Sevilla FC

Pape Gueye y Bryan Gil, fichajes de rendimiento inmediato... con cautela

Monchi, durante el derbi de filiales, saluda a  una joven aficionada.

Monchi, durante el derbi de filiales, saluda a una joven aficionada. / Juan Carlos Vázquez Osuna (Sevilla)

Una de las razones que esgrimió el Sevilla, usando los canales que tiene a su mano, para explicar por qué rechazó el fichaje de Reine-Adélaïde fue que su estado físico, por su historial de lesiones, no garantizaba algo que apremiaba en la rectificación del mercado de invierno: el rendimiento inmediato. Efectivamente, la situación alarmante del equipo en la clasificación –en la que aún está a cuatro puntos del primer puesto de descenso, cuidado– invitaba a intentar buscar el anhelo del fichaje ideal, del que rinde nada más aterrizar. Un deseo que se convierte en casi quimera en el mercado de invierno, a mitad de curso.

Había razones de sobra para buscar ese rendimiento inmediato porque, además, las carencias de la plantilla del Sevilla no eran de esta temporada, sino que arrastraba varios lastres de campañas anteriores, como un fantasma arrastra sus cadenas. De ahí que la irrupción de Pape Gueye y Bryan Gil, en la primera oportunidad real que han tenido, porque lo del Camp Nou no puede siquiera tenerse en cuenta ante el absentismo total del equipo, le dieron forma a esa quimera, siempre con la cautela con la que hay que tomarse los elogios excesivos al recién llegado, por lo que tiene de riesgo de espejismo o ilusión.

Con todo, hay que convenir que la rectificación que ha realizado el departamento de fútbol que dirige Monchi en enero invita al optimismo. Es imposible negar la influencia positiva que ha tenido Loïc Badé, que se puso a jugar, primero como suplente a los tres días de llegar, y luego como titular indiscutible, recién llegado ante la necesidad que tenía una defensa endémicamente carente de efectivos.

Y también es imposible negar, ni entre los más pesimistas, la influencia positiva que tuvieron Pape Gueye y Bryan Gil en el triunfo sobre el Mallorca, más allá de que el primero fuese el asistente del 1-0 y el segundo el autor del 2-0, dos detalles que suman. Aportaron frescura, velocidad, verticalidad, piernas, juventud, oxígeno. Aire para un Sevilla asfixiado.

La pega de ambos es que ninguno de los dos tiene siquiera opción de compra. Es decir, que su rendimiento inmediato, de continar en la línea mostrada ante el Mallorca, es además efímero, caduco. Regresarán al Marsella y el Tottenham tras la cesión.

Pero este detalle, por la situación económica del Sevilla, no desdice la gestión de Monchi, que se apoyó en Sampaoli. El argentino fue claro sobre Pape Gueye: "Era volante de contención cuando llegué a Marsella, pero cuando lo vi entrenar pensé que era un volante de llegada. Su propio desorden genera apariciones difíciles de contrarrestar. Al estar un año y medio conmigo lo conozco muy bien y sé las posiciones en las que me puede ayudar". Ante el Mallorca lo hizo, como Bryan. Es tiempo de disfrutarlos hasta junio.

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