Ignacio Valduérteles
Doctor de la Iglesia y cofrade
Hace solo treinta años y parece que fue ayer cuando Sevilla, para mostrar al mundo su Semana Santa, la más universal de todas, nos puso ante nosotros su mirada. Solo un ojo. No hacía falta más. Francisco Maireles hizo que la miráramos y que nos mirara. Todo a la vez, tan singular como Ella, que ríe y llora, que por la noche está lozana al cruzar el Arco y con las primeras luces del día nos muestra las ojeras del cansancio de toda una noche repartiendo serena Esperanza.
La Macarena ha estado enferma este verano, pero los suyos, los que le llaman con rotundidad la Virgen de la Esperanza, antes que referirse a la Dolorosa con la toponimia del barrio que Ella misma ha hecho universal, la han mimado en el anonimato mismo con que se cubre la cara con el antifaz, sin alaracas de redes sociales ni ruidos que distraigan lo que es importante.
Esta semana el tratamiento de anoxia dicen que nos la ha traído tres meses más joven. Que si hubiera que hacerle la prueba del carbono 14 la Virgen habría rejuvenecido.
Hace treinta años que nos miraba en el fantástico cartel de Maireles y su mirada nos dejaba entonces en silencio. ¿Era un cartel o era una oración pintada? Fuera lo que fuera lo cierto es que durante 24 días la Virgen ha estado a solas, metida en una burbuja, en silencio. Se ha comenzado a curar y lo más importante: se han comenzado a curar algunas heridas del triste verano. Y ha sido por su ausencia. Muchos dirán que aún quedan frentes abiertos y que lo demuestra que por primera vez habrá tres candidatos a hermano mayor. Creo sinceramente que se debería tener altura de miras, dejar en anecdótica la batalla electoral, y sacar conclusiones de su ausencia y del cartel de Paco Maireles. Y mirando a ambos, tras la anoxia, recordar los versos de Caro Romero:
"Igual que ayer permanece. Sale poco de su casa. Mas cuando sale traspasa la muralla y la florece. Tan adornada, parece una novia en el balcón. Su cara y sus manos son del pueblo los aledaños. Siempre alivia desengaños esta moza de San Gil, que dicen que por abril cumple diecinueve años".
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