La joya oculta en la Plaza de España que pocos sevillanos conocen
Bajo la imponente arquitectura de Aníbal González se esconde un espacio monumental coronado por una vidriera de excepcional belleza.
El bar de Nervión que los sevillanos recomiendan por su buen tapeo
La Plaza de España es, sin duda, uno de los espacios más emblemáticos y visitados de Sevilla. Es bien sabido que este majestuoso conjunto fue construido con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, y que el arquitecto que dio forma a su inconfundible diseño fue el gran Aníbal González, figura esencial del regionalismo andaluz.
Los visitantes —sevillanos y turistas por igual— se maravillan ante su espacio central presidido por la fuente, la ría navegable con sus barcas, y la plaza semicircular enmarcada por un imponente edificio central. Este alberga actualmente el Cuartel General del Ejército de Tierra, mientras que sus galerías porticadas conducen a escaleras monumentales y a los dos edificios laterales coronados por torres, que acogen distintos organismos estatales. En una de esas galerías se encuentra también la entrada al Museo Histórico Militar de Sevilla, otro de los puntos más reconocibles del conjunto.
Un tesoro oculto en la Capitanía General
Sin embargo, la Plaza de España guarda un tesoro poco conocido incluso para muchos sevillanos: el Teatro de Capitanía, una auténtica joya arquitectónica e histórica que se encuentra en las dependencias que hoy ocupa la Capitanía General, antiguo Pabellón Español de la Exposición del 29.
En la primera planta de dicho edificio se halla este magnífico teatro, un espacio que en la actualidad acoge conferencias, conciertos y otras actividades organizadas por la Cátedra “General Castaños”.
Vidriera única y una decoración con sello Art Déco
Concebido originalmente como Salón de Actos o Teatro durante la Exposición, el recinto presenta un estilo decorativo que se aparta de los cánones neorrenacentistas que Aníbal González imprimió al conjunto de la Plaza. En su interior destaca una extraordinaria vidriera circular, de gran riqueza cromática, que corona la bóveda del teatro y constituye uno de sus elementos más admirables.
La correspondencia sobre esta obra data de marzo de 1929, dos años después de la dimisión de González, por lo que el teatro se considera una de las últimas obras completadas antes de la inauguración de la Exposición. La decoración pictórica fue realizada por el artista Manuel de la Cuesta Ramos, quien, libre de la tutela del arquitecto, introdujo elementos inspirados en el estilo Art Déco, entonces en plena efervescencia.
El proyecto de la vidriera artística se remonta al 13 de julio de 1927, aunque su instalación definitiva no tuvo lugar hasta abril de 1929. La decoración de la cúpula combina heráldicas de los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón, junto al Toisón de Oro que enmarca el escudo de Felipe V, componiendo un conjunto de notable simbolismo histórico y estético.
El espacio teatral, de planta elipsoidal, cuenta con patio de butacas y anfiteatro, y una capacidad total de unas 600 personas —alrededor de 400 en la parte inferior y 200 en la superior—. Su escenario, enmarcado por un arco carpanel, está decorado con relieves de figuras masculina y femenina en las enjutas, y el tambor que rodea la bóveda presenta una ornamentación en yeso y pintura que acentúa su elegancia y sensación de verticalidad.
Hoy, el Teatro de Capitanía permanece como uno de los rincones más desconocidos y fascinantes de la Plaza de España, testimonio del esplendor arquitectónico y artístico que marcó a la Sevilla de 1929, y que aún hoy continúa sorprendiendo a quien tiene el privilegio de descubrirlo.
Temas relacionados
No hay comentarios