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Los forenses tumban la versión del asesino de Laura sobre su muerte

Los médicos que hicieron la autopsia a la profesora de inglés consideran "casi imposible" que las tres heridas de arma blanca se las infligiera la propia víctima.

El padre de Laura Cerna, Thomas, en la sala de vistas donde se celebra el juicio contra Antonio Gordillo.
Jorge Muñoz

17 de abril 2012 - 05:03

Los médicos forenses que examinaron las lesiones de Laura Cerna no dejaron lugar a dudas. La versión que ha ofrecido Antonio Gordillo, el presunto asesino de la profesora de inglés, respecto a que la víctima se volvió loca y se infligió ella misma las tres cuchilladas que a la postre fueron la causa de su muerte, no tiene ningún soporte científico.

En la tercera sesión del juicio, que se celebró este lunes en la Audiencia de Sevilla, los dos forenses que hicieron la autopsia al cadáver de Laura confirmaron que es "prácticamente imposible" o casi nula la posibilidad de que las tres heridas inciso-punzantes que tenía en el pecho se las hubiese podido provocar la propia víctima. Los facultativos describieron una a una estas lesiones y explicaron a los miembros del jurado que una de estas tres cuchillas, la que seccionó el pericardio y alcanzó el corazón, tenía incluso una doble trayectoria, lo que significa que tras asestar un primer golpe, sin sacar la hoja, el agresor volvió a introducirla. Esta cuchillada, de una longitud de 3,2 centímetros, era "mortal de necesidad", porque perforó el ventrículo derecho del corazón.

Pero Laura Cerna presentaba otras dos heridas de arma blanca, una de las cuales, según los forenses, pudo serle asestada cuando la víctima se hallaba "tumbada", mientras que la tercera cuchillada también alcanzó el pericardio aunque no lo atravesó.

Cuando el fiscal y los abogados de la acusación preguntaron a los forenses sobre si estas heridas se las podía haber provocado la propia profesora de inglés, como ha sostenido el acusado en su declaración en el juicio, los facultativos fueron contundentes. La probabilidad es "bastante escasa, casi nula", por lo que se puede afirmar con certeza que es "prácticamente imposible" que sean compatibles con una etiología suicida.

Junto a las tres heridas por arma blanca, los forenses explicaron que en el cuerpo de Laura Cerna, cuyo cadáver fue decapitado y le seccionaron un brazo, detectaron una serie de lesiones contusas dispersas por la espalda y la cabeza. Una de estas lesiones está ubicada en la cuenca del ojo derecho y, según los forenses, puede ser compatible con un puñetazo, aunque también indicaron que estas lesiones pueden ser compatibles con que la víctima se hubiera golpeado con el quicio de la puerta.

En cuanto a las heridas del antebrazo las posibilidades se reducen, puesto que las mismas pueden obedecer al hecho de que Laura interpusiera un brazo para defenderse de un golpe de su presunto agresor.

Los forenses aseguraron que en el caso de las heridas inciso-punzantes no se han detectado lesiones de defensa, lo que a juicio de estos profesionales pone de manifiesto que o bien Laura había sufrido en ese momento un trastorno de la consciencia y estaba onnubilada, o bien no vio que le estaban agrediendo porque estaba pendiente en ese momento de otra cosa que le atraía su atención o le atacaron por la espalda.

Los forenses sí que descartaron que la profesora de inglés hubiese sido objeto de una agresión sexual previa a su asesinato, como sostiene la acusación particular que ejercen los padres de la fallecida, que reclaman una condena de 30 años de prisión para Antonio Gordillo.

Antonio del Castillo, padre de Marta del Castillo, y el abuelo de la menor, José Antonio Casanueva, asistieron ayer al juicio para mostrarle su apoyo a los familiares de Laura Cerna.

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