La bulla del primer viernes de marzo en Sevilla
Los ritos de las vísperas
Cientos de devotos acuden a San Ildefonso, Santa Genoveva y San Antonio Abad para cumplir con las tradiciones de la jornada
El vía crucis de la Pía Unión deja de ser para minorías
Imágenes de la veneración a Jesús Nazareno en San Antonio Abad
La fotogalería del vía crucis de la Pía Unión en la Casa de Pilatos
La agenda cofradiera del primer fin de semana de marzo
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La cuaresma ya tiene su bulla. Se demostró el pasado puente festivo con los vía crucis del Cachorro, el de las Hermandades con el Cristo de las Almas y hasta con el de Santa Marta, donde no cabía un alfiler para ver de cerca al Cristo de la Caridad. Ni el frío que arrecia estos días cuando se presenta la noche resta un ápice de público ávido de presenciar actos y cultos relacionados con las cofradías. Una masa de personas que también ha marcado este primer viernes de marzo, una jornada de ritos repartidos por toda la ciudad en la que queda más que evidente el ambiente que se vive en las calles y templos a menos de un mes de la Semana Santa.
La bulla de vísperas se condensa en el centro, con iglesias que son de obligada visita este día. Desde bien temprano la de San Ildefonso permanece abierta para que acudan los fieles del Cautivo, una advocación cuya devoción está al margen de cofradías y de las modas que en ellas se crean. Llega gente de toda edad y procedencia. De la capital, pero también de muchos pueblos. Es una cita que se repetirá los otro cuatro viernes de marzo. El penúltimo será la “veneración” (besapié en tiempos prepandémicos) y el último, el vía crucis, que se sumará a los que tengan lugar ese Viernes de Dolores.
En la Casa de Pilatos
Cerca de allí, en la Casa de Pilatos, también se puede contemplar al Cautivo de Medinaceli, que sólo se expone a la veneración de los fieles este día. La casa palacio acoge por la noche uno de los cultos al que hasta hace no mucho acudían “selectas minorías”: el vía crucis de la Pía Unión. El rezo viene antecedido de una misa presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz. Antes de que acabe el oficio religioso, el público congregado para asistir al acto piadoso dista bastante del que se contabilizaba cuando dicho culto quedaba orillado de la agenda de los cofrades. Prueba más que evidente de que este vía crucis se ha convertido en una experiencia más –por usar el lenguaje políticamente correcto y de márketing– de un público dispuesto a consumir cuanto acontezca en cuaresma.
A pocos metros, el Señor de la Salud y Buen Viaje abandona su ventana para recibir de cerca los rezos de los devotos. Este sábado tendrá lugar su vía crucis por la feligresía de San Esteban.
El adiós a Manuel Palomino
El primer viernes de marzo cuenta con nombre propio en las convocatorias –color crema y morado– de la Hermandad del Silencio. Jesús Nazareno baja de su camarín entre un mar de lirios. Estética de años perpetuada por la obra de Manuel Palomino, cuyo funeral abre esta jornada en San Antonio Abad. Su legado priosteril se alza para darle la última despedida. No hay mejor día para irse. Ni mejor forma de recibir el adiós de los suyos.
Y más allá del centro, los barrios. Vía crucis en el Polígono de San Pablo y besos en el Tiro de Línea. El Cautivo pisa el presbiterio de Santa Genoveva. Aquí está la gente de siempre, la de todos los años. Fuera de tendencias y bullas pasajeras. La visita al Cautivo se inserta en el calendario del barrio, con tres fechas señadas por el rojo de la devoción:el Lunes Santo, el primer viernes de marzo y el 24 de septiembre. La vida cabe en esos días.
Las primeras torrijas
Y en todo este trasiego de rezos, visitas y besamanos, en un viernes de vigilía, se pasan verdaderas dificultades para hacerse un hueco en las barras de las cafeterías, porque lo de lograr un velador se deja ya por imposible. Son las primeras torrijas que prueban muchos sevillanos, enfundados aún en ropa de abrigo. El invierno se queda anclado a la cuaresma.
Cuando la noche se echa encima, el Cristo de las Misericordias de Santa Cruz cierra con su vía crucis este primer viernes de marzo de ritos. Y bulla. Mucha bulla.
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