Más menores en urgencias psiquiátricas en Sevilla: "Estamos criando con pantallas, no con abrazos"
Un estudio de Unicef destaca que el 7,4% de los jóvenes españoles presenta riesgo suicida alto
Los hospitales sevillanos ya registran un aumento de crisis emocionales en adolescentes
La familia de Sandra Peña: "El daño que nos han hecho no nos lo van a reparar en la vida"
El 6,5% de los adolescentes y jóvenes de España ha intentado quitarse la vida. El dato, tan contundente como alarmante, procede del último informe sobre el impacto de la tecnología en la vida de los jóvenes, elaborado por Unicef, Red.es y la Universidad de Santiago de Compostela, que también revela que el 7,4% presenta un riesgo suicida elevado.
Las cifras confirman lo que los psiquiatras sevillanos llevan meses percibiendo en sus consultas: un aumento sostenido de las urgencias psiquiátricas en menores de edad y un deterioro preocupante del bienestar emocional infantil y adolescente.
"El incremento es innegable", asegura el doctor Álvaro Moleón, psiquiatra de la Unidad de Hospitalización de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío y director del Instituto Andaluz de Salud Cerebral en Sevilla. "Hay días en los que la mitad de las urgencias psiquiátricas son ya de menores. Vemos chavales de 12 o 13 años con cuadros de ansiedad, depresión o conductas autolesivas. Y cada vez llegan más jóvenes", explica
Psiquiatras consultados por este periódico coinciden en que la situación en la provincia sigue el mismo patrón que a nivel nacional, con un aumento constante de casos desde la pandemia. "Estamos ante una crisis silenciosa que afecta a niños y adolescentes. Y lo más preocupante es que sigue creciendo", resumen.
El informe de Unicef apunta también que el 13,7 % del alumnado presenta síntomas de ansiedad, el 13,1 % de depresión y el 9,1 % somatiza con dolores o malestar físico. Además, en ocho de cada diez hogares se ha detectado algún tipo de conflicto o violencia entre padres e hijos en el último año.
Entre las causas de este deterioro, los especialistas destacan los cambios en los modelos de crianza y la exposición temprana a dispositivos electrónicos. "El problema no es solo sanitario, también es social", señala el doctor Moleón. "Estamos criando con pantallas, no con abrazos. Muchos niños crecen conectados a un dispositivo desde los dos años, pero desconectados del vínculo humano. Eso les deja emocionalmente indefensos", aclara.
Los psiquiatras explican que el uso prolongado de pantallas desde edades tempranas altera el desarrollo emocional y social, y puede favorecer síntomas de ansiedad, baja autoestima o impulsividad. "Hasta los seis años no deberían tener uso diario de dispositivos. Pero la realidad es otra: los móviles se usan para calmar al niño y eso genera dependencia y aislamiento", advierte Moleón.
A este escenario se suma un fenómeno nuevo: el uso de inteligencias artificiales como apoyo psicológico. "El primer uso que muchos hacen hoy de ChatGPT no es educativo, sino emocional", explica el psiquiatra. "Tengo pacientes que me cuentan que pasan horas hablando con la IA sobre sus sentimientos. Pero la inteligencia artificial no tiene empatía ni contexto humano. Puede decirte lo que quieres oír, pero no lo que necesitas escuchar", sostiene el especialista sevillano.
Para los profesionales, este comportamiento refleja una soledad emocional creciente en los jóvenes, que buscan apoyo en la red porque no lo encuentran en su entorno inmediato. "Hay menos tiempo familiar, más exigencia social y una sobreexposición constante a la comparación digital. Todo eso genera una mezcla explosiva de inseguridad y tristeza", señalan desde las unidades de salud mental infantil y juvenil de Sevilla.
Una generación vulnerable
El doctor Moleón resume la situación con una metáfora que repite a menudo en sus charlas. "Les estamos dando un Ferrari a niños que aún no saben montar en bicicleta", señala para referirse a una generación "hiperconectada", con acceso a herramientas tecnológicas poderosas pero sin la madurez emocional necesaria para manejarlas.
Los especialistas insisten en la necesidad de reforzar los recursos de atención temprana, la educación emocional en los colegios y las campañas de prevención del suicidio juvenil. "Cada urgencia psiquiátrica es la punta de un iceberg", advierte Moleón. Detrás de cada caso hay un niño o un adolescente que sufre, y eso no puede seguir viéndose como algo normal", sentencia.
Temas relacionados
No hay comentarios