FERIA Toros en Sevilla en directo | Cayetano, Emilio de Justo y Ginés Marín en la Maestranza

En la noche del 24 de febrero de 1988, la selección jugaba en La Rosada un amistoso, saldado con derrota, ante Checoslovaquia, uno de esos países que ya no existen. El seleccionador, el casi siempre suertudo Miguel Muñoz, estuvo áspero con los medios y en concreto con los reporteros de TVE que se le acercaban. El artífice de la recuperación del equipo nacional tras el horrible Mundial 82 ya entraba en una fase de declive y la recta final con la Eurocopa celebrada en Alemania se la podía haber evitado.

Por entonces todo el deporte (así sucedería con Barcelona 92) en TVE iba por la Segunda Cadena. En la Primera aquella noche se programaba un discreto espacio de Fernando García Tola, Querido Pirulí. El partido malagueño de la selección se emitía (con pocos recursos y con aire desanimado, como la voz de José Ángel de la Casa) por el UHF. Pero en aquella noche además del fútbol se libraba la prueba más decisiva en la carrera de la infortunada Blanca Fernández Ochoa. Teniendo al menos dos canales, los espectadores interesados por los Juegos Olímpicos de Calgary se veían privados de seguir la posible alegría de una medalla de oro por parte de la hermana de Paquito, el de Sapporo. Como el espíritu en RTVE siempre ha sido muy cuadriculado, al final se permitió entre las jugadas de La Rosaleda ofrecer los minutos de aquel slalom gigante con Blanca. La primera manga fue gloriosa (aunque nos quedamos a ciegas del resto de participantes) y en la segunda, avanzado ya el encuentro de fútbol, la audiencia española alcanzó a contemplar la maldita caída de la esquiadora justo cuando tocaba la ansiada medalla con los dedos, en la voz de Matías Prats.

Lo de Blanca era una milagro, de ahí que fuera tan valioso que en Albertville, en el 92, consiguiera el primer metal olímpico de una deportista española. No terminamos de colocar en su lugar a aquella pionera. Era mujer y de una disciplina bien alejada del césped. Que a día de hoy al menos sea reconocida por muchos fue por su fuerza de voluntad.

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