El problema de las pandillas juveniles violentas resurge cada otoño en Sevilla
El robo y agresión a una joven en el Muelle de las Delicias vuelve a poner de manifiesto el auge de la violencia protagonizada por menores en la capital andaluza
La noche de Halloween del año pasado supuso una verdadera explosión de violencia
La actividad de al menos tres bandas latinas añade una nueva variante al problema
Las fechorías de una pandilla de cinco chicas y un chico, todos ellos menores de edad, en el Muelle de las Delicias durante los últimos fines de semana ha vuelto a generar cierta alarma y preocupación entre los padres de los jóvenes que acuden a divertirse a esta zona del río Guadalquivir. La madrugada del sábado 23 de septiembre, este grupo robó a varias personas de forma violenta. A una de las víctimas, una joven de 21 años, la arrastraron por el suelo, le tiraron de los pelos y la golpearon, llegando a darle incluso un puñetazo. Todo para robarle.
"Sobre las once y media, por la zona de Maquiavelo y el conservatorio, un grupo de cinco niñas y un niño de unos 16 años agredieron a mi novia tratando de atracarla. Cualquier dato me vale, necesito encontrarlos", fue el mensaje que publicó este joven la mañana del sábado en la red social X, antes Twitter. La víctima había llegado al lugar antes que sus amigas y se quedó sola sentada dentro del parque del conservatorio de danza. Allí se le acercó el grupo de menores y le pidieron euros para el autobús. "Ella dijo que no tenía y empezaron a insistir y a insistir mientras la rodeaban. Una de ellas dijo claramente que se lo iba a dar sí o sí y fue entonces cuando empezaron a golpearla, tirarle de los pelos...", continúa el relato que hizo el novio de la joven agredida.
El testimonio se hizo viral en cuestión de horas y suscitó numerosos comentarios de personas que también habían sufrido, o al menos habían visto, la actividad de este grupo de delincuentes juveniles. Al menos ocho denuncias se registraron esa misma noche por hechos similares. Las agresoras fueron detenidas poco después.
El fenómeno de las pandillas vuelve a resucitar una y otra vez cada otoño en Sevilla, con algunas variantes en los últimos años. Esta misma semana hubo otro grupo provocando altercados en la avenida de Miraflores. Lo cierto es que desde hace dos décadas, desde los llamados canis que a principios de los años dos mil asaltaban a jóvenes en zonas de ocio nocturno a bordo de sus ciclomotores, el problema de las agresiones protagonizadas por menores o adolescentes es recurrente en la capital andaluza.
La verdadera explosión de violencia juvenil se vivió durante la noche de Halloween del año pasado. Una pandilla de menores sembró el pánico la noche del 31 de octubre de 2022 en el barrio de Los Remedios, donde los jóvenes se dedicaron a robar a numerosas personas amenazándolas y pinchándolas con armas blancas. La Policía Nacional detuvo a 18 menores y hubo al menos una decena de víctimas de estos robos con violencia, dos de las cuales tuvieron que ser trasladadas al hospital con heridas.
Las detenciones se produjeron sobre las once y media de la noche del lunes 31 de octubre, si bien el grupo llevaba ya operando más de una hora. Los menores asaltaban a otros chicos que se encontraban a su paso en distintas calles de Los Remedios. Terminaron en el campo de la Feria, zona tradicional de botellona, pero antes habían actuado en otras calles del barrio como República Argentina, Asunción, Padre Damián, Virgen de Luján y Virgen de la Antigua.
Los asaltantes iban vestidos de negro, con los rostros cubiertos por pasamontañas, y algunos de ellos llegaron a la zona en patinetes eléctricos. Una vez allí, se dedicaron a robar con machetes, cuchillos y navajas a todos los chicos que se encontraron a su paso. También agredieron a golpes a algunos de ellos. Hubo numerosas llamadas tanto al 091 como al 112. Los asaltantes pretendían sustraer tanto dinero como teléfonos móviles, lo que provocó que numerosos jóvenes salieran corriendo por distintas calles de Los Remedios, algunos asustados y otros tratando de huir para no ser atacados.
Esto generó una gran alarma social, que según la Policía "fue resuelta con la rápida intervención policial", pues los agentes localizaron, identificaron y detuvieron a los asaltantes. Se les intervinieron pasamontañas, cuchillos, machetes, navajas y una careta de plástico, entre otros objetos. Una testigo de uno de estos asaltos relató a este periódico que pensaba que se había tratado de "una broma pesada de Halloween".
Unas horas después, otra pandilla de menores abordó a un joven de 18 años, Jesús Rosado Jiménez, en Palomares del Río. Lo apuñalaron y golpearon hasta la muerte en la puerta de su casa, en uno de los crímenes más absurdos y sin sentido de la historia reciente de Sevilla. La Guardia Civil detendría después a dos personas, un menor de edad y otro mayor, por su presunta participación en los hechos.
Todavía no sería suficiente violencia aquella noche, en la que hubo otros dos heridos más por arma blanca. El padre de una de las víctimas dio una entrevista con este periódico expresando su preocupación y asegurando que su hija tardaría bastante tiempo en volver a salir de noche en Sevilla. La misma sensación de "terror" que aseguró que sentía la joven agredida la semana pasada en el Muelle de las Delicias.
Este lugar no es tampoco una zona nueva de operaciones para las pandillas. En enero, un adolescente de 17 años resultó tras ser agredido en el Muelle de las Delicias. El menor recibió una fuerte patada en la cara cuando se encontraba agachado, en una agresión aparentemente sin motivo por parte de otro joven. La víctima sufrió una fractura de la nariz, de la que tuvo que ser operada, y varios hematomas.
Los hechos ocurrieron pasadas las doce de la noche del 14 de enero cerca del Acuario, donde un grupo de chicos estaba haciendo una botellona. En un momento de la misma, este grupo fue asaltado por una pandilla de jóvenes que comenzaron a increparles. Uno de ellos se comportó de forma muy violenta y decidió propinarle una brutal patada en la cara a uno de los jóvenes que allí se encontraba. El menor quedó inconsciente durante unos minutos y tuvo que ser atendido por una ambulancia.
Ese mismo mes de enero supuso también la eclosión de las bandas latinas en Sevilla, una ciudad en la que hasta entonces habían tenido una escasa presencia. Una agresión de los Crips en el Burger King de la Ronda de Capuchinos acabó con tres detenidos, en lo que supuso la primera operación policial contra estos grupos en la capital andaluza. Desde entonces hasta ahora, se ha detectado actividad de hasta tres bandas, los citados Crips, los Trinitarios y los Bloods.
Este tipo de bandas funcionan por lo que los propios integrantes llaman bloques, que coinciden generalmente con territorios determinados. Es muy habitual que los chicos captados para estos grupos sean miembros de familias desestructuradas o con graves carencias familiares, de ahí que los centros de protección de menores sean un caladero para estas pandillas. En ellas, los adolescentes encuentran un sentimiento de pertenencia y arraigo que no tienen en sus hogares.
La tarde del 4 de enero, tres menores que se encontraban en la puerta del Burger King de la Ronda fueron requeridos por uno de los detenidos, para hablar con ellos. Cuando las víctimas salieron del restaurante, fueron rodeadas por un grupo de jóvenes de entre 14 y 18 años. Todos iban vestidos con ropas oscuras y pasamontañas y obligaron a los adolescentes a dirigirse a una calle cercana para, una vez allí, ponerlos de rodillas. Ya en esta postura, los agresores les propinaron varios guantazos en la cara y les escupieron en repetidas ocasiones, mientras les preguntaban si pertenecían a una banda rival. Todo esto fue grabado con los teléfonos móviles de los agresores y publicado en las redes sociales.
La segunda operación se produjo en mayo y fue contra los Trinitarios, si bien se trató de una redada a nivel nacional que acabó con 40 detenidos y reveló una estructura criminal mucho más organizada y profesionalizada. La Policía Nacional desmanteló la estructura de financiación del grupo, que había defraudado más de 700.000 euros. A los detenidos se les imputaron los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa bancaria, falsificación documental, usurpación de identidad y blanqueo de capitales.
La investigación se desarrolló en Madrid, Sevilla y Guadalajara. Hubo en total 13 registros, en los que se intervino numeroso material informático, instrumentos para la apertura de puertas, ganzúas, candados, dinero en efectivo y literatura relacionada con el grupo. En Sevilla fueron detenidas dos personas y uno de los registros fue en el barrio de San Jerónimo.
Entre los miembros de la organización criminal figuraban dos hackers que realizaban estafas bancarias a través de las técnicas de phishing y smishing. Con los beneficios logrados pagaban las minutas de los abogados de los miembros del grupo en prisión, satisfacían las cuotas de pertenencia a la banda, compraban droga para revenderla, así como también adquirían para sus enfrentamientos con miembros de bandas rivales. Además, compraban cupones de criptodivisas que eran canjeados en la wallet de uno de los miembros que controlaba esa cartera virtual como "caja común" de la organización.
De la tercera banda, los Bloods, la Policía ha detectado bastante actividad no sólo en Sevilla capital sino también en algunos municipios del Aljarafe. Este grupo organiza quedadas para pegarse con otros, en un modus operando muy similar al de los grupos ultras del fútbol. En los últimos meses ha habido incidentes de este tipo en el Parque de la Ranilla, a escasos metros de la Jefatura de la Policía Local. Otros lugares frecuentados por las bandas son el Parque de los Príncipes, las inmediaciones de la antigua discoteca EM en Tablada, los bajos de los puentes de San Juan de Aznalfarache y de Triana, Sevilla Este y la Ronda del Tamarguillo.
Hace dos años se puso de moda la variante de la llamada caza al pijo, una especie de reto viral que consistía en robar y agredir a jóvenes en zonas como Nervión o Los Remedios. El 30 de abril de 2021 se produjo una agresión de este tipo en el parque de la Buhaira, una pelea que se inició por el robo de un altavoz tipo bluetooth. Aquel caso coincidió con otros varios episodios que desataron una gran alarma social, sobre todo en Nervión, donde numerosos padres enviaron un escrito a la comisaría de la Policía Nacional en el distrito denunciando la supuesta caza al pijo. Cuatro de los acusados fueron condenados a penas de dos años y ocho meses de cárcel.
Seis días antes, en el Parque de María Luisa, otro menor de edad resultó herido tras recibir otra brutal paliza por parte de un grupo de jóvenes. La víctima sufrió una fractura en el fémur y tuvo que ser operada en el Hospital Virgen del Rocío. En esta ocasión el motivo fue que el joven intercedió en una pelea entre dos grupos y luego tuvo la mala fortuna de encontrarse con algunos de los participantes en esta riña. Ocurrió a las siete de la tarde de un sábado, el 24 de abril, a plena luz del día. Las redes sociales intensifican la gravedad de estos incidentes. En el caso de la agresión del Parque, uno de los presuntos agresores se hizo un vídeo vanagloriándose de la pelea, lo que le llevó a ser identificado y posteriormente detenido. Ese mismo año hubo agresiones grupales similares en el parque del Guadaíra y en Sevilla Este.
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