Política
Carlos Navarro Antolín
Guardiola, ante un nuevo atracón de bellotas con cáscara
Betis-Getafe | La crónica
El mejor Betis del curso 25-26 obsequió a su gente con un partidazo para retomar la senda victoriosa en la Liga y consolidar sus aspiraciones de retornar a Europa. El equipo de Manuel Pellegrini goleó 4-0 a un Getafe al que convirtió en uno más de los miles de tiernos peluches que la afición lanzó en el intermedio al terreno de juego de La Cartuja. Sí, el fiero Getafe de Bordalás, el que embarra los partidos bajo una atmósfera patibuliaria, fue un muñequito con el que los verdiblancos juguetearon, se divirtieron e hicieron divertir a sus alborozados aficionados. Fueron cuatro los goles como pudieron ser siete.
Sorprendió esta vez Manuel Pellegrini con ese técnico de mantenimiento llamado Aitor Ruibal ubicado en la izquierda de esa línea mágica de tres donde el Betis suele ubicar su centro de gravedad. Y el catalán, como suele, le devolvió la confianza pronto, con un gol pasado el cuarto de hora que sirvió para domar y enjaular a un Getafe que no pudo ni enseñar los dientes.
Ya había avisado el Betis hasta cuatro veces antes de ese tanto. A los cinco minutos Antony, que volvió a dibujar diagonales desde la derecha en los contragolpes para apoyar al Cucho en el rol de rematador, cruzó una pelota floja que detuvo David Soria; un minuto después, en una pronta recuperación de los verdiblancos, Antony cedió a Fornals, que soltó desde el balcón del área un zapatazo que obligó a lucirse al buen portero getafense; a los nueve minutos, de nuevo el extremo brasileño irrumpió por dentro, pero Aitor Ruibal se metió en fuera de juego cuando pudo forzar, incluso, la tarjeta roja del defensor que lo frenó a la desesperada; y cuatro minutos después, Ángel Ortiz ganó la línea de fondo con la soltura que acostumbra para colgar un centro cargado de veneno que el Cucho no impactó de lleno con su frente.
Sí que pegó un frentazo inapelable Ruibal en la quinta acometida heliopolitana, de nuevo con una parábola preciosa desde la banda, esta vez de Antony. La rosca se fue cerrando y Kiko Femenía sólo pudo ser un espectador más del tanto de Ruibal.
Por supuesto que el Betis no levantó un ápice el pie del acelerador. Su intensidad coincidió con la de Nelson Deossa, cada vez más acoplado al engranaje de Pellegrini. El colombiano cada vez asegura más la pelota y va entrando en el carrusel combinativo del equipo. Sin la pelota también va imponiendo su gran físico en las disputas y todo eso ayudó mucho a que la zaga de cinco defensas azulones que ordenó Pepe Bordalás no saliera de atrás y el Betis, con Marc Roca y Fornals completando la jerarquía en la zona ancha, enjaulara pronto a esa pretendida fiera que comparecía en la noche fría cartujana.
El Betis se soltó con un fútbol dinámico, vertical y de permutas. Antony y Ruibal tan pronto arrancaban por fuera como sorprendían por dentro, Cucho seguía combinando a un lado y otro y Fornals y Deossa se animaban a descolgarse arriba invitados por Marc Roca. Un reloj sincronizado al que Manuel Pellegrini volvió a poner en hora tras la decepción ante el Barcelona y el sinsabor de Vallecas.
Sólo le faltó a la primera mitad que el Betis acertara a convertir alguno de sus contragolpes para irse al intermedio con una ventaja más cómoda en el marcador. Antony desperdició una clara por no querer chutar con su pierna derecha.
Pero esa sensación de haber dejado vivo al Getafe con la que se fueron los béticos a vestuarios se disipó en cuanto el balón volvió a rodar con los mismos 22 protagonistas. Bordalás no consideró que el baño que recibieron los suyos fuera suficiente para cambiar el dibujo o alguna pieza. Y el Betis siguió a lo suyo, juguetear con el peluche.
A los cuatro minutos de la reanudación, Fornals habilitó a Antony por su carril para que el brasileño arrancara su molinillo, se plantara ante David Soria y estrellara la pelota en el palo derecho del portero. Ruibal recibió la pelota y la colocó dentro tras otro rebote en un palo.
A los 52 minutos, el Cucho burló la defensa adelantada con un pase al hueco que dejó a Fornals ante Soria para que el castellonense sacara su tiralíneas y la colara junto al palo. Y a la hora de juego, fue el Cucho quien remachó desde cerca tras un remate en semifallo de Marc Roca.
El divertimento y el colorido prosiguió luego con un gol anulado a Pablo Fornals por fuera de juego y un extraño penalti a Djené que envió fuera Borja Mayoral que sólo sirvieron para que el personal mantuviera su interés en lo mucho que desgranaba un partido fantástico del Betis. Tanto, que muy pronto llegó a convertir al fiero Getafe en un tierno peluche azul.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios