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Un legado de cariño en Neonatología del Hospital de Valme

La innovadora iniciativa 'Historia de Vida' ofrece desde hace dos años un recuerdo tangible de sus primeros días de vida a recién nacidos en situación de desamparo en forma de álbum con fotos y recuerdos

El arte como aliado para humanizar entornos asistenciales

El equipo multidisciplinar de la Unidad de Neonatología del Hospital de Valme, con un ejemplar de estos ábumes de recuerdos. / H. U. V.

Desde la sonrisa de un médico hasta la decoración de una sala, son muchos los factores que influyen en que la estancia de una persona en un hospital sea lo más satisfactoria posible. Más aún si los pacientes son niños. Y, llevado más al extremo, sin son recién nacidos. Así es cómo en el corazón del Hospital Universitario de Valme nace un proyecto innovador y lleno de sensibilidad que ha logrado transformar la experiencia de neonatos en una situación extrema: el desamparo.

Durante los últimos dos años, seis bebés que ingresaron en la Unidad de Neonatología en circunstancias adversas han recibido un regalo muy especial: un álbum personalizado que recoge sus primeros días de vida, con la intención de que, aunque no tengan a sus padres a su lado, puedan sentir que fueron cuidados, atendidos, acompañados, protegidos y queridos por los profesionales del hospital.

Este proyecto, llamado Historia de Vida, es una iniciativa de humanización neonatal que busca ofrecer a estos pequeños un recuerdo tangible de sus primeros días de vida, en un momento en que su historia familiar puede ser incierta o inexistente. La idea surgió de la sensibilidad y compromiso de dos profesionales de la Unidad de Neonatología: la enfermera Nieves Domínguez y la Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) Mila Sánchez. Ambas vieron en la situación de estos bebés una oportunidad para hacer algo más allá de la atención clínica, un acto de cariño y solidaridad que pudiera marcar la diferencia en sus vidas.

La enfermera Nieves y la TCAE Mila, creadoras del proyecto. / H. U. V.

Nieves y Mila observaron cómo muchos padres en la unidad tomaban fotos a sus hijos en diferentes momentos: durmiendo, en el baño, durante la alimentación, creando así un recuerdo visual de sus primeros días. Así es cómo se preguntaron qué pasaría con los bebés que no tenían esa posibilidad, aquellos que estaban en desamparo o en situación de protección.

"Continuamente vemos en la unidad a padres haciendo fotos a sus hijos para un recuerdo de sus primeros días. Están construyendo con fotos el recuerdo de su paso por el hospital, el inicio de su vida. Y nos preguntamos ¿qué ocurre con los niños que no disponen de unos padres a su lado en estos momentos?. ¿Sería posible que tuvieran un pequeño álbum que registrara esos momentos? ¿Podríamos el personal de enfermería hacer algo al respecto? ¿Podríamos contribuir a la elaboración de su historia de vida desde su comienzo?, exponen las artífices de esta innovadora iniciativa.

Un álbum personalizado

Las respuestas fueron sí, y así nació este proyecto que busca ofrecer un inicio de vida lleno de cariño y respeto, incluso en las circunstancias más difíciles. "Hoy día hemos hecho de aquella iniciativa primaria nuestra manera de transmitirle un mensaje de cariño y un legado de recuerdos a esos niños que nacen sin tener las cosas fáciles", subrayan.

Cada álbum es único y personalizado. Incluye fotos de momentos emblemáticos como el baño, la toma del biberón, la primera sonrisa o el sueño, entre otros. Además, se acompaña con objetos significativos, como la pinza del cordón umbilical si ya se le ha desprendido, la huella de su pie en una cartulina, y una carta que explica brevemente el motivo del álbum. Todo ello se presenta con un diseño infantil, decorado con motivos alegres y espacios para guardar objetos personales, creando así un recuerdo que trasciende lo visual y lo emocional.

Detalle de un álbum elaborado por los profesionales de la unidad. / H. U. V.

La población diana de este programa de humanización neonatal la componen los recién nacidos en situación de desamparo, renuncia o retirada por el servicio de Protección de Menores y que ingresan en la Unidad de Neonatología.

Aunque la iniciativa fue ideada y desarrollada por Nieves y Mila, cuenta con el apoyo y colaboración de todo el equipo de la Unidad de Neonatología, incluyendo pediatras. "No sólo proporciona a los neonatos en situación de desamparo un recuerdo tangible de su primer día de vida, sino que también transmite un mensaje de cariño y cuidado que puede perdurar a lo largo de su vida. Nuestro pequeño gesto tiene el poder de marcar la diferencia en su bienestar emocional y psicológico, creando un vínculo simbólico con el inicio de su vida que, de otro modo, podría haber quedado vacío", valoran los pediatras.

La maquinaria se activa cuando los pediatras informan del ingreso de un bebé en situación de renuncia o en desamparo y las profesionales de enfermería y TCAE comienzan a recopilar las imágenes y objetos que formarán parte del álbum. Una vez elaborado, el documento gráfico se entrega al alta a la Unidad de Trabajo Social, que se encarga de transmitirlo al Servicio de Protección de Menores.

Sus principales objetivos son igualar sus oportunidades frente a las de la mayoría de los niños con la presencia de sus padres desde el inicio de sus vidas, proporcionar el apoyo emocional frente a esta carencia, construir un documento gráfico del inicio de la vida como futura fuente de información, transmitir mensajes positivos como que fueron cuidados con cariño y dejaron huella entre los sanitarios que los cuidaron y, en definitiva, aportar en la optimización de la calidad de los servicios a los niños sin padres.

El álbum no sólo es un recuerdo, sino también un mensaje de cariño y un legado de cuidados. La idea es que estos pequeños puedan tener un documento gráfico que les acompañe a lo largo de su vida, ayudándolos a construir su relato personal desde sus primeros días, y transmitiéndoles que, aunque no tuvieron a sus padres en ese momento, fueron atendidos con amor y dedicación.

Este hermoso acto de solidaridad y humanización que está marcando la diferencia en la vida de los recién nacidos en situación de desamparo en el área Sur de la provincia de Sevilla se unen a otros proyectos de humanización que hacen del Hospital de Valme un referente en la atención neonatal, gracias a su compromiso con la condescendencia y la innovación en los cuidados a los recién nacidos, especialmente aquellos que nacen prematuros o en circunstancias difíciles. Bajo la dirección de Juan Diego Carmona, la Unidad de Neonatología, integrada en el servicio de Pediatría, ha desarrollado en los últimos años una serie de programas pioneros que buscan no solo atender las necesidades médicas, sino también promover el vínculo emocional entre los bebés y sus familias.

El enfoque del hospital se basa en los llamados cuidados centrados en el desarrollo y la familia, una filosofía que combina intervenciones médicas y de enfermería con el objetivo de reducir el estrés y el sufrimiento del niño, favorecer su desarrollo neurológico y emocional, y facilitar la participación activa de los padres en el cuidado de sus hijos. Este modelo reconoce que el bienestar del recién nacido está estrechamente ligado a la implicación de la familia, promoviendo un entorno en el que ambos puedan fortalecer su vínculo desde los primeros días.

Desde hace décadas, la Unidad de Neonatología ha sido un referente en la implementación de prácticas innovadoras y humanas en la atención a los prematuros. En esta línea, la labor de este servicio en el Hospital de Valme va mucho más allá del emblemático programa Historia de tu vida. La unidad fue pionera en la práctica de los Cuidados Canguro en los años 90, una técnica que consiste en colocar al bebé en contacto piel con piel con sus padres, en posición vertical y vestido solo con un pañal y un gorrito. Este método, que ha sido científicamente avalado por sus múltiples beneficios, es considerado un complemento esencial a los cuidados tecnológicos tradicionales.

Este método se realiza en un asiento cómodo y reclinable, justo al lado de la incubadora, y puede continuar en casa si los padres así lo desean. Para el bebé prematuro, el contacto piel con piel es casi como estar en el vientre materno: mantiene su temperatura corporal, tranquiliza su corazón, le recuerda el olor del líquido amniótico y facilita el inicio de la lactancia materna. Además, ayuda a regular su respiración, reduce episodios de llanto y favorece un mejor aumento de peso, promoviendo así su desarrollo integral.

Otra de las innovaciones de Valme en la humanización neonatal es la apertura de la zona de hospitalización a los padres durante las 24 horas del día. Este programa busca que los familiares puedan estar en contacto directo con sus hijos desde el primer momento, fortaleciendo el vínculo y reduciendo el miedo y la ansiedad.

Para facilitar esta participación, el hospital ofrece alojamiento y comida a las madres en lo que se ha denominado el Hotel de Madres, un espacio donde pueden descansar y alimentarse sin salir del centro, mientras acompañan a sus hijos en todo momento. Este apoyo ha demostrado que la presencia constante de los padres favorece la lactancia materna y disminuye el estrés tanto del bebé como de la madre.

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