"Parecía una calle desierta": los comerciantes de Teodosio denuncian las pérdidas económicas "asombrosas" por las obras de Emasesa

La reapertura parcial alivia el tráfico hacia Torneo, pero los negocios relatan el ruid y suciedad constante, y un aislamiento que "desolaba" la zona

Reabre al tráfico el cruce de Teodosio con Juan Rabadán con salida hacia Torneo

Los comerciantes de Juan Rabadán, tras la reapertura de Teodosio: "Hemos sobrevivido a nueve meses de abandono" / Carolina Rojas

La reapertura al tráfico del cruce de la calle Teodosio con Juan Rabadán, uno de los puntos clave de salida hacia la calle Torneo, ha devuelto algo de vida a una zona que durante nueve meses ha permanecido prácticamente bloqueada. Las obras, iniciadas a finales de febrero para renovar las redes de saneamiento y abastecimiento, han supuesto un alivio hidráulico para el barrio pero un enorme golpe para sus comercios. Los testimonios coinciden: pérdidas económicas, ausencia total de tránsito peatonal, suciedad, ruidos y clientes incapaces de llegar.

En la calle Juan Rabadán, una vía estrecha y habitualmente dinámica por su proximidad a la plaza de San Lorenzo, los negocios han vivido un auténtico calvario. A pesar de que la reapertura parcial del pasado viernes ha vuelto a generar movimiento, los comerciantes ya hablan abiertamente de "meses muy duros" y de una recuperación que será lenta y compleja.

"De tener trabajo a no tener nada"

Marco, propietario del estudio Bonatti House Tattoo, resume el golpe de forma directa: "De tener trabajo de gente que pasaba por la calle a no tener nada. De 100 a 0". El tatuador relata cómo durante meses el tránsito peatonal desapareció por completo, dejando su negocio aislado: "Antes no pasaba nadie. Nada. Y ahora, desde que abrieron el viernes, ya se nota algo más de gente, pero aún queda mucho".

El baño químico de la calle Juan Rabadán desprendía malos olores
El baño químico de la calle Juan Rabadán desprendía malos olores / Carolina Rojas

A la falta de clientes, se sumó un problema que repiten todos los comerciantes consultados: la suciedad. Frente a su local, explica Marco, instalaron un baño químico cuyo vaciado provocaba malos olores. También había maquinaria, contenedores y restos de obra que, según afirma, nunca llegaron a limpiarse adecuadamente.

Tampoco ayudó la situación del aparcamiento: "Imposible aparcar. Muchos clientes llegaban tarde o directamente no podían venir".

Pese a que ahora empieza a verse algo de movimiento, asegura que aún están "en fase de recuperación". Las demás calles continúan parcialmente cortadas y los hábitos de los clientes no se recuperan de un día para otro.

"Ha sido tremendo": nueve meses con los negocios "desolados"

Si la situación fue dura para los pequeños comercios, lo vivido en los bares y restaurantes de Juan Rabadán fue crítico. Ricardo, propietario de la histórica Bodega San Lorenzo, institución centenaria reconocida como 'Establecimiento Tradicional Sevillano', y del restaurante Taplato, lo define sin rodeos: "Ha sido tremendo, tremendo".

La calle Juan Rabadán se convirtió durante meses en el punto de acopio del material de obra: contenedores, aseos portátiles, maquinaria… "Ha sido donde estaba todo el asentamiento del material", explica.

La situación era tan extrema que los transeúntes ni siquiera sabían que sus locales estaban abiertos: "Desde la plaza de San Lorenzo no se veía nada. Tuvimos que poner bombillas y unos palos altos para señalizar que seguíamos abiertos".

En Bodega San Lorenzo tuvieron que poner luces en la terraza para que fueran visibles al público
En Bodega San Lorenzo tuvieron que poner luces en la terraza para que fueran visibles al público / Carolina Rojas

Ricardo cuenta que la bajada de ingresos fue "asombrosa". Las reservas se anulaban, las familias con carritos o personas mayores no podían acceder, y muchos clientes llamaban desde la plaza asegurando que no encontraban forma de acercarse.

La suciedad y el polvo también afectaron al funcionamiento diario: "Los servicios de platos los hemos tenido seis meses con film, del polvo tan tremendo. Ruido sin conocimiento, polvo sin conocimiento".

A pesar de la gravedad de la situación, Ricardo reconoce que el Ayuntamiento trató de intervenir cuando se lo pidieron: "Han intentado mediar en lo que han podido. Tarde, porque la obra ha sido muy duradera, pero han intentado ayudar".

Un barrio que empieza a respirar

Aunque la reapertura del cruce con Teodosio ha devuelto algo de vida y tráfico a la zona, los comerciantes insisten en que el perjuicio ha sido enorme y que la recuperación llevará tiempo. "Obras son obras", aceptan, pero la falta de información, señalización, limpieza y alternativas durante estos meses ha dejado una huella profunda.

Con la promesa municipal de liberar antes de Navidad el tramo de la Campana afectado por el Tranvibús, los vecinos y comerciantes de San Lorenzo confían en no volver a vivir una situación tan prolongada. De momento, el simple hecho de ver gente pasar ya supone un alivio después de casi un año de aislamiento.

Los negocios vuelven a abrir sus puertas, pero el barrio aún recupera el pulso.

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