Sevilla sigue lejos de la barrera de los 700.000 habitantes

Sevilla aún tienecamino que recorrer para volver a ocupar el cuarto puesto como ciudad más poblada de España. La revisión del padrón publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) lo deja claro. La capital andaluza registra este año 689.423 habitantes, mientras que Zaragoza presenta 693.091, lo que la coloca por detrás de Madrid, Barcelona y Valencia. La capital aragonesa se consolida en esta posición ante el lento crecimiento demográfico de la ciudad hispalense.

El crecimiento en el padrón sevillano queda lejos del experimentado por la ciudad maña. Entre 2024 y 2025 el número de habitantes de la capital andaluza creció en 1.935, mientras que en Zaragoza lo hizo en 6.105, tres veces más, lo que evidencia un auge del que carece Sevilla.

Cuestión distinta es el área metropolitana, donde el incremento demográfico sevillano sí es bastante considerable. Destacan en este cinturón que rodea a la capital dos municipios. Por un lado, la imparable Dos Hermanas, con 142.519 habitantes en 2025, tras una incorporación en un año de 2.089, cifra que supera por la mínima a la de la ciudad hispalense.

El otro municipio metropolitano a subrayar es Mairena del Aljarafe, con 48.017 vecinos, tras experimentar un crecimiento anual de 1.109 habitantes.

El precio de la vivienda, la oferta residencial, la movilidad y otras condiciones de vida juegan a favor del gran crecimiento del área metropolitana, mientras que provocan el estancamiento que sufre la capital hispalense frente a otras grandes ciudades españolas.

En términos metropolitanos

Si la comparación entre Sevilla y Zaragoza se hace en términos metropolitanos, la capital andaluza sí gana a la aragonesa, tanto en números totales como en incremento. La ciudad hispalense y su cinturón suman este año 1.976.624 vecinos, mientras que la ciudad maña y el área que la rodea se quedan en 991.991, casi un millón de habitantes de diferencia a favor de la que se denominó en su día la Gran Sevilla.

Eso sí, en cuanto a crecimiento, la distinción no es tanta. El aumento poblacional en un año en la capital andaluza y su área ha sido de 8.878 empadronados y en Zaragoza, de 8.452, registros bastante similares.

Tales cifras, no obstante, quedan muy lejos de las registradas por las ciudades que siguen colocadas en el podio poblacional de país: Madrid, Barcelona y Valencia. En la capital española hay empadronados actualmente 3,5 millones de personas, tras un crecimiento en un año de casi 90.000 habitantes. Su área metropolitana supera ampliamente los siete millones de residentes, con una subida anual de 135.856.

La población de la Ciudad Condal llega a 1.731.649 personas, tras incorporar el último ejercicio casi 30.000. Su cinturón metropolitano también ha crecido de forma considerable, al sumar en un año 84.262 habitantes.

En la Ciudad del Turia, la población baja ya del millón, con 840.792 empadronados y un crecimiento anual de 14.844. Su metrópolis llega ya a los 2.758.633 habitantes, tras incorporar casi 50.000 personas en un año.

Volver al cuarto puesto

Hasta hace poco la cuarta ciudad detrás del podio poblacional era Sevilla, pero dicha posición la ha alcanzado Zaragoza, donde tanto la ciudad como el área metropolitana sigue atrayendo a más personas a vivir que la capital andaluza.

Los distintos gobiernos locales han intentado poner en marcha diversas medidas para incrementar el número de habitantes. Especial mención requiere aquí el impulso dado este mandato a los proyectos de Emvisesa (y sus discutidos precios) en distintos barrios de Sevilla. Un esfuerzo que, sin embargo, no logra uno de los mayores retos que persiguen los últimos regidores, volver a superar la barrera de los 700.000 habitantes que coloquen a la ciudad como la cuarta más poblada de España.

En esta pérdida de posición deben tenerse en cuenta las dos grandes crisis sufridas en lo que va del siglo XXI: la económica de 2008 y la del Covid en 2020. A ello se unen otros condicionantes como la falta de suelo y la inflación de los precios inmobiliarios, que provocan que vivir en Sevilla capital sea un lujo.

En caída desde 2005

Conviene, en este sentido, analizar la trayectoria demográfica de la ciudad tomando como hitos dos periodos: 2005, hace 20 años; y la última década, desde 2015. En 2005, en pleno auge económico, el número de empadronados en la capital andaluza llegaba a los 704.154. Diez años después, dicha cifra se redujo a 693.878. La ciudad había perdido más de 10.000 habitantes en un periodo marcado por la debacle financiera que provocó una sangría de empleo y el cierre de numerosas empresas y negocios. En 2025, el padrón continúa a la baja. Aunque la caída no ha sido tan brutal como en la comparativa temporal anterior y se registran leves aumentos anuales (como el más reciente), no logra remontarse y alcanzar los ansiados 700.000 habitantes. No en vano, en estos últimos diez años el padrón de la ciudad hispalense ha perdido 4.455 integrantes.

Por contra, la capital aragonesa pasó entre 2005 y 2015 de los 647.373 habitantes a los 664.953. La crisis económica apenas influyó en un crecimento moderado que ha seguido manteniéndose estos diez últimos años hasta alcanzar los 693.091 empadronados, cada vez más cerca de los 700.000.

Dos localidades a la cabeza

La diferencia, una vez más, radica en el área metropolitana, que en el caso de Sevilla ha sumado 153.838 personas en 20 años y la de Zaragoza casi 100.000. De nuevo aquí hay que mencionar el caso de Dos Hermanas, uno de los municipios españoles donde el crecimiento demográfico ha sido más exponencial en este primer cuarto de siglo. En 2005 contaba en su padrón con 112.273 habitantes y ahora lo hace con 142.519, es esto, el número de residentes se ha ampliado en más de 30.000 en 20 años.

Tampoco se puede dejar atrás a Mairena del Aljarafe, otra de las localidades de la corona metropolitana que más ha crecido en población. De los 38.770 empadronados de 2015f a los 48.017 de este año, más de 9.000 habitantes en dos décadas, lo que asevera el empuje de la Gran Sevilla, que encuentra en su cinturón las oportunidades de vida que no logra en la capital.