La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez entra en los templos cuando quiere
Cuidado del cabello
La mayoría de los alumnos andaluces vuelve mañana al colegio. Durante las primeras semanas, se trata de un periodo de adaptación tanto para padres como para hijos. Es el momento perfecto para renovar el material escolar, los más pequeños se enfrentan a nuevos retos con compañeros, profesores y unos horarios. Además, vuelven unos seres minúsculos que aparecen todos los años en la misma época. Así que se debe tener en cuenta un protocolo para prevenir que esto ocurra y, sobre todo, si ya habitan en el cabello de los niños, saber qué hacer.
Desde la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) la mitad de los niños con edades comprendidas entre los tres y los doce años, han tenido pediculosis, es decir, han sufrido un ataque de piojos. Así que desde el primer momento, las familias están concienciadas para que los más pequeños no sientan molestias por estos parásitos, ya que se puede contagiar las personas más cercanas.
En primer lugar, si se sospecha de que los más pequeños tienen piojos, se debe pasar una lendrera por la cabeza. Se tiene que examinar el cabello mechón a mechón, para poder arrastrar cualquier posible piojo o liendre que se encuentre a su paso. El cabello tiene que estar húmedo porque los parásitos se desplazan con más lentitud por él. La lendrera que se use es mejor que tenga las puntas hacia arriba. Sobre los hombros se tiene que colocar un paño blanco para que se vean cuando estos caigan.
En el caso de que haya, será necesario aplicar un tratamiento específico. Se debe dar un ligero masaje en el cuello cabelludo y, posteriormente, lavar, aclarar y dejar secar al aire libre. Si se aplica calor sobre el pelo con un secador o una plancha, el tratamiento no resultará efectivo. Cuando se ha secado, se procede a pasar la lendrera de nuevo para retirar los piojos muertos. Este proceso se tiene que repetir cada dos días durante una semana. Se trata de protocolo para acabar con ellos que requiere mucha paciencia, sobre todo, por las liendres que son muy difíciles de quitar porque se quedan pegadas en el cabello. Hacer llegar un aviso al colegio sería la clave para que no se propague tan rápido, y se pueda frenar a tiempo.
Los parásitos ni vuelan ni saltan, pero se desplazan muy rápidamente de un pelo a otro, de hecho, así es como se producen todos los contagios. Al haber una gran concentración de niños, es muy común que esto pase, así que el mejor consejo es revisar el cabello con mucha frecuencia. De hecho, se pueden usar repelentes y cepillar el cabello con la lendrera siempre que sea posible.
Se presentan varios síntomas que harán saltar todas las alarmas. Estos son el picor intenso que está causada por la reacción alérgica que provoca la picadura. En casos más extremos, pueden aparecer llagas que se producen por rascarse en exceso y pueden llegar a infectarse. Por último, encontrar dificultad para dormir porque son mucho más activos durante la noche.
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