Los retos del SAS: más especialistas, Atención Primaria y mejores retribuciones

La auditoria anunciada por el presidente de la Junta a todo el sistema de gestión pasa por solucionar los retrasos en poder acceder a la primera consulta y la habilitación de un nuevo modelo profesional

Los fallos en los cribados traspasaron el ámbito político para convertirse en un asunto social

Así es el plan de choque de Andalucía frente a los errores del cribado del cáncer de mama

Juanma Moreno en San Telmo poco antes de mantener una reunión con el Consejo Andaluz de Colegios Médicos. / Julio Muñoz / EFE
Óscar Lezameta

14 de octubre 2025 - 06:01

El pasado miércoles, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, además de confirmar el hecho inédito de la dimisión de una consejera, deslizó su intención de acometer una revisión del sistema del Servicio Andaluz de Salud en su conjunto. “En un sistema tan complejo, es comprensible que haya errores o problemas”, reconoció el jefe del Ejecutivo, para a continuación anunciar que “se va a acometer una renovación profunda de nuestro sistema sanitario. Auditaremos lo que haga falta auditar y cambiaremos todo aquello que detectemos que no funciona en esta estructura organizativa”. Será la primera y tal vez única tarea del responsable de una Consejería crítica que ha saltado por los aires tras la crisis originada por los fallos en el cribado de cáncer de mama en un escándalo que apenas ha comenzado.

El principal error cometido después de que se conociera el alcance del problema, además de unas torpes explicaciones, fue el no considerar la verdadera dimensión del error. Incluso se persistió en ello durante la sesión de control de ese mismo jueves y fue el encuadrarlo únicamente bajo el prisma político cuando hacía días que había saltado a la esfera social y se había extendido por la misma. Los fallos cometidos en la confirmación de casos de cáncer han hecho extenderse las críticas contra un sistema sanitario que en las dos últimas legislaturas amagó varias veces con hacerlo. Ahora sí que los fallos y las protestas por los mismos parecen generalizados en todas partes. Y lo seguirán haciendo.

La auditoría anunciada por Moreno persigue la elaboración de un nuevo modelo de gestión, aunque los pocos meses que quedan antes del fin de esta legislatura, lo hacen imposible. Será una tarea, la única junto con resolver un problema que tardará semanas y que, todas las fuentes consultadas por este periódico señalan que no se limitarán a los cánceres de mama ni al Virgen del Rocío, deberá acometer el nuevo responsable de la Consejería de Salud que se conocerá, según las previsiones del propio Moreno, a lo largo de esta misma semana.

En ocho meses no dará tiempo ni tan siquiera a analizar con la profundidad que requiere, las principales carencias del sistema sanitario andaluz, “el más grande de España y uno de los mayores de Europa” como repite Moreno. Al menos sí se pide un diagnóstico de unas carencias que han sido advertidas por los profesionales sanitarios desde que comenzó la andadura popular en el Gobierno andaluz. Este periódico ha hecho una ronda por los principales representantes de los más de 120.000 trabajadores del SAS. CCOO, UGT, CSIF, SATSE y Sindicato Médico muestran, con sus matices, coincidencias en aspectos que consideran claves a la hora de acometer la reestructuración anunciada.

El primero de ellos es el nuevo modelo de carrera profesional y la actualización de unas bolsas de empleo que lastran el crecimiento de la plantilla. Dicho de otra manera, faltan profesionales en muchas especialidades, desde Pediatría a Salud Mental o, como este periódico denunció esta misma semana con motivo de la crisis de los cribados, Radiología. Si se tiene en cuenta, tal y como apuntaron de una población que Andalucía tiene que hacer frente a envejecimiento, ruralidad y alta mortalidad en comparación con otras comunidades autónomas, la necesidad de actualizar ese catálogo de puestos, es ineludible.

La Atención Primaria es otro de los cuellos de botella al que todavía no se ha encontrado solución alguna. Es cierto que el Pacto Social firmado por la Junta junto a los sindicatos mayoritarios y los empresarios andaluces, incluía que esa “primera puerta de acceso al sistema de salud” iba a disponer de un 25% del Presupuesto de la Consejería, algo que sí se ha cumplido incluso con creces.

La ya ex consejera Rocío Hernández, lo fio todo a la atención telefónica como uno de los métodos para aliviar las listas de espera y es evidente que no han dado resultado. La atención presencial del médico de familia es improbable para menos de una semana y con un especialista es aún peor. También es cierto que las esperas quirúrgicas se han reducido a base de conciertos con los centros privados –que se han hecho siempre–, otro de los aspectos que los representantes de los trabajadores piden que se replanteen de manera inmediata. Su razonamiento es que el sistema no se beneficia de unas inversiones que, como repiten de manera constante desde la Junta son las mayores de su historia. Fruto de la mejora económica, no se traducen en los resultados que se esperaban.

Dentro de este apartado económico, las retribuciones al personal también lograrían evitar la fuga de efectivos a otros países y comunidades autónomas que, como en el caso del País Vasco, pueden llegar a pagar hasta 800 euros más al mes a cada facultativo o médico que se traslade. De hecho, en esta comunidad autónoma, han llegado a rebajar la exigencia del euskera para facilitar la contratación de médicos procedentes de otras regiones e incluso de Latinoamérica.

Cualquiera de estas medidas pasan de manera ineludible –y en eso también hay consenso entre los trabajadores del SAS– por recuperar un diálogo con los sindicatos a través de las mesas sectoriales que la anterior consejera casi eliminó. Se reunió con ellos apenas llegada al cargo. La siguiente reunión tardó meses y los últimos de su mandato se eliminaron de su agenda.

Sea como fuere, apenas queda tiempo en esta legislatura. En ocho meses máximo, es imposible. De cualquier forma, para ser creíble, sí se debería apuntar lo que se pretende hacer con un sistema (SAS) que comenzó a no ser lo que era hace muchos años y que en los últimos apenas se ha hecho nada para paliar una vía de agua que es más evidente que nunca.

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