El arte se sienta a la mesa en No Lugar

NUEVO FORMATO

Nada en No Lugar the Art Company es fruto de la casualidad o el azar. Nada, excepto las sensaciones que provoca en el que visita un espacio que nació de la mano de dos artistas -Cristina Galeote y Álvaro Díaz Fernández- y que hace apenas un mes iniciaba una nueva etapa. En su búsqueda constante por hacer del local -es una galería de arte en la que tienen cabida también la moda o la decoración- un lugar diferente, Cristina y Álvaro han renovado su formato para ofrecer una carta de tapas muy especial y una experiencia gastronómica en la que el arte es un invitado más a la mesa.

Tras la buena acogida de las propuestas gastronómicas del local hermano de No Lugar - Red House Art & Food, en la calle Amor de Dios-, los propietarios de la galería decidieron dar una vuelta de tuerca al concepto para convertir el espacio de Trajano en un lugar donde arte y cocina van de la mano. Tanto, que cada artista que expone -actualmente lo hace el sevillano Manuel Zapata y a él le seguirá el escultor Rafael López-Bosch- participa activamente en la cocina seleccionando un menú a base de platos que pueden ser de la carta del local o no. "Junto a nuestras propuestas habituales, ofrecemos al cliente el Menú del Artista para que se acerque a su forma de entender el arte y también la gastronomía", cuenta Pepe Alzugaray, al frente del equipo de No Lugar. "Probar un vino etiquetado por el artista o llevarse a casa una de las servilletas que diseña para nosotros como obra limitada son otras propuestas", añade.

Además de por sus tapas - ensalada de bacalao, tajine de albóndigas o cuscús con langostinos son algunos ejemplos de una carta mediterránea con algunos guiños a las cocinas hindú y árabe-, la decoración es otro de los motivos para visitar No Lugar en esta nueva etapa. Mesas que en su día usó el Ejército del Aire para fabricar aviones o lámparas elaboradas a partir de los restos de una antigua refinería de gas -no se venden pero sí se realizan réplicas por encargo- conviven en el espacio con vajillas de diferentes épocas y formatos y obras de arte pertenecientes a diferentes disciplinas y escuelas.

No Lugar, concebido como un sitio de tránsito en el que compartir unos instantes, está destinado también a acoger eventos y encuentros encaminados siempre a alimentar el particular universo que soñaron sus creadores.