorrillo, de dispares hechuras y en conjunto con complicaciones; con la excepción de un notable quinto toro, ovacionado en el arrastre.
TOREROS: Pedro Gutiérrez ‘El Capea’, de berenjena y oro. Estocada y tres descabellos (pitos). Estocada y ocho descabellos (pitos tras dos avisos). En el sexto, que mató por Gonzalo Caballero, media y estocada (pitos tras aviso). Jesús Martínez ‘Morenito de Aranda’, de nazareno y oro. Estocada y dos descabellos (saludos tras ovación). Media (oreja). Gonzalo Caballero, de canela y oro. Dos pinchazos, estocada y cuatro descabellos. Herido, pasa por su pie a la enfermería (saludos tras ovación).
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